Eduardo
Nos envuelvo con una manta a ambos, la acurrucó contra mi pecho rodeándola con los brazos sin despegarme ni un centímetro de ella, lo que acabamos de vivir ha sido intenso, no por el acto físico, sino por todo lo emocional que eso conlleva, nunca me había sentido así con nadie, porque cuando es con la persona correcta entiendes el verdadero significado de cada roce.
-¿Qué piensas?- dice besando mi mandíbula.
-En nada y en todo- respondo.
-Desde aquí se ven las estrellas- miró hacia arriba, tiene razón la contaminación lumínica no llega hasta aquí, así que tenemos una buena perspectiva del cielo- Me gusta mirar al cielo, siempre lo hago cuando tengo un mal día, ver la inmensidad de todo hace que no me sienta tan mal.- la miro embelesado mientras ella sigue mirando hacia arriba abrazada a mi cintura.
-¿Y a ti te gusta lo que haces?- digo recordando la pregunta anterior- se vuelve para mirarme.
-No sé, creo que aún estoy descubriendo dónde quiero estar realmente.
-¿A qué te refieres?
-No te ha pasado que tienes un sueño que sabes que es imposible, y simplemente te tienes que adaptar a lo que realmente te va a dar de comer.- se calla unos segundos en los que recorre mi expresión- Bueno, tú si has alcanzado ese sueño, pero digamos que no es lo normal.- le doy un pequeño beso en la frente y vuelve a acostarse mirando el cielo.
-¿Y cuál es ese sueño?- pregunto susurrando en su oído.
-Ser escritora, publicar libros-noto como sonríe ante la simple idea de imaginarlo. - no es que no me guste lo que estudio todo lo contrario, me encanta, pero ya sabes hay cosas que las piensas y notas como el corazón te da un vuelco - entiendo a lo que se refiere, desde pequeño he amado el fútbol y haber tenido la oportunidad de haber llegado hasta aquí es increíble.
-No sabía que te gustaba escribir.
-Me encanta escribir desde pequeña, siempre he escrito historias cortas, poemas, reflexiones... aunque nunca he llegado a terminar nada - su voz se llena de ilusión al hablar de ello, la abrazo más fuerte contra mí.
-¿Y por qué no lo intentas?
-No sé, ¿miedo al fracaso? ¿A perder el tiempo?
-No es perder el tiempo si te hace feliz, y respecto al fracaso- muevo su cuerpo para que me mire, recojo un mechón de pelo tras su oreja y me dedica una tierna sonrisa- no hay mayor fracaso que no intentar algo que quieres con tanta fuerza. ¿ me enseñarás algo de lo que escribes? - una enorme sonrisa se dibuja en su rostro.
-¿De verdad?
-Claro- sonrío, porque quiero saber cualquier cosa de ella, su color favorito, aquello que odia, aquello por lo que suspira- lo quiero todo de ti Sheila.- mueve mi nariz sobre la suya, acaricio su espalda aun desnuda.
-¿Todo? ¿Todo? Debo confesar que tengo mucho más mal humor del que aparento - suelto una carcajada ante su comentario.
-Creo que hasta eso me encantará.
-Ya lo veremos - dice sonriendo y eso es lo más bonito, que vamos a poder verlo.
Pasamos el resto de la noche entre abrazos y confesiones hasta caer dormidos. Los primeros rayos del amanecer me despiertan, agradezco que las terrazas de estos pequeños edificios estén también equipadas o me hubiera levantado con una tortícolis horrible, Sheila sigue dormida entre mis brazos, me estiro para poder comprobar la hora en mi móvil, los trabajadores empiezan a llegar a las 8 así que deberíamos irnos ya.
Beso sus mejillas mientras empieza a revolverse contra mi cuerpo.
-Buenos días- digo cuando abre los ojos, me sonríe aún somnolienta- tenemos que irnos antes de que empiece a llegar- entonces sus ojos se abren recordando todo lo que había pasado la noche anterior, se deshace de mi agarre y se pone de pie rápidamente- tranquila aún quedan un par de horas para que lleguen.
-Me habías asustado- dice señalándose de nuevo junto a mi, solo lleva puesta una camiseta y la ropa interior, acaricio su muslo desnudo haciendo que se le erice la piel, une nuestros labios - Buenos días- dice cuando se separa. - vamos anda, no quiero morir de vergüenza si alguien nos encuentra así.
Me levanto para vestirnos.
-¿Ha pasado frío esta noche?
-Contigo al lado es difícil pasar frío- le sonrió haciéndola enrojecer.
-Anda vamos- la sigo por la puerta aunque no tengo intención de dejarla escapar tan rápido de mi compañía.
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Juego del destino - (Eduardo Camavinga)
FanficCiudad nueva, universidad nueva, amigos nuevos y ... obviamente chicos nuevos. Conoce la historia de Nika y Eduardo y su historia de amor... o no.