Capítulo 9

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Una vez que Hopper se quedó dormido...Sans miraba como dormitaba, este deseaba qué el tuviera una infancia ordinaria, pero sabía que quizás y a menos de que ellos salieran del subsuelo, no sería del todo posible, quizás Hopper debería crecer, mudarse a la capital, o las nuevas partes del subsuelo y tener una vida normal, encontrar pareja como mínimo, ya que, además, era poco probable que hubiera otro esqueleto de su misma especie.
Se sentía un poco triste pensar en el futuro, ¿Qué sería de Papyrus?, ¿Qué hará Hopper?, ¿Qué sería de él?, sabía que por ahora y con las transfusiones que la ahora congelada doctora Alphys le había dado le duraría varios años más, pero cuando eso deje de hacer efecto, sabía que Papyrus y Hopper deberían irse, él no sería más que un cascarón vacío, sin alma, o solo lo poco que llegase a quedar de esta.

Acarició una última vez la cabeza de Hopper, dándole un ligero choque de dientes en su cráneo, apagó la luz de la habitación y cerró la puerta detrás de él, caminó hacia la cocina, la luz se había quedado encendida, por lo que planeaba comer lo último que había quedado en su plato de espaguetis y apagar la luz.

Sin embargo, su sorpresa fue otra cuando se encontró a Papyrus recargado en la entrada de la cocina con los brazos cruzados.

-P...pa-pyrus...¿Qué haces despierto a esta hora?- Hizo lo mejor que pudo para disimular, sonrió de manera nerviosa y sudaba un poco más que de costumbre. -Pensé que estarías arriba, durmiendo-.

-Si...yo también pensé que estarías haciendo alguna otra cosa- Papyrus estaba serio, con un rostro qué ocultaba otras intensiones, algo que le gustaba hacerle a Sans cuando lo pillaba con las manos en las masa. - Sin embargo, aquí estamos, dejaste el plato sin acabar y la ketchup fuera de la nevera, aunque ya los guarde-.

Sans se acerco lentamente hacía Papyrus, su irís blanco miraba fijamente a las cuencas del contrario, ahora ambos podían mirarse frente a frente, aunque Sans seguía siendo más pequeño qué Papyrus por quizás tres o cuatro centímetros, Papyrus tomo los pómulos de Sans con sus dos manos para luego acercar sus dientes a los de él.

-Pero bueno, nunca podría enojarme contigo, Sans, aunque lo intentará, te amo demasiado para molestarme- Sans suspiro aliviado, todavía entre las manos de Papyrus, sin embargo sintió una mirada traviesa del contrario. - Pero sin duda, mereces un castigo, ¿No crees, Sans?-.

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En alguna otra parte...

Bajé las escaleras de aquella casa, un largo pasillo de color morado continuaba, por lo que aceleré el paso, esos dos...monstruos se habían portado bastante bien conmigo, pero no quería quedarme con ellos, tenía que volver con mi papá.

Sentir que pertenezco a mi hogar, me llena de DESESPERACIÓN.

-Oh...niño...¿Dónde estás?, ¿Tus padres te enseñaron a ser un mal agradecido?- Una espada de color naranja pasó a mi lado, incrustandose en el piso del pasillo, seguí corriendo, sin mirar atrás. -Vamos, no corras, solo te diriges a una muerte segura, los monstruos de allá están hambrientos, sin mencionar que te congelaras antes de llegar si quiera a verlos-.

Escuché como aquella cosa tomó la espada y corría a mi dirección, sus engranes sonaban en el pasillo, hasta que llegue a una enorme puerta, traté de abrirla, pero fue en vano, era demasiado pesada.

Ahí estas!, Ya no hace falta que corras, la puerta solo puede ser abierta por alguien con la fuerza de un monstruo- Aquel ser que imitaba la acción de respirar, lo hacia de manera pesada, puedo ver que no hacía ejercicio en largo rato.

-Por favor, no busco ser un mal agradecido- ella tomó su espada, apuntandome con esta. -Solo...quiero volver a casa...-.

Ella parecía ya no escucharme, sabía lo que estaba a punto de hacer, correr y atravesar mi cuerpo con su espada.

Por favor, te lo ruego!- ella se aproximó hacia mi, como dije antes, corriendo, su largo y castaño cabello tapaba sus ojos. -¡SOLO QUIERO VOLVER CON MI PAPÁ!-.

Escuché un estruendo a mi lado, ví como ella había clavado su espada en la puerta, apenas rosando mi mejilla, haciéndola sangrar levemente, ella se se mantenía inmóvil, como si estuviera congelada, de repente, uno de sus ojos sacó una lágrima y después el otro ojo sacó otras tantas, se incorporó, y la espada se desvaneció en el aire, ella me movió de la puerta levemente, para luego abrirla.

-Si es lo que quieres, no te detendré, no pensé...que con todo lo que dijiste...que te fueras por que querías volver con tu familia, creí...- Ella se sostuvo de la puerta, como si se fuera a caer y dependiera de esta para no hacerlo. -Creí que estabas tan solo como nosotros, que quizás, podríamos darte un hogar y una familia-.

Esta cayó al piso, rompiendo en llanto, me acerqué a ella, si bien en la persecución se mostró sádica, en este momento se veía...auténtica, me arrodillé frente a ella, levantando su rostro con mis dos manos, viendo que sus ojos que siempre brillaban, parecían parpadear, como si fueran a apagarse, limpié sus lágrimas y la abracé, ella me abrazó de vuelta, pidiéndome perdón, una y otra vez, yo solo le respondí: "Este no es un adiós, sino un hasta luego, prometo que trataré de liberarlos y si no vuelvo, quiero que sepas que volvería para ser una familia".

Ella asintió, y nos separamos del abrazo, para después comenzar a caminar más allá de la puerta, mientras ella aún triste, extendía una mano, como si no hubiese querido dejarme ir. -Solo...ten mucho cuidado...Oly-.

Para cuando salí de las ruinas, el frío era Infernal, sin mencionar que no se veía nada, trate de no hacer ruido y cavar con mis manos entre la nieve hasta llegar a la tierra, donde tuve que dormir, quizás no había sido buena idea salir de las ruinas.

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Ya tengo parte del episodio 10, lamento la demora.

¿Existen los finales felices? (No voy a dejarte segunda temporada)(Au UnderHate)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora