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Mis ojos se posaban en cada parte del parque buscando a una sola persona. El sudor descendía por mi rostro, pero no me importaba. Tenía que encontrar a Jumin. - ¡Jumin! ¡Jumin! - nada.

Comenzó a mostrarle fotos del niño a las personas, pero ninguna lo había visto. Las lágrimas no tardaron en aparecer. Era un idiota descuidado. Soy un estúpido que no puede ni cuidar a un niño.

-¡Jimin! -a lo lejos escucho que alguien me llama. La voz se me hacía conocida así que no dudo el voltear.

-¡Maestro Jimin! -Jumin me saluda mientras se encontraba en los brazos de Jungkook, ambos sonriendo felices. Mi alma había regresado a mi cuerpo, Jumin estaba a salvo.

-¡Jumin! -Corro lo más rápido posible con dirección a mi pequeño. Jungkook al ver mi accionar deja al pequeño en el suelo, y este comienza a correr hacia mí.

-¡Maestro Jimin! -nos encontramos y abrazamos. No lo quería soltar nunca.

-Jumin, mi amor. -hablo entre lágrimas con la voz entre cortada.

-Ya estoy aquí, Maestro. No llore por favor. -asiento levemente y me alejo para poder verlo. Estaba bien, era el mismo niño hermoso de siempre.

-Perdóname, Jumin. No debí dejarte solo. Prométeme que no te volverás a ir. -asiente levemente y luego dirijo mi vista a Jungkook, quien se encontraba mirando la escena con una sonrisa. -Muchas gracias por encontrarlo, Jungkook.

-Bueno, básicamente él me encontró a mí. Pero no hay de qué. - soba su cuello.

-¿Jumin fue hacia ti? -asiente.

-Si, maestro. Pues verá, cuando comenzó a hablar por teléfono a lo lejos vi al señor multimillonario y quise ir a saludarlo. -asiento levemente mientras miro a Jungkook de reojo. -Se veía muy solo y le quise hacer compañía.

-Ya veo.

-Si, estaba muy solo. -Jungkook se acerca a Jumin y le sacude la cabeza. - Hasta que este pequeñín me alegró el día. -no puedo evitar soltar una sonrisa mientras los veo. -Perdón si te asustamos. -niego con la cabeza.

-Me alegra que se hayan hecho compañía. Pero, Jumin. Si quieres ir a algún lugar debes de avisarme, no puedes irte solo. -el pequeño agacha la cabeza y asiente.

-Lo prometo.

-¿Y cómo me encontraron? - cuestiono.

-Pues, cuando llegué con el señor Jungkook corrí muy rápido que mi helado se me cayó, así que él me dijo que podíamos ir por uno nuevo. Estábamos de camino y a lo lejos lo vimos, Maestro.

-Oh ahora entiendo.

-¿Aún quieres tu helado, Jumin? - cuestiona Jungkook. Jumin asiente eufórico y luego busca mi mirada de aprobación.

-Okey, tenemos tiempo. Vamos...-no podía resistirme a esos bellos ojos.

El camino fue tranquilo. Si no fuera por Jumin habría salido corriendo. Jungkook y yo no habíamos hablado sobre la otra noche. Y debo admitir que era incómodo verlo a los ojos. No sabía lo que pensaba y eso me carcomía por dentro.

¿Acaso pensará que soy un cualquiera que acepta besos de cualquiera?

Él y Jumin hablaban de muchas cosas mientras yo los escuchaba y reía junto a ellos.

-Señor Jungkook, ¿Usted no quiere un helado?

-Me encantaría.

-Okey, entonces uno de mango para usted. - no pude evitar soltar una carcajada al ver como el rostro de Jungkook se deformó a uno de completo asco.

Near and Far Donde viven las historias. Descúbrelo ahora