*Narra Hannah*
Abrí los ojos, cómo pude. Elevé ambas manos y las pasé por mi rostro con firmeza; la cabeza me dolía a 100%
Miré a Ellen: aún dormía. Tomé mi teléfono y vi la hora...10:30 AM, me levanté con mucho silencio y bajé las escaleras; la Señora Ritah esperaba abajo con el desayuno en la mesa.
-Bonjour madame Ritah.- saludé con cortesía.
-Buenos días Hannah, ¿dónde está Ellen?- respondió, mirándome con esos ojos azules, los más encantadores que he visto.
-Sigue durmiendo- hablé.
-Esta niña, ya vuelvo- dijo ella. Rápidamente subió las escaleras y ya no la vi más.
Al mirar sobre la mesa, me sorprendió ver unos exquisitos panqueques de arándano, tradicionales.
Moría de ganas por comer uno, pero no son míos ni esta es mi casa; opté por no hacer nada.
-Si...shhh dejame dormir- oí de lejos
-Ya, levántate, Hannah te espera.
-No, alta paja.
-¿Qué?- Ahora paró el diálogo.
Tal vez Ellen se durmió. Por otro lado, oí pasos que se acercaban más y más: era Madame Ritah.
-Ellen es...dormilona. Quizá se te hace tarde.
-Oh, no se preocupe. Ya debo irme. Derek me espera.
Decir "Derek" me da náuceas. Maldito.
-¿Tu noviecillo? Qué bonito.
-No. Mi padrastro.
-Ah, disculpa entonces. Y antes de irte, ¿quieres uno?
De un momento a otro, la señora Ritah tenía panqueques en sus manos, ofreciéndome uno.
Yo obviamente, de inmediato tomé uno: lo llevé lentamente a mi boca, saboreándolo con delicadeza.
Esperen, estos me recuerdan...*Flashback*
Sentir el exquisito aroma de arándano sobre los panqueques era delicioso. Mi madre me llamó a comer, con una enorme sonrisa en su hermoso rostro.
-Hanny, a desayunar amor- habló Amelie.
-¿Y Teddy también?
-A Teddy también.
Corrí a desayunar de la mano de Teddy. Los panqueques posados sobre la mesa se veían deliciosos; de pronto, comienzo a comer sin sentir lo caliente que estaban.
Sonó el teléfono:
-¿Alô?- dijo Amelie en tono francés.
-¿Roger?¡¿Mi esposo?! No Dios...no.
Mi madre se puso triste, comenzó a llorar.
Tomó mi mano y me comenzó a vestir de negro.
De un momento a otro, ambas estábamos de negro. Aún no me dice por que.*Fin del Flashback*
Me emocioné. Pero guardé la compostura.
Sonreí y lamí mis dedos llenos de salsa de arándano; tomé mi bolso y me dirigí a la puerta, despidiéndome.
Sonreí y cerré la puerta detrás de mi.
No caminé mucho: diez, quince minutos creo. Al llegar a casa; abrí el cerrojo con mis llaves y entré.
Oí gritos e insultos, y recordé que cada Sábado Derek tomaba con sus amigotes. Mientras ven fútbol.
Subí a la cocina por un vaso de jugo y uvas verdes, otra vez me dirigí a mi cuarto, encontrándome con Derek:
-Hennah, ¿una cervezita?
-Me llamo Hannah, idiota. Además, no soy alcohólica cómo tú.
-¿Me llamaste idiota, malcriada?
-Bastardo.
-¡CALLATE JODIDA ZORRA!
Tras oir eso, cerré la puerta con furia, haciéndo que el sonido de propagara por toda mi habitación: sonando fuertemente.
Prometí no llorar, y no lo hice. El teléfono me salvó la vida: era Ellen.
-¿Aló?
-Hannah, murió Ross. ¿No entiendes? MURIÓ ROSS.
-¿No estás bromeando?
-No bromeo con esas cosas. Lo juro, lo encontraron desnudo en su casa, con el cuello cortado y con un detalle de terciopelo sobre él.
Ellen sollozaba. Tenía miedo.
-Calma Ellen, todo pasará...
-¿Qué? Hannah por Dios, otra víctima más... ¡quiero huir de Paris!-
-No. Tú no te vas. ¿Te calmas? Por ahora llama a Trevor, dícelo.
-Si. ¿Hasta el Lunes?
-El Lunes será.
-Hannah, te cuidas nena.
-También tú. Aurevoir.
Ellen cortó.
Quiero que sea Lunes, ¡Ahora!.
No salí de casa hasta el Domingo.
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Terciopelo.
HorrorEsta es la extraña historia de Ellen O'connor, una joven de 16 años que vive demasiadas aventuras. La normalidad no durará para siempre, ya que aparece un psicópata...algo extraño. El asesino es más cercano a ellos de lo que parece. La historia se a...