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Se sentía... cálido.

No tenía una imagen muy clara de qué era, pero se sentía cálido. ¿Era un sueño? Eso le parecía. Había un olor extraño, además. Dolía un poco. En el pecho. Y ardía en su garganta.

Un soñoliento Kirishima Eijiro experimentaba múltiples sensaciones similares, inconsciente en un sentido literal, e igualmente inconsciente de lo que realmente estaba ocurriendo.

Resulta ser que su vecino de abajo, Yamada-san, había dejado encendida su estufa cuando salió de compras. En algo de tiempo, el inocente fuego se volvió un incendio. Y, aunque las llamas no habían llegado a su departamento, el humo era muy prominente.

Múltiples héroes se acercaban a encargarse de la situación: la evacuación de civiles y el control del incendio, mientras un inconsciente Eijiro (antes, dormido, tomando una siesta después de estudiar) era llevado en brazos por el héroe profesional, Dynamight.

—No puede ser, Kirishima— Decía, con evidente preocupación en su rostro y voz—. No, por favor.

—¡Dynamight! — Otro héroe profesional lo llamó, mientras él seguía caminando lejos del incendio con el hombre pelirrojo en brazos—, están llegando otros héroes más apropiados para asistir el accidente, ¡llévalo al hospital!

No otro que su hoy día mejor amigo, el héroe profesional Cellophane, que era consciente de que ese chico era pareja de Dynamight (aunque el mismo chico no lo supiera), fue quien lo alentó a llevarlo a un hospital. Sabía que su preocupación ni siquiera lo haría desempeñarse correctamente como héroe, y como dijo, realmente ya no se le necesitaba.

Solo asintió, sin voltear a mirarlo, y continuó, esta vez, corriendo.

(...)

Cuando Kirishima abrió los ojos luego de algunas horas, se encontraba en la cama blanca y azul de un hospital. Apenas reaccionó a su alrededor, con un espasmo se levantó de la cama, asustado.

Mayor aún fue su sorpresa cuando notó que en frente de él, sentado en una silla, se encontraba el héroe Dynamight, quien ahora se levantaba con rapidez al escucharlo moverse, y se acercaba a él.

—¿Q...qué? ¿Qué me pasó? — Su voz se ahogaba un poco, posiblemente por el humo que había entrado a sus pulmones.

—Hubo un incendio en el edificio en el que te encontrabas— Respondió mientras volvía a tomar asiento—. Te traje aquí. Quería asegurarme de que despertaras antes de irme. ¿Tienes a quién contactar?

—Pues... no realmente— Tosió —. Mi familia no está conmigo, viven en otra prefectura. Y realmente no quisiera molestar a Kaminari.

—¿Kaminari?

—Ah, mi mejor amigo.

—¿Qué hay de tu novio?

—Ahh— Se rascó la nuca con nervios—, ¿recuerdas eso, Dynamight-san? Podría decirle, pero está trabajando, no quisiera molestarlo.

—Si fuera yo, quisiera saber si algo le pasó a mi novio.

El pelirrojo lo pensó brevemente. Dynamight le entregó su celular, diciendo que lo guardó para evitar que se cayera mientras lo transportaba camino al hospital.

—A-ah, ¿me cargaste hasta aquí?

—Sí— Notó un suave sonrojo en las mejillas de Eijiro—. Bueno, debo volver a trabajar. Adiós.

Kirishima se despidió con la mano, moviéndola de un lado a otro.

—Oh, sí— Añadió Dynamight—, el cabello. Te quedó bien.

Kirishima ni siquiera alcanzó a despedirse. El héroe había desaparecido de su vista. Poco sabía él, que su prisa por retirarse derivaba de su nerviosismo a la posibilidad de que en ese instante Eijiro lo llamara y su celular sonara justo frente a él.

Tal vez, en algún momento, Eijiro se enteraría que mientras lo mensajeaba para informarle su estado actual, Dynamight volaba con sus explosiones hacia su agencia para poder cambiarse y arrancar desde su auto al hospital de vuelta. En menos de treinta minutos, ya estaba de vuelta. O, desde la perspectiva de Kirishima, había llegado.

Bakugo-san

No te asustes, ok??

Estoy en el hospital

La puerta de su cuarto de hospital se abrió con brusquedad, revelando la figura de su novio, agitado y evidentemente preocupado, jadeando en busca de aire y con un traje algo desarreglado, sin corbata.

(...)

—Dynamight-san me salvó. Parece que me trajo al hospital cargando. Esperó a que despertara para irse. ¡Qué masculino! Realmente es increíble.

Bakugo arqueó la ceja.

—Oye, oye, le agradezco haberte salvado y todo, pero de verdad voy a empezar a ponerme celoso de este maldito.

—Ay, Bakugo-san, realmente no tienes por qué.

Evidentemente no. Pero, Bakugo Katsuki solo disfrutaba un poco de la dramatización que solo él podía apreciar en ese momento.

—¿Además te cargó en brazos? Mierda. Realmente me hubiera gustado ser yo quien te salvara.

—No, no, soy muy pesado— Dijo avergonzado—. No querrías, créeme.

—Kirishima— Lo miró incrédulo—. Me has visto desnudo. Creo que deberías saber bien que sería más que capaz de cargarte.

Kirishima se rio suavemente, con algo de nerviosismo, que no pasó desapercibido por su pareja. Quien, no tardó en cuestionar si todo estaba bien. A lo que él respondió:

—Es que no dejo de pensar que este hospital es demasiado caro para mí. Dynamight-san me hizo favor de traerme, pero... ¿Qué voy a hacer? No tengo dinero para pagarlo.

—Yo voy a pagar, obviamente— Bakugo obvió.

—No puedo dejarte hacer eso— Se mostró en contra—. Mi amigo Kaminari me dijo una vez que pensó que eras mi sugar daddy, y aunque no lo seas, no puedo evitar sentir que me aprovecho de ti.

Bakugo, quien se encontraba sentado en una silla que acercó al costado de la cama de Kirishima, lo tomó por la mano y acercó su rostro a su mejilla para darle un beso en ella.

—Yo sé que no es así. Y mientras tú y yo lo sepamos, está bien.

Kirishima sonrió mientras acariciaba su rostro contra el de Bakugo. Entonces, de pronto, tuvo un ataque de tos. Seguramente derivado del humo que había dañado sus vías respiratorias antes. Bakugo se apartó para dejarlo respirar y lo miró, preocupado, como nunca antes se le había visto.

Cuando Eijiro pudo abrir sus ojos, se disculpó y volteó a verlo, solo para notar la expresión en los ojos de Bakugo. ¿Por qué esa expresión se sentía como algo nuevo y al mismo tiempo conocido? En aquel momento no lo reconocía todavía, pero la realidad es que justo ese día, más temprano, había visto esa expresión, solo que, debajo de una máscara y una capucha negra.

—Cambiando el tema, Bakugo-san, creo que nunca te había visto con un traje puesto.

—¿Eh? Ah sí. No uso corbata. Es una maldita molestia.

—Creo que te ves muy guapo— Admitió, algo sonrojado.

Bakugo se aproximó a su oreja y susurró ante ella, con un suave soplo residual:

—Más tarde, cuando estés mejor, puedes quitármelo.

Solo sintió su rostro enrojecer aún más.

Prohéroe | KiriBaku/BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora