Capítulo 18☕

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Capítulo 18: copos de nieve❄️

La punta de su dedo picó contra el filo del alfiler entre su mano, haciéndolo soltar un extraño sonido de dolor y llevarlo entre sus dedos así calmando el ardor y la pequeña gotita de sangre.

—Podrías dejarlo ya. Todo está listo, JungKook —comentó HoSeok mientras bajaba de la escalera de extensión, colgando de las últimas decoraciones.

—Tiene que ser perfecto, Hobi —reprendió, volviendo a su labor. Introducir el delgado hilo contra ese estrecho hoyito nunca había sido tan difícil como ahora. Las yemas de sus dedos estaban adoloridas, tanto trabajo que había hecho en menos de 48 horas era agotador y esas eran sus consecuencias.

El ojiazul rodó los ojos y soltó un bufido, esa era la tercera vez que le decía al omega que se detuviera. Los brazos le pesaban, adoloridos del sencillo movimiento de elevarse tan alto para pegar la gran cantidad de hilos en el techo y las piernas cansadas de subir y bajar esa escalera plegable, pero sin embargo no sé quejaba en voz alta pues estaba contento de ayudar a su mejor amigo. Siempre lo haría. Salió de aquel espacio por aquella gran puerta para dirigirse hasta su camioneta por un poco de más cinta.

—¡Listo! ¡Lo logré! —exclamó YoonGi entusiasmado. Sus ojos brillantes en cansancio pero una satisfacción absoluta, puestos sobre la pantalla del computador de su regazo. JungKook alzó la cabeza cuando oyó, dejando sus materiales en el piso y gateando hasta el omega.

—Mierda... —susurró cuando observó la pantalla del ordenador. Sus ojos se sintieron un poco vidriosos y la garganta un picor—. Es increíble, YoonGi —habló bajito, sorbiendo su nariz.

—Lo es. —asintió suave, sin despejar la ojos de la pantalla , no fue hasta el sonido de JungKook volviendo a sorber su nariz que giró a la dirección del omega—. Espera. ¿Estás llorando, JungKook?

JungKook negó aún cuando su nariz tenía un tinte rojizo entre el frío y el roce de su suéter contra la piel al sorberla o sus ojitos llenos de lágrimas que hacían verlos pequeños y necesitado, así como el ligero temblor de su labio suavemente fuera de su espacio en un puchero. El delicioso olor de las galletas de coco comenzó a llenar las fosas nasales de Yoon, pero era dulce, demasiado dulce, tan embriagador que lo hacía sentirse tan cómodo y con el corazón lleno de mucho cariño.

—Ven aquí —le dijo con una sonrisa, envolviéndolo entre sus brazos. JungKook se permitió aceptar el abrazo como un respiro que necesitaba.

El encantador olor de YoonGi lo hacía sentirse liviano y tranquilo. Había pasado horas trabajando, apenas había podido dormir tres pobres horas y comer una tostada rápida con un vaso de agua esa mañana. Los ojos le dolían tanto, que sentía que podía quedarse ciego, el estómago le pedía un poco de más comida. Se hacía tarde y aún tenía que volver a casa y prepararse, pero en ese momento, cuando sus ojos vieron el resultado en la pantalla del ordenador de YoonGi, todo se sintió bien, correcto y en su lugar.

Había valido la pena.

—¿Todo bien? ¿Están bien? —hoseok apareció alarmado por la gran puerta, con un rollo de cinta entre las manos. Sus ojos eran amplios y su cuerpo a la defensiva. Pero de inmediato ese olor que había llegado a cada paso que daba más cerca se intensificó, sintiéndose embriagado casi de inmediato. Era tan dulce y delicioso, como entrar a una dulcería.

JungKook asintió, separándose de  YoonGi levantándose rápido del piso. El alfa tuvo que concentrarse en no tambalear cuando JungKook se lanzó a él, envolviéndolo en un cálido abrazo que tardó en responder por la sorpresa. JungKook olía tan bien, feliz. Pasó los brazos, acercándose a su pecho para abrazarlo fuerte. Eran pocas las veces que él había visto así de feliz a su mejor amigo, a ese omega que consideraba su hermano menor.

Coffe Cream and Sugar彡 Jikook AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora