Capítulo 6

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-¿Te apetece ver otra película?- pregunta confirmándome que no piensa irse.

-Está bien- asiento y vuelvo a colocarme mirando hacia la pantalla haciendo que nuestros brazos se rocen levemente, él no parece darse cuenta, pero cada vez que noto su piel todo mi cuerpo se eriza.

-Está vez elijo yo- coge el mando de la tele y empieza a buscar

-¿En serio?- digo cuando veo que acaba de poner sherk

-¿Algún problema?- me mira mientras una carcajada escapa de mis labios.

-Para nada- vuelvo a fijarme en la pantalla ignorando su mirada- dale al Play. - me hace caso y la película empieza.

...

Eduardo

Una vibración en mi bolsillo hace que abra los ojos tardo unos segundos en recordar lo que pasó anoche y donde estoy.
Muevo el cuello ligeramente y un latizgazo de dolor hace que me estremezca, no debería haber dormido en el sofá.

Cuando recupero algo más la conciencia me doy cuenta que no estoy solo, Sheila reposa sobre mi brazo apoyando su cara en mi pecho. Duerme dulcemente mientras su mano descansa sobre mi estómago.
Me quedo mirándola unos segundos, tiene la piel blanca haciendo contraste con la mía que es todo lo contrario, su nariz es fina y sus labios ligeramente carnosos, el pelo le llega por los hombros en forma de cascada de color caramelo. Acaricio su cintura con la llema de mi dedo, su piel está caliente y una sensación de calidez invade mi pecho, como si hubiese hecho esto miles de veces y como si quisiese seguir haciéndolo toda la vida.

Esta vez mi móvil suena estridenetemre haciéndome dar un sobre salto, retiro la mano lo más rápido que puedo intentado evitar que se despierte y parece ser que lo consigo porque una queja sale de su boca haciendo que se gire sobre sí misma y entierre aún más su cara en mi pecho provocándo de nuevo en mi esa sensación de calor

Miro el número y es Álvaro, solo le mandé un escueto mensaje diciéndole que no iría a a dormir porque el coche se había roto, después de eso ignore el resto de mensajes

Vuelvo a dejar el móvil ignorándolo y volviéndome a centrar en la chica que está entre mis brazos, hace solo unos días mi hermano casi la atropella y ahora aquí estamos, lo que es la vida...

Empieza a abrir los ojos y yo los cierro inmediatamente, no quiero que se sienta incómoda al verme aunque no lo consigo porque nada más abrir los ojos noto como se levanta apresuradamente del sofá, abro levemente los ojos y la veo desaparecer por el pasillo dejándome una gran sensación de vacío.

Un suspiro frustrado sale de mis labios, cojo de nuevo el teléfono y leo los mensajes de Álvaro

-¿No decías que era solo la amiga de tu hermana?

-Espero que al menos estés tomando precauciones no me apetece tener que encargarme de más niños. - pongo los ojos en blanco ante sus reacciones

-Buenos días- la voz de Sheila hace que el corazón se me acelere, ¿cómo se supone que debo reaccionar ahora?

-Buenos días- le sonrío y puedo ver cómo está bastante incómoda, se ha cambiado de ropa e incluso diría que que se ha echado algo de maquillaje, como si necesitase esas cosas para llamar mi atención.

-¿Te he despertado? - me pregunta

-Ya estaba despierto desde hace un rato- confieso haciendo que sus mejillas se tiñan de rojo, sonrió ante su reacción, me gusta tener ese efecto en ella.

-Bueno....¿quieres desayunar?

-Mmm si, pero el mecánico está de camino así que espera que arranque el coche y te invito.

-No hace falta - se apresura a contestar

-Me has dejado dormir aquí es lo menos que puedo hacer.

-Bueno, pero que haya tortitas. - no puedo evitar soltar una carcajada ella forma una pequeña sonrisa en sus labios.

-Está bien, tortitas para la señorita- acentúa aún más la sonrisa de su rostro y los latidos de mi corazón se aceleran.- vamos- digo ignorando ese ardor en el pecho.

Juego del destino - (Eduardo Camavinga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora