Prohéroe | KiriBaku/Bakushima

(9)

Kirishima sabía que incluso las relaciones más sanas tenían tropiezos y momentos difíciles. Pero, también sabía que esos momentos difíciles no eran necesariamente por problemas entre ellos.

Podían ser problemas personales que, inevitablemente, afectaban a su pareja.

Por eso, cuando por primera vez fue testigo de Bakugo Katsuki llorando, Kirishima Eijiro no pudo evitar llorar a su lado, abrazándolo fuertemente, sosteniendo su cabeza y ocultándola en su pecho.

—Soy lo peor.

—No, Bakugo-san. De verdad que no.

(...)

Bakugo Katsuki tenía un recuerdo que lo atormentaba.

El día de su pelea contra Shigaraki Tomura junto a su compañero y (entonces negado a aceptar) amigo, Midoriya Izuku. Donde por su orgullo incesante y su incapacidad a aprender sus errores llevaron a la muerte de este.

A veces se despertaba sudando durante la noche porque recordaba ese día y pensaba: ¿Si lo hubiera empujado fuera del camino, hubiera sido diferente? ¿Si él hubiera dejado de ser un imbécil un poco de tiempo antes, podría haberlo ayudado? ¿Por qué tuvo que haber muerto Izuku para que él lo entendiera?

Esa noche despertó asustado, como muchas otras. Esta vez, se atrevió a hacer algo que en una o dos ocasiones que tuvo oportunidad no hizo.

Despertó a su novio, que dormía a su lado.

Las pesadillas eran menos recurrentes con el tiempo. Y desde que había comenzado a salir con Eijiro había tenido un par, pero no había querido ser una molestia para él. Se decía a sí mismo que era un problema superado. Pero tenía sus momentos. Sus recaídas.

—Eijiro— Lo llamó, inconscientemente, y por primera vez, por su nombre.

—¿Hm? — Demasiado adormilado para reaccionar— ¿Qué?

Se giró para tornar hacia su pareja, quien cabizbajo y con las cejas arqueadas se abrazaba a sí mismo.

—¿Puedo hablarte de algo?

Eijiro se talló los ojos y respiró una buena cantidad de aire antes de bostezar.

—Sí, claro— Se sentó con lentitud, debido al sueño—. ¿Estás bien?

—No— Contestó honestamente—. Cuando iba en la preparatoria, yo...

(...)

Kirishima lo abrazaba fuertemente y lo sentía sollozar contra su pecho. Lo escuchaba decir en bucle que era su culpa y que Izuku merecía haber vivido, no él. Kirishima lloró con él.

Katsuki evitó los detalles que le dieran a entender a Eijiro que era un héroe profesional. Limitó la historia a "mi amigo de la infancia murió a manos de un villano durante la preparatoria por mi culpa".

Por su parte, Eijiro jamás esperó que Katsuki pudiera tener heridas tan profundas. Agradecía su confianza; agradecía su apertura; agradecía su vulnerabilidad con él. Pero, le dolía no poder hacer más que abrazarlo.

—Bakugo-san... Katsuki-san, no fue tu culpa.

—Perdóname, Izuku.

—No fue tu culpa.

Como un disco rayado, la conversación giró en ese círculo, hasta que Bakugo pudo calmarse. Por primera vez había podido llorar todo lo que tenía que llorar. No lo sabía y no lo sabría, pero estuvo en ese proceso de desahogo más de una hora.

Cuando paró de sollozar y ahora solo eran las lágrimas acumuladas en sus ojos las que salían, Kirishima sostuvo su rostro entre sus manos y colocó su frente con la suya.

—Perdóname, por no poder hacer más.

Bakugo colocó sus propias manos sobre las de él y respondió.

—Haces mucho más de lo que crees.