FINAL

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—Enrique, estoy bien créeme, solo estoy cansada, estos meses han sido hermosos, sentir a mi bebe crecer, es un sueño que no imagine ahora, sé que nuestro primer encuentro tuvo que ver con el hijo de Amador, es un ser que llevare en mi corazón y solo dios sabia su destino.

—Aun así, fui culposo con lo que paso—Clara negó.

—No amor, estoy bien, mi reacción fue comprensible, estaba en shock, descubrí quien era mi esposo teniendo sexo con ella, en su oficina y él no se detuvo, al contrario, me hizo saber el deseo que tenía por ella.

—Que imbécil.

—No importa ya, míranos aquí, tomando mi mano y en espera de saber el sexo de nuestro hijo, Ernesto el destino nos hizo encontrarnos en ese hospital y aunque después pensamos que no volveríamos a vernos míranos esperando a la doctora que no llega.

—No me importa si es niña o niño, mientras tenga tus ojos. —anhelo Enrique.

—Sabes que tenemos casi el mismo color de ojos verdad.

—Creo que estoy nervioso, mi primer hijo es así como se siente, dios, me sudan las manos.

—No debería, porque según recuerdo hace meses, fue un plan calculado o es que ya lo olvido—pellizco Clara su brazo.

—¡Clara! Como que has tomado mucha confianza, donde quedo mi novia la tímida.

—Quedo cuando descubrí su plan.

—Clara Miranda. —salió la enfermera.

Clara como Ernesto estaba felices de saber el sexo de su bebe, debían hablare a bárbara para darle la buenas, pero ambos la harían de emoción cuando llegaran a su casa.

Ernesto no solo la mano de clara en ningún momento ante la revelación, esa mujer que vio en esa camilla meses atrás seria la mujer que lo haría padre, la mujer que será su esposa, su amiga y confidente.

Que a pesar de su imagen frágil es una mujer fuerte, que ha salido de un doloroso matrimonio y que el ayudara a sanar sus heridas como lo ha hecho, y como ella le ha dado esa oportunidad de no cerrar la puerta al amor.

—Clara te veo el siguiente mes, y veremos la fecha a tu parto.

—Gracias doctora, Ernesto y yo estamos más que ansiosos con la gran espera.

—Me alegro bueno futuros papas, nos vemos entonces.

Clara sonrió como Ernesto le abría la puerta, ella por su parte antes de entrar lo abrazo y lo beso con ternura.

—Sabes que te amo, puedo decirlo porque en verdad lo siento Ernesto, te amo me siento feliz que seas el hombre que le de mi amor.

—Cómo crees que me siento—espeto el besándola también.

—Afortunado por tenerme, soy una mujer libre señor Aldarte vaya escogiendo una fecha.

—Lo dices enserio.

—Muy enserio, al final fue su plan.

—No me la vas a pasar por eso Clara.

—Uhmm, no. Te amor Ernesto Aldarte, te amo mucho y me siento feliz de ser la madre de tu hijo, lo amare con todo mi ser, hare una buena persona que crecerá con amor, y que nos hará sentir orgullo de ser sus padres.

—Podemos planear un segundo en cuanto nazca.

—Alto ahí, alto no abuse—sentencio ella.

Ernesto se carcajeo, solo era una broma, pero pensarlo no estaba mal, su hijo debería crecer juntos, sería bueno no tuvo hermanos y no sabe lo que se siente tener uno.

—Podrían llevarse de meses, si lo vemos así, no tendremos problemas por la crianza.

—Pero...—el cubrió sus labios.

—No tuve hermanos, mi madre no pudo tener más, pero te apuesto que me hubiera llenado de ellos, y tu Clara, hemos sido hijos únicos, me gustaría que este bebe tuviera un hermano, pero todo te lo dejare a ti.

—Que conveniente señor Aldarte, que conveniente.

—Bueno amor que puedo decirte si la amo—Clara acaricio su barbilla, como no amar a ese hombre.

—Yo también lo amo.

Bárbara grito de emoción, se llenó de lágrimas ante la noticia, necesitaba comprar tantas cosas que no se daría abasto, ropa, cuna, juguetes, todo lo que necesitara.

—Como quieren que me tranquilice si tendré una nieta, dios una nena, una hermosa nena como mi Clara, ya vez Enrique pórtate bien para que tengas un yerno como tú.

—Dios madre tienes que decir eso.

—Bueno yo no quería decirlo, pero tu madre empezó—esta vez fue clara. —Amor, bienvenido a los celos de padre que te sacara tu hija.

—Necesito hacerte otro hijo para que la cuide.

—Cálmate Ernesto aun no nace tu hija y ya pensando en otro, enserio en algo sacaste a tu padre en lo desesperado, eres así.

—Nada que ver.

—Por supuesto, el desde que me vio se empeñó en hacerme su esposa, y la madre de su hijo, le costó trabajo, con Clara te sacaste la lotería porque mírala la supiste enredar.

—Cuando lo dice así señora bárbara no sé qué pensar ahora.

—Solo piensa que han hecho feliz a esta pobre mujer, dios mis canas brotaran más, pero esa niña será hermosa, amada y consentida por la abuela, quiero llorar, tengo un gran sintiendo en mi corazón, no me arrepiento de darte ese trabajo Clara, y que hayas flechado a mi hijo desde el primer, dia, cuando vi que fue detrás de ti, dije esa mujer será para mi hijo.

—Bárbara dice que salió a su esposo Ernesto, pero yo no creo si no a usted—inquirió ella.

—Que va tener mi inteligencia—acato ella con indiferencia y entre risas.

—Dios madre, y lo bueno de todo esto es que me quieres porque soy tu hijo, no me imagino si no lo fuera.

—No seas exagerado, ahora hablemos claro la boda.

Clara después de una cena agotadora con su suegra, y discutir sobre el tema de la boda no tienen un plan ni fecha, menos cuando en poco tiempo vendrá su hija a iluminar su vida, los nervios la carcomen.

Ha estado presente con los dos embarazos de Perla y escucharla gritar de lejos no sabe si será una de esas o esas mamas que empujan y listo, solo deseaba que su embazado no fuera complicado.

—Mi madre te dejo agotada no es así.

—Un poco, tu madre está más entusiasmado que nosotros, y por nuestra hija.

—Mis mujeres.

—Que posesivo me sale señor Aldarte.

—Lo soy, eres mía, solo mía Clara Miranda, te amo ¡Mujer!

—También te amo—dijo ella besándolo.

—Y si nos casamos este fin de semana, han pasado tres meses que te divorciarte, podemos sacar una licencia—Clara se inclinó un poco del cuerpo de Ernesto.

—Lo dices enserio.

—Muy enserio, no necesitamos a nadie más, mi madre, tus amigos, mi amigo, no necesitamos a nadie más.

—Sabes—se recargo en el pecho de Ernesto—Si, si hagámoslo y que esto sea un para siempre.

—¿Estas segura? —pegunto él.

—Sí, muy segura del hombre que le daré el sí y que será el padre mi hija y de mis hijos—la sonrisa de Ernesto de amplio.

—Te hare la mujer mas feliz, lo prometo Clara.

—Lo se Ernesto lo se amor.

Amame, Antes de que me VayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora