Capítulo 30: El aroma del amor y la destrucción.

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-Por los Dioses, está horroroso, ¿quién hizo ésta porquería?

-...

-...

-¿Qué?

Wang FanXing y Wang YiBo se míraron entre sí con expresión caída. FanXing al lado de Xiao Zhan que lavaba la ropa dentro del río, y YiBo de pie a la orilla.

-Lo hizo A-Die...

Xiao Zhan se puso rígido. Cómo sus manos no se habían detenido de enjuagar las prendas, ésta vez volteó rápido hacía su Príncipe que le enarcó una ceja, para después simple y sencillamente arrebatara el tazón de comida que FanXing tenía.

-Zhan, si no te gusta, no tienes que comerlo.

-Pero claro que me gusta- Xiao Zhan frunció el ceño viendo la 'sopa' que YiBo había hecho, ¿eso que flotaba en medio realmente eran verduras? No lo sabía, y tampoco tenía ganas de saberlo. Ésta era una de esas cosas que Xiao Zhan estaba dispuesto a hacer por amor; comer la comida de su amado futuro esposo que evidentemente no sabía cocinar.

-Zhan... ¡Zhan!

De una sola, el Demonio empinó el cuenco sobre sus labios y tomó lo que había en su interior. En su cara apareció una mueca, en vez de una sonrísa con la que quería disimular el mar sabor que le ocasionó.

-Está muy bien- sus cejas se fruncieron, lo único que atinó a hacer fue a mojarse la cara con la húmedad que aún tenían sus manos con anterioridad.

Wang YiBo suspiró. A leguas se veía lo mucho que le desagradó, pero aún así lo comió todo. FanXing se palmó la frente y subió a la orilla al lado de Xiao Zhan, mientras YiBo también se adentraba para colocarse detrás de él.

La primavera había llegado. El otoño e invierno pasaron más rápido de lo imaginado, pero sin duda alguna, cada uno de los integrantes de esa pequeña familia eran capaces de decir lo muy hermoso que era, incluso si era poco tiempo el que llevaban.

La cantidad de Energía Resentida y Demoníaca que residía dentro del cuerpo de Xiao Zhan, lo que lo había convertido en una poderosa Calamidad había disminuído de sobremanera. No existía más el odio, ni la furia. De vez en cuándo la tristeza por los recuerdos volvía, y así mismo el incremento de tal Energía oscura. Sin embargo, no era tan grande cómo lo era su felicidad.

¿Qué era eso que Xiao Zhan podría pedir si ya estaba con YiBo, y su hijo? Nada. Absolutamente nada. En su corazón, las cosas estaban bien de ésta manera.

-Bixia, ¿por qué no levantas tu cabello? Odias que se moje, pero lo mantienes suelto dentro del agua- hablando, y la Deidad recogiendo el cabello blanquecino de su Demonio en una coleta, la cuál enrrolló y aseguró con su horquilla. Al inclinarse para verlo, sonrió-. Tal cómo antes, mi Cielo.

Xiao Zhan también había dejado de amarrar su cabello cómo antes, dejándoselo suelto y en una media coleta alta que amarraba con un listón blanco o negro en ocasiones. De hecho, a Wang YiBo le gustó mucho que él hubiera dejado de ocultar su cabello cómo antes lo hacía en el Reino del Cielo, y tenerlo cómo deseó sin pensar en sí sería juzgado o no.

Así mismo, que durante el tiempo que llevaban juntos después de reencontrarse, Xiao Zhan tampoco ocultase su marca Demoníaca y tampoco las partes blanquecinas de su cabellera.

Cada uno había mejorado con la ayuda del otro a su manera.

-Gracias, Fenghuang-. El Príncipe Demonio sonrió un poquito, dejándose hacer.

Fall The Inmortality Of Love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora