Magia

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Cogí el autobús nocturno. Era maravilloso. A parte de mí solo estábamos el conductor y alguna que otra ''winka'',  para nosotras eran personas sin poderes.

Cuando la última persona bajó, me dirigí a la cabina del conductor. Necesitaba sangre fresca para el ritual. Mis hermanas lo agradecerían y no sé por qué, si siempre soy yo la que va de cacería y la que se mancha las manos de deliciosa sangre.

Cuando quise darme cuenta, ya estaba apuñalando al conductor. Recogí su sangre y me fui sin dejar rastro. Fue todo exitoso.

Relatos del corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora