Capítulo 19.

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-La...la llamada se cortó.- habló suave Hannah.
-¿Qué?¿cómo es eso posible?- dije mientras curaba la herida de Hannah.
Pude terminar antes que llegara Trevor, por eso Hannah se puso de pie, y nos encaminamos hacia el pasillo.
-¡Trevor!- comenzé a gritar, esperando que alguien me respondiera.
-¡Ellen!- gritaron de vuelta.
Esperen, ¿habían dicho mi nombre?
-¡Aquí estamos, necesitamos ayuda!- grité otra vez.
-¡Nena, voy para allá!
¿ese fue Trevor?
Seguimos caminando por el oscuro pasillo, alumbrado por la tenue luz de mi teléfono. Todo era tenebroso, y demasiado.
Obviamente el horror y la pesadilla no termina aquí, no. Hannah y yo ibamos en dirección contraria, hacia dónde estaban Trevor y Crawford, y oímos un sonido extraño. Optamos por quedarnos en silencio; Hannah me miraba, con ojos llenos de miedo y debilidad, sin mencionar su cuerpo lleno de sangre.
-Sonó cómo un quejido.- Hannah tenía razón, parecía un hombre quejándose.
-Sí, es cierto. Esperemos a los chicos aquí.-hablé yo, acomodándome en el suelo, ayudando a Hannah.
El teléfono sonó:
-¿Trevor?- hablé yo.
-Ellen, estamos en los baños. ¿Dónde están?- su voz sonaba cansada y agitada.
-En los pasillos, cerca del salón de maestros- hablé con firmeza.- los esperamos.- terminé de hablar.
-Está bien. Te quiero.- susurró Trevor.
-Yo también. Rápido-
Oí que Crawford hablaba por detrás pero no entendí lo que decía. No importa.
Ah, ¿recuerdan que les mencioné que murió un tal Ross? Pués él era mi vecino, el chico que llevamos a la fiesta de John; sí, él murió. Todo es extraño, y lo peor es que todo esto es para dañarme a mí, no sé, siento que esto tiene un propósito: acabar conmigo.
La voz de Hannah me hizo volver a la realidad: había llegado Trevor.
-Nenas, llegamos. Estamos a salvo- dijo Trevor.
-¿Me ayudan a ponerme de pie?- esta vez fue Hannah, ya que aún su herida no sanaba.
-Hannah, oh Dios. ¿Qué te pasó?- dijo Crawford mientras ayudaba a Hannah a ponerse de pie. Ella lo miró, rodó los ojos y dijo:
-Me hirieron. Fue un ataque a oscuras- elevó los hombros.
-¿Dónde iremos ahora?- dije yo.
-Son las 8:15 AM, no hay dónde ir.- aclaró Trevor.
La verdad es que sí, aquí en Francia sale el sol bastante tarde. 11:00 AM, quizá.
Optamos por irnos al salón, quizá todos se encuentren allí. Cómo anteriormente dije, los quejidos volvieron a oirse, más y más cerca. Se oía cómo un hombre. Seguimos camino al salón, paso por paso, lentamente; y algo nos espantó totalmente:
-¡Maestro Luvierê!- gritó Crawford.
-Qué demonios...¡Está todo golpeado!- hablé con miedo. Llevé mis manos a mi boca, llorando.
-Morirá.- dijo Trevor.
Otra vez tenían razón, se encontraba desangrado y golpeado, tendido en el suelo: casi desnudo. Solo con bóxers. Qué asco.
-Lo ayudaré- dijo Crawford, aproximándose al maestro Luvierê, para ayudarlo y levantarlo.
Esperen,¿acaso tenía un retazo sobre su pierna?¡Es un retazo de terciopelo blanco, cómo mi abrigo!
Nada podía ser peor.

Terciopelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora