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Kirishima Eijiro no era ningún héroe.

Claro, trataba de hacer su parte en el día a día: Ayudaba a sus compañeros de la universidad cuando le era posible, daba indicaciones en la calle cuando se la pedían, bajaba cosas de los estantes altos y recogía basura cuando la veía fuera de su lugar. Podría decirse que era un héroe del día a día o, al menos, a él le gustaba considerarse como tal.

Pero no era un héroe real como el de la sociedad en la que vivía.

Cuando iba en la secundaria quiso ser un héroe, pero ver a una compañera suya siendo tan talentosa, atlética y sociable le hizo pensar que ese no era un trabajo para él. Y que jamás se compararía con lo que ella hacía. Además, su don no era vistoso y no era una persona que llamara la atención.

Le gustaría decir que no se arrepentía de no haberlo siquiera intentado, pero la verdad es que sí lo hacía un poco. Aunque, de todos modos, no había mucho que pudiera hacer. Así que ahora se dedicaba únicamente a poner su parte como un buen ciudadano y admirar a algunos héroes.

Como Dynamight.

Ese sí que era un héroe.

Era inteligente, fuerte, con un don vistoso y que sabía utilizar excelentemente, estratega y, sobre todo, muy varonil. Características que nadie apreciaría más que él.

Así que, sí. Aunque admiraba a Crimson Riot como su primer héroe preferido y le tenía un valor especial por el antaño, su héroe favorito en la actualidad era Dynamight. Especialmente porque era un héroe que podía ver en las noticias y que había visto un par de veces en las calles, además de seguir su carrera desde que se graduó de la preparatoria, que fue aproximadamente un año antes de cuando él pensaba aplicar para la U.A. Dynamight era apenas cuatro años mayor que él.

Y aunque algunos héroes no tenían problema con mostrar su cara u otras características físicas de sí mismos, Dynamight no era parte de ellos. Usaba una máscara característica, una especie de gorro que cubría desde su nuca hasta cubrir parte de su cabello, y un antifaz color negro para sus ojos. De alguna manera, su identidad permanecía como un misterio, ya que ni siquiera su nombre era de conocimiento público.

Kirishima caminaba por la calle viendo su celular, leyendo las noticias como acostumbraba cada mañana antes de ir a la universidad. Su primera clase sería a las once y apenas eran las nueve, así que iba tranquilo y con tiempo. Esperaba encontrar alguna nota sobre Dynamight como cada mañana y saber las novedades sobre su héroe preferido.

Su lectura se vio interrumpida cuando escuchó un fuerte estruendo, seguido de un fuerte bullicio por parte de las personas a su alrededor. Levantó la vista y cayó hacia atrás por la impresión de ver frente a él un enorme escombro.

—¿Q...qué demonios? — Dijo en voz alta.

Las personas solo lo miraban y comentaban entre sí. Eijiro alcanzó a distinguir comentarios como: "Vaya que tuvo suerte", "Debería de mirar por dónde va" o "Qué peligroso, ¿qué fue eso?".

El chico visibilizó sus alrededores para poder determinar de dónde había salido ese escombro. Suponía que había sido obra de algún villano, pero no podía identificarlo. Justo cuando dirigió su mirada hacia arriba, descubrió el origen, aunque, tal vez, un poco tarde.

Otro escombro de igual tamaño estaba por caerle encima.

Cruzó sus brazos frente a su rostro y utilizó su endurecimiento para tratar de reducir el impacto, a sabiendas por sí mismo de que su quirk nunca creció a ser lo suficientemente fuerte. Cerró los ojos para evitar que se dañasen, y solo escuchó un fuerte ruido antes de volver a abrirlos, cuando sintió que algunos pequeños guijarros y el concreto pulverizado caer en sus extremidades.

Se sacudió y abrió los ojos, solo para encontrarse que por encima de él se encontraba un héroe protegiéndolo. Por su postura, parecía que había destruido el bloque de concreto y dado el calor que ahora percibía en el ambiente, así como el detonante que recibió en sus oídos... Sumado al diseño del traje que, desde su punto de vista, podía observar, no se trataba de nada más ni nada menos que aquel de quien esperaba noticias.

Dynamight, su héroe profesional favorito, acababa de salvar su vida.

—Ponte de pie— Le ordenó.

Torpemente logró reincorporarse y se alejó ligeramente para verlo desde atrás. En el calor del momento, se olvidó por completo de utilizar el celular en su mano para grabarlo, pero el sonrojo en sus mejillas, creciente, se volvió evidente.

—¡G...gracias! — Alcanzó a decir antes de que el héroe, que le dedicó una sonrisa, se elevara con sus explosiones para dirigirse al villano que lo había atacado desde la cima de un edificio.

Sus piernas temblaban y no sabía si era por casi morir, por haber conocido a Dynamight o por la forma en que le sonrió.

Observó atentamente cómo el masculino héroe, el hombre de sus sueños, apresaba al villano que lo había atacado. La policía no tardó en llegar y lo entregó para su procedimiento. Y Kirishima se sintió desfallecer cuando el héroe Dynamight se aproximó a él.

—¿Te encuentras bien? — Su voz era dura y rasposa; honestamente, no reflejaba preocupación ni seguimiento.

Escucharlo hablarle de frente se sentía totalmente diferente a cualquier entrevista o comentario que haya escuchado en Internet. Sus piernas aún temblaban, así que concluyó que lo que lo derretía era él.

—¿No me oyes? — Siguió hablando el héroe.

Kirishima veía sus labios moverse, pero solo podía pensar que quería tocarlos.

Con sus labios.

Intensamente.

Y repetidamente.

—Supongo que sigues en shock— Colocó sus manos en su cintura, resignándose—. Te llevaré a donde te dirigías por tu seguridad, ¿de acuerdo?

Eso le hizo espabilar.

¿Cómo? ¿Llevarlo? Como en... ¿cargarlo? ¿Cómo lo haría? Utilizaba sus explosiones para impulsarse, llevar a alguien más sonaba muy complicado.

—¿Perdón?

Dynamight lo subió a su espalda con cuidado.

—Sujétate fuerte ya que no podré tomar tus piernas, necesito mis brazos.

—¿N...no seré muy pesado? —Se sonrojó, esta vez, por vergüenza.

—No te preocupes, entrenamos para esto.

Ay, no, ¿quién diría que se metería en una situación así?

Si esta misma mañana le hubieran dicho que su héroe favorito que lo tenía totalmente enamorado lo cargaría hasta su universidad, no lo habría creído. Y ahora que le estaba sucediendo, sentía que su corazón se le saldría.

Mientras era cargado por su héroe preferido y se aferraba con piernas y brazos sin dejar un centímetro de distancia entre ellos, Kirishima se preguntaba qué dios lo habría bendecido para recibir esta bendición, ignorando el hecho de que no había sido obra de ninguna deidad o ningún destino.

Prohéroe | KiriBaku/BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora