Lluvia

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Me traía paz  la lluvia, me ayudaba a dejar de sentir el vacío.

Ella calmaba mi tristeza y se tragaba mis lágrimas, me consolaba. Ahora no, o al menos eso creo, mi vacío interior me impide verlo, solo me permite morir en vida y es horrible.

La lluvia era mi música, ahora es el sonido de mi caliente sangre brotando de mis abiertas muñecas.

Una pluma mi instrumento de desahogo, ahora son las cuchillas.

El pollo mi  plato favorito, ahora una sobredosis de las pastillas antidepresivas, ah, se siente tan bien, no piensas y eres ''feliz'' hasta que esa dichosa pregunta llega  a tu cabeza como un extraño y te dice: ¿realmente quieres vivir así? ¿No te saldría más rentable suicidarte? Y esa pregunta día tras día hasta que te convences y lo haces, al son de la lluvia. Encima la casa está sola, mejor para ti.

Cortas tus venas, la sangre brota y esperas, es muy lento, demasiado lento para tu gusto, con un rastro de sangre bajas al comedor a comerte las ''chuches de la felicidad'' como le dices a tu hermano menor, Aún nada, es muy lento.

Con desesperación, aprietas tus puños más fuerte ¿PORQUE NO TE MUERES YA?, la sangre brota más fuerte.

Debido a la pérdida de sangre y el bote de pastillas te mareas, y con ese mareo vas al cuarto de tus padres, papá tiene una pistola en el cajón de la mesita de noche. La sacas. Está cargada aún. Sacas la nota, esa maldita nota, la agarras con fuerza y manchas de sangre al igual que la cama. Aprietas el gatillo y ¡PUM! no más dolor, se fue, ya puedes descansar, serás feliz, o no.

Relatos del corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora