Bajo presión

97 7 0
                                    


🦊 🦊 🦊

Fue hasta después de las primeras dos clases que Miorine por fin puso pie en la escuela. Ignoró por completo los murmullos de sus compañeros y se sentó en su lugar preferido hasta el fondo del salón. Cuando acomodaba sus cuadernos en el escritorio, notó que alguien se acercaba. Alzó la vista y vio a la chica de cabello negro y azul del otro día, también aparecía en aquellas infames fotos del día anterior.

— Buenos días, señorita Miorine— se inclinó hacia ella y bajó la voz.— Todos estaban diciendo que estabas en el hospital o algo así. ¿Te encuentras bien?

— Sí, solamente me quedé dormida y se me hizo tarde — en realidad se había pasado parte de la mañana escondida debajo de las sábanas hasta que Rajan, la mano derecha de su padre, tuvo que ir por ella y obligarla a salir, pero eso no lo iba a admitir.— Gracias por preocuparte por mí. Este...

— Nika, Nika Nanaura— dijo con una sonrisa.

Miorine asintió cortésmente. Aún no sabía con certeza si Nika era digna de confianza, pero al menos era decente. La joven ya había leído los rumores que sus compañeros pusieron en redes sociales y el hecho de que Nika no hubiera mencionado las partes más insidiosas de aquellos rumores donde se especulaba sobre su salud mental era de agradecerse.

—Por cierto, me disculpo si te causé molestias ayer, yo...

—¡No fue ninguna molestia! De hecho, los chicos y yo creemos que estuviste genial. Nos hiciste un gran favor al unirte al club.

— En realidad yo...

El profesor entró al salón y todos se fueron a sentar a sus lugares de tal forma que Miorine no pudo terminar de hablar con Nika. Volteó a ver el papel que tenía sobre el escritorio. Se trataba de la hoja de inscripción para unirse oficialmente al Club de Difusión de la Ciencia, mientras no entregara ese documento, no tendría ningún compromiso con el club. Las circunstancias que la llevaron a asociarse con esas personas eran por demás extrañas, sin embargo, Miorine ya había decidido qué iba a hacer al respecto y no pensaba cambiar de parecer.

***

— ¿Entonces esa es tu decisión? Pudiste haber ido directamente con el presidente del consejo estudiantil en vez de buscarme, Rembran—comentó Sabina. Era claro que no le agradaba mucho haberse encontrado a la otra chica justo cuando salía de la última clase.

Miorine se encogió de hombros.

—Sé que el presidente está muy ocupado y no quería distraerlo con un asunto tan trivial. Además, creí que tu serías la encargada de este asunto, puesto que fuiste tú y no él quien se presentó a cerrar el club ayer.

La joven de cabellos violeta la miró de arriba a abajo como si pretendiera encontrar algo. Luego contestó con cautela.

—Parece que has vuelto a ser la misma de siempre, aunque no comprendo qué pretendes ganar con todo esto. El presidente querrá saberlo también.

—Si te lo llega a preguntar, sólo dale la respuesta de costumbre.

Sabina puso los ojos en blanco, claramente comenzaba a cansarse de ser la intermediaria entre aquellos dos.

— ¿Quieres que le diga que lo que tú hagas no es de su incumbencia, entonces?

— Así es.

— De acuerdo. Por cierto, no sé desde cuando comenzaste a practicar judo, pero no creo que sepas lo suficiente como para enfrentarte a Renée. Esa es la única razón por la que intervine ayer; te recomiendo que seas más prudente. Estoy demasiado ocupada como para tener que cuidarte.

Más allá del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora