Por fin iba a cumplir esa fantasía sexual que tanto me atormentaba. Esa en la que pensaba cada vez que necesitaba viajar al cielo con mis finos dedos, ese campo de amapolas. La necesitaba, necesitaba esa sensación de sentirme dominada, de saber que en el sexo hay alguien por encima de mí, al menos por una vez.
Aquel día no me aguanté las ganas y fui al despacho de mi exitoso marido. Un gran empresario italiano. Un claro jefe de esos que imponen, con los que sientes dominada con solo un vistazo de sus ojos avellana. Y ya del sexo ni hablar, cualquier orgasmo con él era como sobrepasar el paraíso. Sus dedos, su lengua y su miembro, hacían de él una especie de ser de placer reencarnado. Me hallaba subiendo por el ascensor. Con suerte iba sola, porque llevaba una gabardina única prenda que no dejaba ver mi desnudez. Pensarás que soy una promiscua, pero cualquiera podría serlo con semejante Adonis como marido.
Al llegar a su oficina, vi por la pequeñita ventana de la puerta de su oficina que estaba solo, ni hablaba por teléfono, raro pero mejor para mí.
Abrí la puerta sin llamar, el dirigió una mirada de sorpresa al verme allí. Él iba a preguntar algo, pero no le dejé. Fui al grano, a ese pene que tanto placer me daba y le hice un oral. Disfruté de cada chupada que le daba, de cada hilo de saliva que me hacía perder, cada gemido que soltaba con ese sexy acento italiano que tenía.
Me escondí bajo el opaco hueco en la mesa aún con su miembro en mi boca. Dios cada vez que gemía, hacía que me excitase más y que mi húmedo coño rogase por ser penetrado de una vez. Pero no pude, una reunión sorpresa me pilló en pleno apogeo de la mamada. Y claro está que eso me excitó aún más, el hecho de ser pillada en pleno acto sexual era una fantasía que siempre quise cumplir.
Él simplemente actuó como si nada, aunque sabía que le costaría. Él intentó hablar como si nadie se la estuviese chupando, yo no me quedé atrás y fui a putearle, como él lo hizo con una videollamada con mis padres. Dios, ese día tuve el mejor sexo de mi vida.
Y quería repetirlo.
Quería sentirlo otra vez. Y así fue, después de la reunión y una corrida en mi boca me levantó del hueco de la mesa, apartó las cosas que tenía en el escritorio, me sentó y allí ocurrió la magia. Me folló como nunca y lo disfruté como jamás en mi vida.
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Relatos del corazón.
RandomIdeas sueltas o relatos cortos sin conexion entre ellas. LOS RELATOS SON MIS IDEAS PROPIAS, CUALQUIER PLAGIO Y/O COPIA NO ESTA PERMITIDA.