Capítulo 3

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Despues de que Jaemin decidiera darle fin a su horrendo trabajo, una parte de él lo mantenía inquieto (por no decir asustado).

Y es que al haber sido el único empleo ¨estable¨ que tuvo durante los siete años de su vida de su pequeñito Jisung, la idea de no volver a encontrar empleo lo mantenía profundamente asustado; sobre todo, porque temía llegar a realizar tales cosas que su ahora ¨ex jefe¨ le dijo entre carcajadas.

—¿Por qué estás tan triste, papi?

Jaemin salió de su horrible nido de telarañas y observó al lindo alfa dulce y cariñoso el cuál iba a su lado, sonriéndole tiernamente mientras le tomaba de la mano. Sabía que desde que había renunciado, no había podido prestarle mucha atención a su pequeño, sobre todo porque le generaba cierto temor que su hijo se sintiera decepcionado de él aún si este era prácticamente un niño.

—No estoy triste, mi amor. — musitó dulcemente mientras veía a todos esos padres y madres ingresar juntos a la escuela de sus hijos — Más bien estoy nervioso.

—¿Por qué?

El pelirosa formó una sonrisa mientras veía nuevamente a su pequeño angelito —Porque muchos alfas y omegas vienen con sus respectivas parejas y yo... — hizo una pausa, pensando en lo difícil que sería explicárselo a su niño.

Sin embargo, no contó con que su lindo alfa no sólo era listo, si no que era consciente de que la situación de su padre omega no era la más buena.

—No necesitas a otro alfa cuando me tienes a mí, papi. — dijo sonriente — Voy a estar contigo siempre, te lo prometo.

—Yo sé que si, mi amor. — susurró mientras besaba su frente — Pero ante la sociedad... no está bien visto que omegas estén solos y...

—¡Mi maestro también está solo y es un alfa!

—Pero mi amor, no me refiero a eso-

—Quizás deba decirle que juegue con nosotros, ya que muchas actividades que se harán ahora necesitarán la ayuda de dos papis. — brinco emocionado —Además, él me cae muy bien, ¡seguro a ti también!

Jaemin sólo le sonrió. Abrazo a su hijo por última vez y una vez ingresaron hacia dónde se suponía que estaban los de su salón, Jaemin se mantuvo nervioso. A decir verdad, Haechan era el que solía venir a atender las actividades de su hijo tal cual lo hacía su niñera por lo que mantenerse aquí junto a tantas personas, lo tenía incómodo y ciertamente asustado.

Y es que aún si se veían cómo personas amigables y educadas, en el fondo sabía que ellos lo juzgarán sólo por ser un omega soltero y con hijo.

—En lo que los festejos empiezan, ¿Puedo ir a jugar con mis amigos?

El pelirosa asintió —Sólo no te tardes mucho, ¿sí? — pellizcó una de sus mejillas —Ya que si me dejas solo mucho tiempo me pondré a llorar.

—Está bien, papi. — una linda sonrisa surcó sus labios y antes de que Jaemin pudiese decirle algo más, este ya había salido huyendo junto con sus compañeritos.

Para el padre del pequeño alfa, ver aquella escena le resultaba de lo más tierna. Tomó asiento en una de las tantas sillas que había ahí y una vez su hijo desapareció de su vista, quiso relajarse y suspiró. Hasta ahora todo parecía estar tranquilo; muchos de los padres apenas iban llegando mientras otros, ocupaban su tiempo conversando con otras personas.

Jaemin trato de mantenerse lo más relajado posible; Sin embargo, tras percibir un aroma café negro no muy lejos de dónde este se encontraba, juró sentir que su lobo comenzó a moverse de manera desenfrenada. Podía percibir cierto tipo de atracción, adrenalina y mucha, mucha felicidad por lo que al intentar voltear y buscar al propietario de aquel peculiar aroma, sus sentidos se activaron y su corazón latió con demasía cuándo al momento de entrelazar miradas con otro sujeto, rápidamente se volteó y cubrió el rostro.

Dad's secret | NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora