PRÓLOGO

21 1 0
                                    

Respiré y me eché hacia un lado en la colchón y mi vista se centró en el techo blanco. Notaba la mano de Kai acariciar mi vientre, pero no comentaba nada, conociéndole estaría dormitando como siempre que terminábamos de una sesión de sexo.

Había pasado el mejor verano de mi vida. Me dedicaba los días a disfrutar del verano con mis amigas, a finales de Julio, Tess se fue a Nueva York y aunque lloré durante horas habíamos hecho videollamadas todos los días desde entonces. Mi hermano y Hazel se fueron a Columbia unos días después. Astrid se tomó un año sabático y nos quedamos Kai y yo que poco a poco hicimos la mudanza a Chicago.

Los primeros días costaron, él tenía que integrarse en el equipo y apenas pisaba el piso, luego yo hice varios amigos y salía de vez en cuando, incluso tuvimos una pequeña discusión por celos, pero lo aclaramos y prometimos no enfadarnos, él y yo no éramos así siempre habíamos dejado que las cosas fluyeran y así iba a seguir.

—¿Manchas? —hice un ruido para que supiera que estaba despierta —te amo.

Sonreí y cerré los ojos después de corresponder su sentimiento y disfrutando de nosotros porque sin saber cómo mi corazón había jugado conmigo misma y había cambiado un enamoramiento infantil y platónico a uno tan real y verdadero que sería para toda la vida.

JUEGO DEL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora