Relatos del corazón.

Tormenta

Desde hace tiempo, en esta villa, siempre que hay tormenta y la luz se desvanece, una persona desaparece. Una inocente alma con sueños y objetivos. Siempre desaparecen los que tienen una vida normal, pero ellos, a esos que veo sonreír de forma macabra y sombría. Esos a los adoradores del caos, eso creo al menos, a ellos nunca les ocurre.

Y hoy sucedió, la tormenta asoló el pueblo. Otro reporte a la comisaría. Me dan el informe. Lo leo, no me sorprende su dirección y él porque del reporte.

Fui a por el coche, una vez voy conduciendo, me decido a ir por estos cabrones, esta situación debe parar ya. Voy a la casa de los afectados. Tomo los datos y todas esas mierdas y me vuelvo a montar en el coche. De investigaciones anteriores y principalmente de interrogatorios casa por casa (no es una villa muy poblada con suerte) ya me sé dónde está cada casa y principalmente la de estos capullos. Voy a su casa, conseguí una orden para poder registrar la casa. Sin llamar, abro la puerta de madera.
Nada, todo oscuro. Avanzo con sigilo y con el rifle en la mano. Voy a lo que en mi criterio parece el comedor. Nada, vacío. Pero... un estremecedor grito, acaba con ese asqueroso e interminable silencio.

Voy corriendo lo más rápido que puedo hacia donde oí el sonido. Abro la puerta con cautelo y... Oh...Dios...Mío. Es horrible. En el suelo hay dibujado un pentagrama, creo que con sangre, también hay una cabeza decapitada de una cabra. Así mismo, todos los adoradores tienen túnicas que les cubre todo el cuerpo.

Eso es lo único que logro divisar, ya que también hay velas negras que apenas dan luz.

Tras cinco minutos perplejo ahí, se separan del círculo, girándose, dejando ver el cuerpo abierto y ensangrentado de la persona desaparecida. No puedo ver sus caras ya que llevan unas extrañas máscaras, ¿sonrientes?

De repente una se lanza sobre mí y todo se vuelve negro...