Capítulo 38. ❄

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Clarisse

Estos días al lado de mi madre me supieron tan bien, pasar tiempo a su lado, cocinar juntas y que me diera algunos consejos me sirvieron de mucho, ya no me iba a morir de hambre o iba a tener que vivir a base de sopas instantáneas y comida de la calle, pero, sino fuera por Didi creo que desde hace mucho tuviera colesterol, o estuviera desnutrida. Mamá era buena en la cocina, tenía un rico sazón y me enseñó como hacer galletas de mantequilla, las favoritas de...ya sabemos quién, el innombrable. Le compré algunas cosas que necesitaba para la casa y para ella también, quería darle todo lo que aceptara, no tenía reparos en gastar dinero en ella, nada era suficiente para todo lo que hizo por mí.

Anduvimos por el lugar, me enseñó algunos sitios que antes no estaban, había una biblioteca a la que por supuesto entré y compré algunos libros interesantes. Fuimos juntas al cine y también vimos películas en su nueva televisión, la llevé a comer a un buen restaurante y le compré ropa. Me sentía tan bien aquí que no quería irme, pero era hora de enfrentar mis problemas, decidir que hacer y también tenía una cena con los tíos de Tanner, por lo poco que me dijo Matthew, este no iba a estar presente en nochebuena así que podía ir con ellos a cenar, el mismo Tanner les dijo que este día yo estuviera con ellos y él pasaba año nuevo a su lado. No quería que tuviera que decidir, pero la verdad es que sí quería estar con Margot, Nicolas y Matthew.

Pasé unos días increíbles con mi madre, pero tenía que regresar a casa. Extrañaba mi cama y ese cómodo sofá desde donde se alcanzaba a ver la ciudad, las luces de los grandes edificios.

Metía la poca ropa que llevé en la maleta, también algunas bufandas y los suéteres que mi madre tejió para Didi y para mí, sabía que mi amiga iba a estar encantada con ese suéter. Mi móvil empezó a sonar, sin mirar la pantalla respondí porque por el tono de llamada sabía que era Didi.

—¡Hola! —estaba tan de buen humor que ni yo me lo podía creer.

¡Hola! ¿Emocionada por qué nos vamos a ver en un par de horas?

—¡Sí! —expresé feliz —. Ya quiero verlas. También extraño a Marcy.

Y ella te extraña a ti, creo que mi familia no le agrada mucho, hablan fuerte y todo el tiempo —ambas reímos —. Supongo que le gusta el silencio y la soledad.

—Me imagino que es difícil para ella tener que convivir con tantas personas cuando es una diva —escuché su risa del otro lado de la línea.

Que no te escuche porque cuando lleguemos a casa va a sacar las garras. Como vas a llegar antes te sugiero que prepares chocolate y un rico pastel, ¿te parece?

—Me parece buena idea —dije —. No tardes.

No, no voy a tardar. Amiga, te dejo porque mis papás quieren que pase estas últimas horas con ellos. Te veo en unas horas.

—Te veo en unas horas —dije y colgué. Dejé el móvil a un lado sobre el colchón. Escuché golpecitos en la puerta —. Adelante —cerré la maleta cuando mamá entró a la habitación.

—¿Lista para regresar a casa? —se sentó a mi lado en la cama.

—No, pero voy a afrontarlo con toda la buena actitud —sonrió. Ver a mi madre me recordaba lo mucho que me parecía a ella, los mismos ojos, labios y esa gran frente, era hereditaria (por lo que pude observar).

—Así se habla. Mira, sé que con tu trabajo tienes muchas cosas, que te puedes permitir comprar sin restricciones y que tal vez esto no sea nada...

—No digas eso —puse una mano sobre la suya —. No importa lo que sea me va a gustar —sonrió contenta.

Sueños salvajes. (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora