Juego del destino - (Eduardo Camavinga)

Capítulo 2

Hace ya un rato que estamos sentadas en la mesa de su escritorio buscando la información que el profesor quería, pero yo no puedo dejar de pensar en el chico que acabo de ver fuera.

-Mamáos ha preparado esto- dice entrando con un plato en la mano como si mis pensamientos le hubiesen atraído, se coloca entre ambas y deja el plato encima de la mesa. Noto como me mira aunque yo no le devuelvo el gesto.

-Gracias - responde ella, y el nos da la espalda dirigiéndose a la salida, es ahí cuando decido mirarle- está soltero - dice susurrando cuando él aún no ha salido de la habitación. La miro horrorizada y solo espero que el chico no haya podido escucharla... le doy un golpe con el hombro justo cuando la puerta se cierra a las espaldas de Edu. Ella se ríe y no puedo evitar contagiarme.

-Perdón pero me parece una situación de lo más surrealista.

- Pues si te lo parece a ti... imagínate a mi...

Tras dos horas podemos decir que hemos terminado la primera parte del trabajo, aunque ha sido más difícil de lo esperado.

- Creo que deberías volver mañana- me dice acompañándome a la salida, a malas penas la escucho, desde que salí de la habitación estoy buscando al chico que casi me atropella esta mañana.- no está, se ha ido a entrenar- dice averiguando mis pensamientos, yo respondo bajando la cabeza algo avergonzada.

-Mamá, está es Sheila- dice cuando llegamos a la cocina.

-Encantada, gracias por las galletas- digo amablemente.

-¿Qué galletas?- responde dulcemente, Isa enarca una ceja y sonríe negando con la cabeza.

-Este Edu...-  dice andando hacia la puerta, yo la sigo rodeando mis libros con los brazos.

No digo nada más al respecto aunque ya imagino que ha sido él quien ha querido entrar a vernos.

¿A veros? Será a verte querida.

No puedo evitar sonreír solo de pensarlo.

-Bueno, nos vemos mañana entonces...
Me coloco en la puerta y me despido con la mano de ella y de su madre.

-Hasta mañana supongo- dice la voz de Edu a mi espalda, parece ser que ya ha vuelto. - puedo llevarte a casa si quieres- se ofrece ante la atenta mirada de su hermana.

-No no hace falta, me voy en tren

-No es molestia de verdad- sigue insistiendo

-Me vendrá bien un paseo.

-Bueno está bien, pero mañana no te dejaré irte sola.

-Te tomo la palabra - le respondo frente a frente.

-Mjum- dice Isa rompiendo la tensión que se ha creado ante nosotros.

-Ten cuidado- dice él provocándome un cosquilleo en el estómago, ¿hay algo más tierno que se preocupen por ti?

-Gracias- respondo yo
Y así se acaba una de las tardes más surrealistas que he vivido.