Trevor y Crawford pasaron al baño, Hannah y yo seguimos camino a los casilleros.
Ya en el mío, me percaté que había una nota en las pequeñas aberturas de mi puerta. Yo, sin la mayor preocupación, la tomé; imaginé que sería de Trevor o no sé, pero me equivoque. Leerla fue lo más espantoso de mi vida, la carta estaba llena de sangre, de palabras extrañas, pero con sangre.
Esto me asustó demasiado, era inevitable.
-¡Hannah!- grité con espanto, tirándo la carta al suelo.
-Oh por Dios...- Hannah llevó sus manos a su rostro, cubriendo esos hermosos labios.
-No, basta. Si alguno de ustedes está jugando; no es gracioso.- fruncí el ceño.
-Ellen, no es una broma. No tengo idea quien puso esa mierda ahí...
-Pero...¿y la sangre? No dirás que...-
Hannah se quedó en silencio. Mirándome. Sospechamos que era sangre de verdad. Pero...su mirada era extraña...
-¡No lo se!¿vale?¿crees que esto se trata solo de ti, eh? Yo también tengo miedo, pero no, solo Ellen puede tenerlo.
-¿Qué?¿Qué diablos te pasa, Hannah. Es un momento delicado y tú te enojas?
Hannah me miró con ira, odio y muchas cosas más. Esa no es mi Hannah.
-¿Qué rayos contigo, ahora te crees mi madre? Ellen, no seas sarcástica; jamás te importé ni un poquito.- Ella me miró desafiante, pero la verdad es que yo no. Soy alguien sensible, cariñosa. No me gusta tratar así a la gente; por eso, la miré con ternura.
-Hannah, yo te quiero mu...
-Mientes. Siempre lo haces.
Hannah siguió el camino hasta el salón, poco a poco fui perdiendo esa silueta delgada y hermosa. La verdad estaba bastante triste. Es extraño que sea así.
-Ay, Dios. Ahora más que nunca necesito fuerzas, ayudame.
-Hola, Ellen.- eran Trevor y Crawford.
-Hola chicos- dije cabizbaja. No me gusta que me vean llorar.
-¿Sucede algo?- dijo Trevor.
Siempre suceden cosas. Que irónico.
-No...estoy bien.
-Lloras. ¿Y eso por qué?
-Pelee con Hannah.- hablaba sin levantar la mirada.
-¿En serio?- dijo Crawford.
-Pues, si.
Ellos me miraron con empatía. Eso es muy tierno; pero de pronto: comenzó a llover.
-¿Qué mierda?Clima hijo de puta- dijo Trevor. Me hizo reír.
-El cielo se veía muy nublado esta mañana.- Acotó Crawford.
-Sí, hoy mi madre dijo que caerían gotitas.
-Vamos a clase.- dijo Crawford.
Todos asentimos y partimos. Sin Hannah me sentía algo sola.
-Comenzó a llover más fuerte.- dijo Trevor.
Y sí, el agua caía con fuerza y furia, el tejado del colegio sonaba muy fuerte. Las gotitas tenían ritmo, muy agradable:Clinck, chick-chick.
Clinck, chick-chickY así sonaba, una y otra vez.
Esperen, ¿por qué se fue la luz? De pronto todo estaba oscuro, y muchos gritos se oían. Oh, Hannah estaba sola, todo podía pasarle: incluso John.
-Hannah, ¡Hannah está sola! ¡chicos, Hannah corre peligro!- me alteré.
-Nena, calma. Hannah sabe cómo...
-No. Basta, enserio. ¡Siempre debo calmarme! Esto es injusto. Dejenme, dejenme sola.Con rapidez, me aparté de ellos, creo. La verdad es que no se veía nada, y cómo me aparté de ellos: tenía miedo.
-Ellen, no te alejes, amor.
Eso me hizo detenerme. Bueno, muchas cosas en verdad; la oscuridad, que me apareciera John, y que no veía nada.
-Ellen, soy Crawford. Porfavor, detente.- la voz de él sonaba temerosa, delicada. Pero recordé a Hannah: sola en todo este infierno oscuro.
Corrí hacia Trevor, obviamente tropecé un par de veces; pero llegué. Él tomó mi rostro con sus manos y me besó, fue lo mejor que ha decidido hacer.
-Estás a salvo. Te amo.
-Yo más.
Terminó el dialogo con un beso enorme, pero fue interrumpido por un grito desgarrador:
-¡ELLEN!-
Fue Hannah.
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Terciopelo.
HorrorEsta es la extraña historia de Ellen O'connor, una joven de 16 años que vive demasiadas aventuras. La normalidad no durará para siempre, ya que aparece un psicópata...algo extraño. El asesino es más cercano a ellos de lo que parece. La historia se a...