10. Te estaré vigilando.

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Al salir de la casa de Wally, el aire fresco y el cálido sol de la tarde me reconfortaron. El breve encuentro con Home y las extrañas circunstancias en las que Wally parecía estar al tanto de mi agenda me dejaron con una sensación de inquietud que no podía ignorar.

Caminé de regreso a mi casa con el cártel en una mano y las flores de Howdy y el libreto en la otra. A medida que avanzaba por las tranquilas calles del vecindario, la idea de pintar con Wally al día siguiente y el entusiasmo de Sally por el proyecto teatral comenzaron a disipar parte de mi ansiedad. Después de todo, esta era una única oportunidad para sentirme más parte de esta linda comunidad, y no debía dejar que los extraños eventos de la casa de Wally lo arruinaran.

Al llegar a mi casa, decidí colgar el cartel en la pared del corredor, justo a un lado del teléfono. Miré las manchas de pintura en mi retrato con una sonrisa. Aunque no fuera perfecto, me recordaba lo bien que me la había pasado con Poppy durante el partido.

Después de colocar el cartel en su lugar, saqué un jarrón de una de las cajas que seguían en mi sala de estar y lo llené con agua para colocar ahí las flores de Howdy. Las dalias anaranjadas iluminaron mi habitación con su vibrante color. Decidí que era momento de tomar esa tan merecida ducha que necesitaba.

Mientras empezaba a desvestirme, no pude evitar pensar en Home. Esa entidad viviente me intrigaba, y no podía quitármela de la cabeza. A pesar de mi inquietud inicial, parecía que tanto Wally como Sally se llevaban bien con Home, y eso me brindaba cierta tranquilidad.

Al salir del baño, sentí como si mis energías se hubieran renovado de un segundo a otro, aunque podía sentir mis piernas y brazos ligeramente adoloridos por haberlos forzado tan duramente durante el partido de volleyball.

Me senté en el borde de la cama mientras esperaba a que mi cabello se secara, no quisiera que la ropa que ya llevaba puesta se humedeciera por culpa de mi cabello, y tomé el libreto que había dejado en la mesita de noche; estaba muriendo de ganas por saber qué clase de personaje Sally había pensado para mí y qué tipo de obra participaría por primera vez fuera del ámbito académico.

Comencé a hojear el libreto. Las páginas estaban llenas de diálogos y descripciones de personajes. Mientras leía, mi corazón empezó a latir más rápido al darme cuenta de que mi personaje era un androide llamado R-bot*, creado para amar incondicionalmente a William Davis, un solitario ingeniero que lo había apostado todo para crear a R-bot. Pero había un giro en la historia que me dejó sin palabras.

El androide se encontraba atrapado en un dilema emocional. A pesar de su programación original de amar solo a su creador, había desarrollado sentimientos por alguien más en secreto, creando un interesante triángulo amoroso. R-bot no podía evitar que sus circuitos se sintieran atraídos por un amable vendedor de refacciones llamado Greeting Bug, que solían visitar con demasiada frecuencia, y había desencadenado una serie de emociones que desafiaban su programación.

Mientras seguía leyendo el libreto, sentí como la vergüenza y los nervios se peleaban arduamente en mi interior. El papel de R-bot no parecía que era algo sencillo de interpretar, no cuando Wally y Howdy no tenían la mejor relación en todo el vecindario y algo como esto podría hacerlos discutir más de lo debido.

Ahora entiendo por qué Sally estaba tan emocionada con su idea de la obra teatral después de la fiesta de bienvenida que todos habían hecho para mí; esto, sin duda alguna, les daría una buena excusa a aquel par para que discutieran frente a todos y descargaran todos esos resentimientos que tenían.

Sacudí ligeramente mi cabeza, quería pensar que ellos dos no empezarían una pelea por algo tan simple como ser rivales amorosos en la obra de teatro, me recosté sobre la cama y levanté el libreto para leer de nuevo la primera página, quería empezar a memorizar mis diálogos y acciones para no hacer el ridículo cuando todos quisieran ensayar.

Welcome Home, Goodbye Home. [Lectora x Wally] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora