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Tengo la certeza de jamás olvidaré ese día

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Tengo la certeza de jamás olvidaré ese día. Los recuerdos de aquel entonces permanecen grabados a fuego en mi corazón e impregnados en mi piel, aferrándose a mí de tal modo que se vuelve doloroso. Se trata de imágenes que ostentan tal nitidez que parece como si recién hubiesen ocurrido el día anterior y no hace ya tanto tiempo...

     Hubo una época, cuando acababa de ingresar a la preparatoria, en que conseguí trabajo como niñera. Solía cuidar al hijo de una vecina, un muchacho inquieto y alegre al que le costaba trabajo concentrarse en una sola cosa.

     Sin embargo, esa vez estaba empeñado en su deseo de ir al parque, pese a que el cielo era gris y el pronóstico del clima apuntaba a un fuerte aguacero en las próximas horas; aun así, se esforzó tanto haciendo sus deberes que fui incapaz de negarme. Le coloqué una chamarra, bufanda y gorro, agarré un paraguas y nos encaminamos hacia allá.

     Recuerdo que el chiquillo estaba muy entusiasmado, se subió a cada uno de los juegos y me insistió para que le comprara golosinas. Yo lo seguía de cerca a todos lados, cuidando que no fuera a hacerse daño de alguna manera.

     Su energía resultaba inagotable, al punto de que, incluso cuando ya nos íbamos, quiso jugar a las carreras contra mí.

     —¡Vamos, seguro que puedo ganarte! —aseguró, con un brillo de determinación en la mirada. Yo solo me reí con ternura al ver la expresión en su rostro y le acaricié la cabeza.

     —Estoy segura de que sí, ya sabes que no soy muy buena en los deportes —respondí—. Pero, ¿no te sientes cansado? Llevas corriendo toda la tarde.

     —¡Para nada! —exclamó. Y como para probar su punto, salió disparado tan a prisa como sus piernas se lo permitieron.

     —¡Oye! ¡Espera! —Traté de detenerlo, pero él me ignoraba por completo, de modo que no me quedó más opción que ir tras él.

     ——¡¿Lo ves?! ¡Estoy perfectamente! —Giró la cabeza en mi dirección para gritarme aquello, y después, romper a carcajadas, sin detenerse en ningún momento.

     —¡Ten cuidado! —Quise advertirle al ver que no prestaba la menor atención a su camino—. O si no vas a...

     ¡PUM!

     Demasiado tarde.

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𝐌𝐈𝐑𝐀𝐂𝐋𝐄 𝐌𝐈𝐑𝐀𝐈 ▶Detective ConanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora