Capítulo 11☕

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🍵Capítulo 11: té de canela🍵

Un cosquilleo se centro sobre la punta de sus dedos, como un recorrido de hormigas recorrer cada sendero de su cuerpo. Respiró profundo, sintiendo los pulmones más que llenos. Limpio la palma de sus manos contra parte delantera de sus vaqueros.

Presionó el pequeño timbre que se encontraba a un lado de la puerta, dando un respingo por el sonido de la tonada y sintiendo un hueco en su estómago. Fueron sólo poco unos cuantos segundos que tuvo que esperar cuando la puerta se abrió y su respiración se detuvo con ella.
Fueron sólo poco unos cuantos segundos que tuvo que esperar cuando la puerta se abrió y su respiración se detuvo con ella

Llevaba más de media hora sin hacer absolutamente nada. Se encontraba recostado boca arriba en su colchón con el sonido de fondo de una de las canciones que se reproducía en Youtube. Tarareaba las pocas estrofas que se sabía y delineaba las manchas de húmedad del techo.

Era sábado, finalmente. Fue algo costoso para él asistir unos cuantos días a la escuela después de su celo. Su cuerpo aún no sé recuperaba, cansado hasta la médula y el ligero olor florecer como festín, con los sentimientos más expuestos.

HoSeok había insistido la mayor parte del día anterior que lo acompañará a una fiesta que organizaba un compañero del equipo de fútbol. JungKook declinó, no tenía ánimos de ahogarse en olores y nunca sería un fiel de las fiestas. Prefería quedarse en casa y recuperar la energía que se había consumido, quizás adelantar un par de trabajos pendientes para las próximas semanas. Aún con un HoSeok que había estado detrás de él como cachorro, haciendo un terrible berrinche por no querer ir solo a aquella fiesta y casi arrodillándose para que así lo acompañará, JungKook se negó una y otra vez, decidido.

Aunque no lo dijera en voz alta, más allá del agotamiento, sabía que aquellas fiestas asistían la mayor parte de los alumnos de la escuela y podría asegurar que el equipo de básquetbol lo haría, y eso viene adjuntado con Michael. No quería verlo ni en pintura.

Solar se compadeció de HoSeok, ofreciéndose de mala gana como compañía, el alfa en su arranque de emoción la abrazo, alzando el pequeño cuerpo de la omega que aunque quisiera parecer fría ante él, la traicionera sonrisa se dejaba curvear en sus labios. JungKook estaba feliz, podría dejar de tener a HoSeok molestando sobre eso.

—¿JungKook? ¿Cariño?

Dos suaves golpes contra la puerta de su habitación.

—Pasa, mamá —alzó la voz ante la música. Sentándose sobre su cama en forma de flor de loto y alcanzar el computador para pausar la reproducción. La música cesó y su madre entro, con el rostro cansado y los hombros caídos, después de una guardia en el hospital y dos partos de urgencia. Ella le sonrió, suave y encantador.

—Tienes visitas, cariño —su madre dejo descansar su cadera contra el marco de la puerta.

JungKook frunció el entrecejo, pestañeando confundido.

—¿Visitas? ¿HoSeok? ¿Por qué no sube simplemente? —preguntó poniéndose de pie, hizo fricción contra la alfombra de su habitación y sus calcetas blancas con dibujos de estrellas de colores. Eran sus favoritas y bastante calientitas para el clima frío de la casa.

Su madre negó, riendo ligeramente con una sonrisa lobuna.

—No es HoSeok, deberías bajar. Te esperan en el salón.

La confusión fue como una luz roja a su curiosidad. Salió de la habitación no sin antes plasmar un beso en la mejilla de su madre y disfrutar el perfume natural se ella.

Coffe Cream and Sugar彡 Jikook AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora