ㅤㅤ【奇跡の未来 ▶𝐌𝐈𝐑𝐀𝐂𝐋𝐄 𝐌𝐈𝐑𝐀𝐈】
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【未来 ▶Mirai: Nombre de origen japonés que significa «futuro».】
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La vida de 𝐌𝐀𝐒𝐀𝐘𝐎 𝐘𝐀𝐒𝐔𝐃𝐀 dio un giro inesperado luego de aquella tarde de verano. Ahora se encuentra atrapada en una situación totalme...
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Arrojé el teléfono.
Por suerte, cayó encima del sofá. Kenichi lo levantó y miró la pantalla, para luego voltear hacia mí, alzando ambas cejas de forma traviesa. Yo sentí que iba a desmayarme en ese momento.
Entonces mi hermano se puso de pie, metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó sus auriculares, colocándoselos. El corazón casi se me para cuando le vi abrir la puerta de nuestro apartamento y colocar un pie en el exterior.
—¡¿A-a dónde vas?! —pregunté, alarmada.
Él me miró como si no comprendiera la pregunta.
—¿Afuera? —dijo, enarcando una ceja.
—¡¿P-pero por qué?! —Creo que comencé a hiperventilar en aquel instante.
—Porque dudo que quieras que me quede a oír cómo hablas con ese chico por teléfono —repuso él, estirando su liga para volver a atarse el cabello—. ¿O sí?
Enseguida negué con la cabeza, sintiendo la sangre agolparse en mi rostro. Una suave risa brotó de los labios de Kenichi.
—Él ya debe saber que viste sus mensajes —informó mi hermano, cruzándose de brazos—. ¿Qué estás esperando, Masayo? Va a pensar que no quieres hablarle.
—¿Y qué se supone que le diga? —Me llevé ambas manos al rostro, al tiempo que mordía mi labio inferior.
—Solo dile que sí y ya —Kenichi encendió su teléfono y comenzó a buscar alguna canción—. Avísame cuando termines.
Se caló la capucha de la sudadera que traía puesta y se marchó sin más, tarareando la melodía que escuchaba.
Entonces entré en pánico.
Respiré hondo un par de veces, en un vano intento por calmarme, pero seguía percibiendo el acelerado y brusco martillear de mi corazón dentro de mi tórax.
«¿Esto será normal?», pensé de pronto, mortificada.
El timbre de mi teléfono me arrastró de vuelta a la realidad. Veloz como relámpago lo sujeté y fui a revisar las notificaciones, encontrándome con un nuevo mensaje:
Hanzo Si estás ocupada no hay problema.
Quise estampar mi cabeza contra la pared en ese momento, sintiéndome un completa estúpida. ¿Tan difícil era solo responderle que sí? No pude evitar decepcionarme de mí misma y de la forma en que estaba manejando la situación.
