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Cuando el alfa se despertó, vio que al lado de su cama no se encontraba nadie (cosa que por supuesto lo asustó mucho), así que a pasos apresurados, este se vistió y salió casi huyendo en dirección a la entrada de su casa.

Sin embargo, no contó que al momento de salir al corredor en dirección a la cocina, se llevara una gran sorpresa al ver a cierto angelito rosado caminar de un lado a otro con un celular en mano, al mismo tiempo que hacía un magnífico desayuno. Y claro, de sólo oler los ingredientes que usaba para hacer un desayuno totalmente delicioso, ya le daba indicios de que sería majestuoso para su paladar.

—Lamento mucho, de verdad. — escuchó decir a Jaemin, mientras apagaba la estufa y tomaba un par de platos — Pero te lo voy a recompensar, así que sólo cuida a Jisung hasta que llegue, ¿de acuerdo?

Y Jeno entendió que para Jaemin era más que un trabajo complicado el ser padre soltero a la vez. El tener que buscar a alguien que cuide de su hijo y siempre lo mantengan vigilado en caso de no estar él para cuidarlo.

Entendió que Jaemin tuvo que ser muy fuerte en éstos casos y situaciones en las que él lamentablemente no pudo estar ahí para ayudarlo. Así que cuando vio a Jaemin apunto de quemarse por estar distraído con el teléfono, este corrió y sostuvo el plato, alterando completamente al omega quien no se esperó su presencia aún si está fuera su casa.

—Por favor dile a ¡¿Ah, J-Jeno?!

El pelinegro sólo sonrió, dándole un pequeño beso en la frente y susurrándole que fuera a sentarse en lo que él servía el desayuno. Pero lo que no esperó, fuera que su amigo Haechan nuevamente fuese un mal pensado y malinterpretara las cosas.

—¿Es enserio que estás cogiendo mientras me llamas? ¡Eres un sucio, Na! — se carcajeó el beta, haciendo sonrojar a Jaemin — Pero no te preocupes, puedes quedarte con Jeno el tiempo que quieras. Mark llevará al cachorro a la escuela, y yo me encargará de limpiarte tu casa hasta que llegues.

—Pero ¿qué no se supone que Jeno es el maestro de nuestro hijo? — inquirió curioso, al mismo tiempo en que se giraba hacia el pelinegro en señal de explicaciones — ¿O es acaso que cambiaron de maestro?

—Quizás. — lo escuchó decir — Pero, igual te mantendrá informado, sobre todo. Cuídate.

Dicho aquello, Haechan colgó.

Tanto Jaemin como Jeno se miraron fijamente, y cuando el alfa dejó su plato sobre la mesa y tomó asiento, este suspiró.

—Creí por un momento que te habías ido.

—No podía irme tan rápido después de lo que pasó. — se encogió de hombros — Pero créeme que eso es lo menos comentar, sino más bien me gustaría saber si es que acaso no te saliste de esa estancia o simplemente no quisiste ir hoy.

—Bueno, la verdad es que tengo días sin ir al trabajo porque planeo mudarme de ciudad muy pronto.

Y eso para Jaemin fue una sorpresa muy grande; tomando en cuenta incluso que este se habría acostado con él con el fin de pasar su celo que extrañamente disminuyó luego de haberse entregado a él por segunda vez.

Así que al ver a Jeno tan calmado, pero también incómodo por la confesión, a este no le quedó de otra más que mirar su plato sin manipular y suspirar.

—¿Y... a dónde planeas irte? — quiso saber, con el único fin de obtener una respuesta.

—Lejos. — respondió claro — Lejos de mi madre, de gente que siempre nos obligó y nos quiso meter en la cabeza que tú y yo no estábamos destinados a estar juntos.

Dad's secret | NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora