Prólogo

534 15 0
                                    

Por fin había conseguido el traslado para poder estudiar en la ciudad de mis sueños, Madrid, desde la primera vez que vine siempre había amado este sitio, y cuando empecé la universidad no dudé ni un momento, empecé a trabajar para poder ahorrar, y ahora que empezaba cuarto por fin había podido mudarme.

Había venido a vivir a casa de mi tía, ella vive en Madrid desde que es joven, eso me ha permitido conocer la ciudad desde bien pequeña y hoy por fin estoy viviendo aquí. Es mi primer día. A pesar de la emoción también estaba muy asustada, una ciudad nueva con gente nueva... sol esperaba poder encontrar a alguien.

Debo reconocer que se me da bastante bien hacer amigos, soy una chica simpática que suele hablar con todo el mundo, no tenía problemas en tener que socializar pero aún así no saber que me depararía el día me ponía muy nerviosa.

Cojo el tren temprano ya que la casa de mi tía queda algo lejos de la uni y debo hacer varios trasbordos, me dedico a leer un libro de Elisabet benabent en el trayecto, y trato de disfrutar lo máximo posible, no estoy aquí para aborrecer la ciudad, sino para conocerla y conocerme a mí misma dejando atrás el pasado.

Tras un largo trayecto al fin llego al campus, el edificio al que tengo que entrar al lado de una carretera, así que espero a que el semáforo de los peatones se ponga en verde para pasar, empiezo a andar cuando lo indica la lucecita momento en el que un coche para a escasos centímetros de mí de forma brusca, un poco más y me hubiese atropellado, miro descaradamente el asiento del piloto, ¿cómo puede ir a esta velocidad en una zona de peatones? ¿Por qué la gente tiene tan poco aprecio por sus vidas?

El conductor no se mueve pero el chico que va de copiloto se baja del coche inmediatamente.

-¿Estás bien?- dice un chico de piel oscura y pelo trenzado que le cae a los lados de la cara, parece genuinamente preocupado- lo siento mucho de verdad, es que llegábamos tarde y...perdona- parece nervioso

- No importa ha frenado a tiempo, está bien, aunque deberíais cumplir las normas de tráfico - digo graciosa como si no hubiese estado a punto de costarme la vida, nos miramos durante unos segundos sin decir nada y ambos sonreímos.

— ¿Vamos ya o qué?- dice el conductor que no parece tan agradable como este chico, puedo ver que se parecen bastante ¿serán hermanos?

-Bueno ya nos vemos- me tiende la mano a modo de despedida, yo la acepto, es suave, y de repente me pongo nerviosa, vuelve al coche y no deja de mirarme desde la ventanilla del coche hasta que pasa de largo, pero yo no me muevo hasta que el coche desaparece y vuelvo a ser consciente de mi realidad.

¿No querías conocer a alguien? Ahí lo tienes

Holaaaa, espero que os guste esta nueva historia, la iré subiendo cuando tenga tiempo, seguramente sean capítulos cortos pero bastante seguidos.

🩷

Juego del destino - (Eduardo Camavinga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora