Capítulo 17.

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Trevor y Crawford pasaron al baño, Hannah y yo seguimos camino a los casilleros.
Ya en el mío, me percaté que había una nota en las pequeñas aberturas de mi puerta. Yo, sin la mayor preocupación, la tomé; imaginé que sería de Trevor o no sé, pero me equivoque. Leerla fue lo más espantoso de mi vida, la carta estaba llena de sangre, de palabras extrañas, pero con sangre.
Esto me asustó demasiado, era inevitable.
-¡Hannah!- grité con espanto, tirándo la carta al suelo.
-Oh por Dios...- Hannah llevó sus manos a su rostro, cubriendo esos hermosos labios.
-No, basta. Si alguno de ustedes está jugando; no es gracioso.- fruncí el ceño.
-Ellen, no es una broma. No tengo idea quien puso esa mierda ahí...
-Pero...¿y la sangre? No dirás que...-
Hannah se quedó en silencio. Mirándome. Sospechamos que era sangre de verdad. Pero...su mirada era extraña...
-¡No lo se!¿vale?¿crees que esto se trata solo de ti, eh? Yo también tengo miedo, pero no, solo Ellen puede tenerlo.
-¿Qué?¿Qué diablos te pasa, Hannah. Es un momento delicado y tú te enojas?
Hannah me miró con ira, odio y muchas cosas más. Esa no es mi Hannah.
-¿Qué rayos contigo, ahora te crees mi madre? Ellen, no seas sarcástica; jamás te importé ni un poquito.- Ella me miró desafiante, pero la verdad es que yo no. Soy alguien sensible, cariñosa. No me gusta tratar así a la gente; por eso, la miré con ternura.
-Hannah, yo te quiero mu...
-Mientes. Siempre lo haces.
Hannah siguió el camino hasta el salón, poco a poco fui perdiendo esa silueta delgada y hermosa. La verdad estaba bastante triste. Es extraño que sea así.
-Ay, Dios. Ahora más que nunca necesito fuerzas, ayudame.
-Hola, Ellen.- eran Trevor y Crawford.
-Hola chicos- dije cabizbaja. No me gusta que me vean llorar.
-¿Sucede algo?- dijo Trevor.
Siempre suceden cosas. Que irónico.
-No...estoy bien.
-Lloras. ¿Y eso por qué?
-Pelee con Hannah.- hablaba sin levantar la mirada.
-¿En serio?- dijo Crawford.
-Pues, si.
Ellos me miraron con empatía. Eso es muy tierno; pero de pronto: comenzó a llover.
-¿Qué mierda?Clima hijo de puta- dijo Trevor. Me hizo reír.
-El cielo se veía muy nublado esta mañana.- Acotó Crawford.
-Sí, hoy mi madre dijo que caerían gotitas.
-Vamos a clase.- dijo Crawford.
Todos asentimos y partimos. Sin Hannah me sentía algo sola.
-Comenzó a llover más fuerte.- dijo Trevor.
Y sí, el agua caía con fuerza y furia, el tejado del colegio sonaba muy fuerte. Las gotitas tenían ritmo, muy agradable:

Clinck, chick-chick.
Clinck, chick-chick

Y así sonaba, una y otra vez.
Esperen, ¿por qué se fue la luz? De pronto todo estaba oscuro, y muchos gritos se oían. Oh, Hannah estaba sola, todo podía pasarle: incluso John.
-Hannah, ¡Hannah está sola! ¡chicos, Hannah corre peligro!- me alteré.
-Nena, calma. Hannah sabe cómo...
-No. Basta, enserio. ¡Siempre debo calmarme! Esto es injusto. Dejenme, dejenme sola.

Con rapidez, me aparté de ellos, creo. La verdad es que no se veía nada, y cómo me aparté de ellos: tenía miedo.
-Ellen, no te alejes, amor.
Eso me hizo detenerme. Bueno, muchas cosas en verdad; la oscuridad, que me apareciera John, y que no veía nada.
-Ellen, soy Crawford. Porfavor, detente.- la voz de él sonaba temerosa, delicada. Pero recordé a Hannah: sola en todo este infierno oscuro.
Corrí hacia Trevor, obviamente tropecé un par de veces; pero llegué. Él tomó mi rostro con sus manos y me besó, fue lo mejor que ha decidido hacer.
-Estás a salvo. Te amo.
-Yo más.
Terminó el dialogo con un beso enorme, pero fue interrumpido por un grito desgarrador:
-¡ELLEN!-
Fue Hannah.

Terciopelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora