Capítulo 15.

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*Narra Hannah*

Abrí los ojos, cómo pude. Elevé ambas manos y las pasé por mi rostro con firmeza; la cabeza me dolía a 100%
Miré a Ellen: aún dormía. Tomé mi teléfono y vi la hora...10:30 AM, me levanté con mucho silencio y bajé las escaleras; la Señora Ritah esperaba abajo con el desayuno en la mesa.
-Bonjour madame Ritah.- saludé con cortesía.
-Buenos días Hannah, ¿dónde está Ellen?- respondió, mirándome con esos ojos azules, los más encantadores que he visto.
-Sigue durmiendo- hablé.
-Esta niña, ya vuelvo- dijo ella. Rápidamente subió las escaleras y ya no la vi más.
Al mirar sobre la mesa, me sorprendió ver unos exquisitos panqueques de arándano, tradicionales.
Moría de ganas por comer uno, pero no son míos ni esta es mi casa; opté por no hacer nada.
-Si...shhh dejame dormir- oí de lejos
-Ya, levántate, Hannah te espera.
-No, alta paja.
-¿Qué?- Ahora paró el diálogo.
Tal vez Ellen se durmió. Por otro lado, oí pasos que se acercaban más y más: era Madame Ritah.
-Ellen es...dormilona. Quizá se te hace tarde.
-Oh, no se preocupe. Ya debo irme. Derek me espera.
Decir "Derek" me da náuceas. Maldito.
-¿Tu noviecillo? Qué bonito.
-No. Mi padrastro.
-Ah, disculpa entonces. Y antes de irte, ¿quieres uno?
De un momento a otro, la señora Ritah tenía panqueques en sus manos, ofreciéndome uno.
Yo obviamente, de inmediato tomé uno: lo llevé lentamente a mi boca, saboreándolo con delicadeza.
Esperen, estos me recuerdan...

*Flashback*

Sentir el exquisito aroma de arándano sobre los panqueques era delicioso. Mi madre me llamó a comer, con una enorme sonrisa en su hermoso rostro.
-Hanny, a desayunar amor- habló Amelie.
-¿Y Teddy también?
-A Teddy también.
Corrí a desayunar de la mano de Teddy. Los panqueques posados sobre la mesa se veían deliciosos; de pronto, comienzo a comer sin sentir lo caliente que estaban.
Sonó el teléfono:
-¿Alô?- dijo Amelie en tono francés.
-¿Roger?¡¿Mi esposo?! No Dios...no.
Mi madre se puso triste, comenzó a llorar.
Tomó mi mano y me comenzó a vestir de negro.
De un momento a otro, ambas estábamos de negro. Aún no me dice por que.

*Fin del Flashback*

Me emocioné. Pero guardé la compostura.
Sonreí y lamí mis dedos llenos de salsa de arándano; tomé mi bolso y me dirigí a la puerta, despidiéndome.
Sonreí y cerré la puerta detrás de mi.
No caminé mucho: diez, quince minutos creo. Al llegar a casa; abrí el cerrojo con mis llaves y entré.
Oí gritos e insultos, y recordé que cada Sábado Derek tomaba con sus amigotes. Mientras ven fútbol.
Subí a la cocina por un vaso de jugo y uvas verdes, otra vez me dirigí a mi cuarto, encontrándome con Derek:
-Hennah, ¿una cervezita?
-Me llamo Hannah, idiota. Además, no soy alcohólica cómo tú.
-¿Me llamaste idiota, malcriada?
-Bastardo.
-¡CALLATE JODIDA ZORRA!
Tras oir eso, cerré la puerta con furia, haciéndo que el sonido de propagara por toda mi habitación: sonando fuertemente.
Prometí no llorar, y no lo hice. El teléfono me salvó la vida: era Ellen.
-¿Aló?
-Hannah, murió Ross. ¿No entiendes? MURIÓ ROSS.
-¿No estás bromeando?
-No bromeo con esas cosas. Lo juro, lo encontraron desnudo en su casa, con el cuello cortado y con un detalle de terciopelo sobre él.
Ellen sollozaba. Tenía miedo.
-Calma Ellen, todo pasará...
-¿Qué? Hannah por Dios, otra víctima más... ¡quiero huir de Paris!-
-No. Tú no te vas. ¿Te calmas? Por ahora llama a Trevor, dícelo.
-Si. ¿Hasta el Lunes?
-El Lunes será.
-Hannah, te cuidas nena.
-También tú. Aurevoir.
Ellen cortó.
Quiero que sea Lunes, ¡Ahora!.
No salí de casa hasta el Domingo.

Terciopelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora