Capítulo 33

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Camavinga
Sheila me lanza una mirada asesina cuando oímos a alguien hablar en el rellano del edificio.

-¿No decías que no había nadie?

-Al parecer el equipo de limpieza entra antes que el resto- se cruza de brazos y su mirada se vuelve más dura, tocó su nariz con mi dedo intentando suavizarle el gesto.

-Venga vamos, esto es grande, no tenemos porque cruzarnos con nadie, esperamos a que suban a la primera parte y bajamos.- asiente con la cabeza aunque no se le nota muy convencida.

-No te agobies anda- la abrazo- ¿no ha merecido la pena el delito? - noto como sonríe contra mi cuello, su aliento me eriza la piel.

-Supongo que sí.

-¿Solo supones?-Asiente divertida - creí que había estado de 10.- pone los ojos en blanco.

-De 7,5 - comienza a picarme olvidando de dónde estamos.

-Si hombre, me merezco como mínimo un 9

-No sé yo...- finge una mueca.

-¿Necesitas que te refresque la memoria?- me sonríe nerviosa.

Unos pasos alejándose nos indican que las limpiadoras han terminado en la planta de abajo, la agarro del brazo y salimos corriendo del edificio.

Unos minutos después conseguimos llegar al coche, nuestras risas invaden todo el cubículo, ha sido una noche genial.

Sheila

-Parecemos niños de 15 años.

-El amor es la sensación más parecida a volver a la adolescencia- enarco las cejas mirándole, a veces se pone tan filosófico de repente creo que es lo que más me gusta de él desde el principio

-¿Amor?

-Amor es todo lo que siento cuando te miro.

(...)

Lunes por fin, al final ayer no pudimos ir al partido, bueno si podíamos pero Isa decidió que no tenía ganas de ver a Vini, que bastante iba a tener que verlo ya todos estos días como para verlo también en su tiempo libre, yo he decido rendirme respecto a ese tema, no merece la pena meterse en dramas del corazón ajeno.

-Buenos días- hemos quedado en la puerta para no tener que entrar solas.

-Hola- sonríe cogiéndome del brazo, va vestida con un traje de color beige de tommy Hilfiger que se ha comprado expresamente para la ocasión, cosas de tener dinero constante a tu disposición, mientras tanto yo he tenido que tirar de fondo de armario y he optado por un traje de rayas del primark, elegante y barato, si quieren que me vista de marca que me paguen por esto que estoy a punto de hacer.

-No sé si estoy preparada para codearme con esta gente tan importante- ¿y si ella no lo está como voy a estarlo yo?

-Bueno a la aventura- digo y cogidas del brazo entramos a las instalaciones en las que hace solo unos días viví uno de los momentos más mágicos de mi vida.

Juego del destino - (Eduardo Camavinga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora