(2)

1.3K 157 36
                                    

Nota relevante: En Japón, los autos tienen los asientos invertidos a occidente. Igual que la creencia popular con Inglaterra, el conductor está al lado derecho.

Ser dejado en la universidad por el héroe profesional Dynamight no era cosa de todos los días. Y no se quejaba. Para nada. Todo lo contrario, de hecho. Recibió miradas por parte de las personas en la entrada y solo podía enorgullecerse y plantarse recto al caminar, con una inocente y juguetona sonrisa en el rostro.

Ciertamente, era envidiable. Y lo aprovecharía lo más posible.

Dynamight le dijo que tuviera más cuidado antes de retirarse, pero lo único que podía pensar Kirishima era cómo un hombre tan perfecto le había siquiera dirigido la palabra. Ignorando, incluso, la familiar voz que había escuchado hace poco.

(...)

Eijiro era un tipo simple. Y bueno, entre la posibilidad de salir con el héroe profesional Dynamight (en sus sueños, tal vez) y de salir con el misterioso hombre del bar (igual de soñado), consideró que sus posibilidades aumentarían con el tipo del bar. Así que allí estaba él, de nuevo, esperando obtener atención del rubio y musculoso hombre del bar que lo ignoraba con deleite. Al menos lo hacía con cierta clase, debía admitir.

—Lo rechazó hace tres semanas, ¿qué está esperando obtener de mirarlo como siempre? — Le dijo el cantinero, el actual confidente en este problema en particular, de Eijiro.

—Bueno, no lo sé, pero es que me...— Lo observó sin vergüenza— me interesa mucho.

—¿Por qué? No es como que haya logrado algo con él.

—No, pero, tampoco es que busque algo serio.

El hombre rubio dirigió su mirada hacia él y Kirishima se sintió nuevamente cautivado por sus brillantes ojos rojos. Impredecible, como siempre, se acercó hacia él, pero esta vez se sentía diferente. ¿Su corazón latía a mil por hora? Por completo. Pero esta vez no se sentía intimidado. Más bien, particularmente atraído.

El hombre rubio cuyo nombre aún desconocía se apoyó sobre la barra e inclinó su cuerpo hacia el frente, quedando sus labios a la altura del oído de Eijiro.

—Cuando salgas hoy de aquí, ¿te gustaría irte como siempre luego de observarme por horas, o quieres irte conmigo y ver algo diferente?

Escuchó en un susurro simple.

No iba a mentir, ese comentario lo había encendido un poco. No sabía cómo reaccionar, así que se limitó a un simple:

—¡S...sí!

El hombre se apartó de su oído y, mirándolo desde arriba, sonrió, a forma de risa a su respuesta.

—¿Sí qué?

—Sí a... lo segundo— Respondió con cierta inseguridad.

Volvió a sonreírle. El hombre le tocó el hombro y permitió que su toque recorriera el brazo de Eijiro, hasta llegar a su mano, que jaló repentina, pero no muy fuertemente. Lo guio para seguir caminando hacia la salida.

Eijiro miró hacia atrás y vio a su, ahora amigo, el cantinero, que primero le observó sorprendido y luego elevó su pulgar, deseándole suerte de forma silenciosa.

Kirishima veía las luces neón iluminar la mano, el brazo, y el resto del cuerpo del hombre que caminaba frente a él. Y luego, él miró hacia atrás. Kirishima apartó la mirada abruptamente, dirigiéndola hacia abajo en un instante.

—¿Qué? ¿Tienes miedo?

Dijo él, pero Kirishima no alcanzó a escucharlo por la música del lugar. Solo lo miró con los ojos bien abiertos, esperando que lo repitiera como si pudiera leerle la mente.

Prohéroe | KiriBaku/BakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora