Capitulo 13: Nunca seré ella.

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Melody tomó los papeles al escuchar la puerta de la casa cerrarse, dando en señal que Simón ya había salido, y ahí fue cuando sus sentimientos explotaron, y la casa se llenó de un frío, doloroso y tenso ambiente. Esperaba que Simón la buscase para hablar, esperaba que Simón intentará "recuperarla" pero al final, cada uno de sus esfuerzos no habían sido más que en vano ¿Por qué? ¿Por qué todo tenía que terminar así? ¿Realmente había un por que? Su mente no paraba de ser invadida por dudas que la hacían sufrir de manera lenta. Mientras veía aquellos papeles firmados mientras sentía sus mejillas humedecerse, poco a poco iba recordando cada esfuerzo que hizo por estar al lado de Simón. Y ella sabía a lo que se enfrentaba, sabía toda la historia de Valeria y Simón, lo sabía mejor que nadie y aún así lo intentó. Intentó pero todo era en vano, no había nada que hiciera que el Simón de antes regresará, Simón, la versión de él de la cual se enamoró.

Tomó la foto que estaba escondida en la mesa de noche, sobre la boda de Simón y Valeria, y vio como Simón siempre la miró con ojos de amor, ojos que ella nunca recibió. Mientras se preguntaba, ¿Cómo era Valeria? No físicamente, su manera de ser. Melody sabía mejor que nadie que lo que realmente amo Simón de Valeria fue su manera de ser, no su físico.

Y es que, al parecer de tanto que había escuchado de ella. Había sido un ser demasiado bueno, nadie, ni una sola persona había llegado a odiarle.

O quizás una, solamente una

Ella misma, y no era un odio en sí a ella, si no era odio a no poder haber tenido el lugar que ella tenía en la vida de Simón.

Con cierto odio, esa foto fue destrozada. Pedazo por pedazo mientras los sollozos ya llenaban la habitación, y cada pedazo rasgado de aquella foto iba cayendo al suelo. Sin causar ni un solo ruido, solo se dejaban escuchar aquellos sollozos ahogados por su parte. Su dolor ahogado.

Simón estaba casi inconsciente sobre la mesa de Thiago. Sollozando en silencio. Y es que la culpa lo estaba consumiendo. ¿Fui un mal esposo? Era la pregunta que siempre tenía, y ahora se sentía todavía peor, la culpa realmente lo consumía. Ama a Melody, pero nunca ataria a alguien para que esté con él. Nunca obligaría a alguien a hacer algo, o eso era lo que le hacía sentir mejor. Pensar que no era capaz de eso, pensar que no estaba obligando a Valeria a vivir. Alzó su mirada y lo primero que se encontró fue un calendario colgando de la pared.

8 días

Murmuró arrugando levemente su nariz y mirando a Thiago.

──¿Debería seguir?─ Murmuró mirando con los ojos llorosos a Thiago y tomando su mano, apretando esta.

──Uhm...Deberías respetar la decisión de Vale, Lo está haciendo por ti y por Rose, mejor disfruta sus últimos días─ Le sonrió acariciando su mano mientras la apretaba levemente, sonriéndole de manera cálida.

──Quisiera que fuera así de fácil, ¿Por qué ambos no podemos ser felices? No quiero que esté a mi lado de manera obligatoria pero. Amaría que pudiera vivir, está llena de luz y alegría que nunca podrá expresar ante todos. Y eso me está matando, me está matando la idea que no pueda hacer lo que más amaba, vivir─ Murmuró siendo cortado al final por un nudo en su garganta mientras se recostaba en su mismo antebrazo, llenando este de lágrimas. Mientras intentaba olvidarse de toda esa gran pesadilla y tormenta que estaba posada en su vida.

Thiago, no podía hacer nada más que mirar con decepción hacia una foto de unos años hacia atrás. Donde estaban juntos, el, Simón, Mar y Vale, siendo felices. Sin pensar en el final que tendrían.

Las palabras de Simón lo apuñalaban poco a poco, porque aunque lo quisiera negar, él también deseaba con toda su alma, alguna clase de milagro o salvación, algo que hiciera que todo terminará bien.

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