ㅤㅤㅤ| FILE 010

82 13 13
                                    


  ⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀

  ⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀

  ⠀ ⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀

—¿Qué? ¿Ahora puedes controlar las cosas con la mente? —Detrás mío escuché una pequeña risa, seguida por el sonido de la puerta al cerrarse—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué? ¿Ahora puedes controlar las cosas con la mente? —Detrás mío escuché una pequeña risa, seguida por el sonido de la puerta al cerrarse—. Dime: ¿esperas que vuele, que se encienda solo, o qué cosa?

     Decidí ignorar el comentario, sin apartar la vista del objeto que había estado contemplando fijamente durante las últimas horas: mi teléfono celular, colocado encima del sofá, a unos cuantos centímetros del sitio que ocupaba yo, abrazando mis rodillas.

     —Buenas noches, por cierto —habló de nueva cuenta, bastante animado—. ¿Cómo estuvo tu día?

     Al ver que no había respuesta por mi parte, el dueño de la voz se acercó hasta posar una mano sobre mi hombro, haciéndome dar un respingo. Entonces por fin alcé la mirada, encontrándome con el rostro de mi hermano; y aunque la expresión de burla en él persistía, pude notar en sus ojos un atisbo de preocupación.

     —Masayo, ¿te encuentras bien?

     Hice un gesto afirmativo con la cabeza.

     —Sí, sí. —Me apresuré a contestar—. Lo siento, Ken... estaba un poco distraída.

     —Un poco, ajá... —replicó él con ironía, antes de soltar una carcajada—. En fin, ¿esperas una llamada?

     El tono sugestivo de su voz, y la forma en que enarcó ambas cejas mientras me miraba provocó que mi rostro ardiera, y me apresuré a agachar la cabeza, de modo que mi cabello lo ocultara. Eso fue todo lo que Kenichi necesitó.

     —Así que era eso. —Soltó una risotada y fue a sentarse al lado mío, echando la cabeza hacia atrás. Por aquella época, Kenichi llevaba el cabello a la altura de los hombros, y acostumbraba recoger una parte para formar un pequeño moño; en ese momento lo deshizo, colocándose la liga que lo ataba en la muñeca—. ¿Y bien?

     —¿Qué cosa? —pregunté, alzando un poco la cabeza, aunque todavía avergonzada por la obviedad que reflejaban mis acciones. Fue un patético intento por hacerme la desentendida, y por supuesto que él no se lo tragó.

     —Sabes a lo que me refiero —respondió con simpleza. Podía apostar a que seguía con esa horrible expresión de picardía en el rostro, y maldije por lo bajo la facilidad con la que mi hermano podía leerme—. ¿Vas a presentármelo pronto? A mi cuñado, quiero decir, en caso de que se te ocurra preguntar a quién me refiero...

     —¡¿D-de qué rayos hablas?! —Los colores se me subieron al rostro, y lo primero que se me ocurrió hacer fue arrojarle a mi hermano uno de los cojines del sofá. Kenichi ni se inmutó por ello; al contrario, estalló en carcajadas estridentes, solo consiguiendo abochornarme todavía más—. ¡¿Por qué me preguntas algo como eso?!

𝐌𝐈𝐑𝐀𝐂𝐋𝐄 𝐌𝐈𝐑𝐀𝐈 ▶Detective ConanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora