Capítulo 14.

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*Narra Ellen*
Salí corriendo. Jamás dejaría que alguien me tocara, menos John. No.
Bajé las escaleras, intentando encontrar con desesperación a Trevor; las ganas de estallar, de llorar me consumían. Justo al final del pasillo, estaba él.
-¡Trevor!- grité entre lágrimas. El rápidamente me dirigió una mirada, sonriéndo; al verme llorar se le borró la sonrisa.
-Ellen, ¿Qué sucede?- dijo envolviéndome con un cálido abrazo.
-John, John...vámonos ahora- dije en voz baja. Las palabras eran pesadas, cuesta que salgan. La garganta se sentía extraña.
-John...maldito. Vámonos nena- dijo él, tomándome de la mano y buscándo a Crawford y Hannah.
Nos costó mucho encontrarlos, Hannah estaba sobre el sofá, dormida y con su rostro pintado con lapicera.
Crawford estaba en el baño:
-Hey, nos vamos.- dijo Trevor con seguridad.
-¿Qué?¿y eso por qué?- dijo Crawford entre pucheros, los cuales se veían muy sexys.
-John molestó a Ellen, tenía que cagarla- dijo Trevor, furioso.
-Pues vámonos.
Yo ya estaba afuera, con Hannah. Decidí no entrar, quizá John me molestaría de nuevo; la fiesta estaba aún muy prendida, pero cuándo llegaron los chicos: nos fuimos.
Hannah rió todo el camino, sí que estaba borracha. Al llegar a casa, eran las 23:05 PM, yo aliviada, golpeé la puerta:
-Madre, somos nosotros- hablé.
Ritah abrió la puerta, nos miró y dirigió esos ojos al reloj colgado en la pared detrás de ella:
-Es muy temprano. Qué buenos chicos son.
-Si, señora. La fiesta se tornó aburrida y...aquí estamos.- dijo Trevor.
-¿Dónde está mi cerveza?- gruñó Hannah.- Quiero mi cerveza.- habló.
Mi madre la miró extrañada, luego rió:
-Ella sí que tomó...y mucho.- dijo.
-Si madre, ¿podemos pasar?- hablé yo.
-Oh Dios, claro pasen.- tras eso, ella se adentró a la casa, mientras pasamos los demás.
-¡I kissed a girl!- gritó Hannah, quién se había recostado en el sofá.
Ritah me miró extrañada, creo que no sabía qué había dicho Hannah. Trevor y Crawford me miraron al mismo tiempo, ver dos pares de ojos hermosos: unos azules mar y los otros marrones.
Yo me puse nerviosa, Hannah no paraba de cantar y gritar:
-Ellen, ¡I kissed a girl!- gritaba cantando, sin parar.
- Basta Hannah, vamos a dormir- le dije con suavidad.
-Si nenas, les llevaré la cena a la cama- dijo Ritah.
-Madre, no. No tenemos hamb...
-Callate Ellen, madame, yo si. Muero de hambre. ¡Viva la comida!- gritó cómo cabra loca.
Mamá rió, y se fue a la cocina para preparar unos sándwiches; Trevor se levantaba para marcharse, y Crawford también. Ambos se pusieron sus abrigos y se despidieron de mi madre, pero Trevor me besó en la boca, ji.
-Aurevoir- se despidieron al unísono.
Hannah y yo elevamos nuestras manos e hicimos un gesto de despedida.
En otro momento, me di cuenta de algo que me sobresaltó: mi abrigo se quedó en la casa del idiota.
¡Shit!¡Diablos! Perdí el abrigo de papá. Obviamente, no volvería a ir a la casa de John, entonces decidí no contarle a mamá.
-Nenas, los sándwiches están sobre la mesa.
-Señora, usted es genial, ¡auch!- se quejaba Hannah, tomándose la cabeza con una mano.
-Gracias madre, sabes que amo el queso Cotage.
-Amor, te gusta tanto cómo el Gauda- rió, con una pequeña sonrisa.
Como perros callejeros ambrientos, devorámos los sándwiches. Hannah comía cómo loca, sí que le gustó.
-¿Vamos a tu habitación?
-Sí, ya casi es medianoche.
Rápidamente, nos levantamos de la mesa y nos despedimos de Ritah.
-Ellen, ¿se quedará a dormir?- habló ella.
-Si madame. Claro, si usted quiere- dijo Hannah.
Ritah hizo un gesto de ternura, de esos que hace cuándo se pone cursi conmigo.
-Oh linda, claro que sí. Oye, espera...¿esa es una camiseta de "Panic at the disco"?
Ay no, aquí viene mi madre del siglo 21.
-Si, ¿acaso le gusta?- dijo Hannah, sobresaltada.
-No, ¿No es ese grupo de música que te gusta Ellen?
¡Diablos! Ni Hannah sabía que me gusta esa música.
Ahora tendré que confesar.
-Oh...eh...sí. Pero madre, creí que no le contarías a nadie...- dije, sintiendo cómo mis mejillas se tornaban rojas.
-Creí que Hannah lo sabía...perdona hija- habló Ritah.
-Ellen, es genial que te guste, no lo sab...
-Vamos a mi cuarto, Hannah.
Luego de decir eso, subí. Hannah llegó al instante, detrás de mi.
Le dirigí una mirada nerviosa, ella de inmediato quizo saber qué pasaba.
-¿Sucede algo?.
-Me ha llegado un mensaje.
-¿De quién es?
-Número desconocido.
-¿Y qué dice?
-Deja de preguntar y léelo.
Hannah tomó mi teléfono y lo leyó:
"Hola hermosa, gracias por lo de hoy"
-¿Gracias por lo de hoy?- Hannah citó lo del texto.
-Debe ser de John. Él me besó en la fiesta- dije con un susurro.
-¡¿Te besó?!- gritó.
-Shhh, baja la voz. Mamá te puede oír.
-Oh, lo siento.
-¿Llamaste a tu casa?
-¿Para qué? A Derek no le importo- sentí cómo Hannah se incomodaba, bajó la cabeza y elevó los hombros. Ellen, metiste la pata.
-¿Derek?- me sorprendí.
-Mi padrastro, ese alcóholico bastardo que le grita a mi madre.
-Eso es terrible. Hannah, sé lo que es crecer sin un padre, quiero que sepas que tienes mi apoyo- le sonreí con ternura. Traté de arreglar lo que hice.
Según lo que me contó Hannah, su madre se llama Amelie, y su padrastro Derek. Él no trabaja, entonces eso lo debe hacer Amelie, él se enoja si no está lista la comida o cualquier otra estupidez: por eso le grita o llega ebrio. Lo bueno es que no la golpea, gracias a Dios.
Amelie es una mujer bastante curvilínea, de hermoso cuerpo y ojos verdes. Tenía pecas, se le veían tiernas; su cabello era negro, negro y onduladamente hermoso. Casi como la noche.
-Gracias Ellen. Por ahora, haces suficiente.- Hannah me abrazó, y creo que comenzó a llorar, pues su respiración se tornó acelerada. No me atreví a preguntarle.
Esa noche, Hannah durmió en mi cama y yo en un sofá-cama que estaba en el ático.

Terciopelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora