-Bueno esto ya está- dice el mecánico separándose y bajando el capó del coche.
-Muchas gracias Rob
-Le pasaré la factura a tu hermano- me guiña un ojo lanzando una mirada a Sheila y se aleja.
-Bueno, su carruaje espera- se ha cambiado de ropa mientras Rob arreglaba el coche, ahora viste un vestido ceñido y unas botas altas lo que dificulta que mi mirada no se pierda en sus piernas pero no soy ese tipo de tíos baboso así que trato de evitar esss miradas.
-Gracias- sube al coche y yo cierro su puerta dirigiéndome al asiento del piloto.
-¿Qué le pasaba?- me pregunta por el coche
-La verdad no me he enterado de nada de lo que a dicho lo mío no es la ingeniería mecánica.- me mira sonriente - Bueno cuéntame algo de ti- digo moviendo el coche y entrando a la carretera.
-Mmm ¿que quieres que te cuente?- me quedo pensando, ¿qué quiero saber de ella?, realmente quiero saberlo todo... pero eso no puedo decírselo.
-No sé, ¿desde cuándo vives en Madrid?
-Me mudé ste verano para empezar aquí el curso, solo estoy de intercambio, en mi ciudad era bastante difícil la carrera y decidir venir aquí- asiento
-¿De qué ciudad eres?
-De Murcia
-Ah si, me suena...- me mira sorprendida.
-No mientas- dice divertida.
-Que sí, que tiene un equipo que ha ido subiendo y bajando y luego cayó en decadencia- indicó y parece creerse que se de lo que hablo.
-Bueno pues si sabes que es Murcia.
-¿Por qué te sorprende tanto?
-Porqué Murcia no existe.- no entiendo a qué se está refiriendo, pero a ella parece divertirle- los españoles siempre desprecian a Murcia y dicen que no existe- explica al ver mi expresión.
-Vale ahora lo entiendo...- me río y ella se ofusca dándome un leve golpe en el brazo .
-No te rías de mi.
-No me río de ti- niego con la cabeza aún sonriendo.
-En fin... - se gira en el asiento para mirar por la ventanilla del coche, no pudo evitar fijarme en ella, el pelo se le ha quedado pillado en el cinturón, y tiene las mejillas sonrosadas por el frío.
-Hemos llegado - digo aparcando el coche, he decidido venir a un sitio que le encanta a mi familia por los dulces que tienes.
Sheila
Bajo del coche y él hace lo mismo, andamos por una calle estrecha, caminamos juntos, más de lo necesario pero ninguno parece incomodo por la cercanía del otro. Llegamos hasta la puerta de una pequeña cafetería, parecida a las de las películas francesas con las mesas redondas, y tremendamente sofisticada.
-Aquí es- señala- es una pastelería francesa, ya verás te va a encantar- me mira con ilusión lo que hace que mi corazón se encoja- espero que no te importe que no sean tortitas, quería enseñarte este sitio.
-Claro, me encantará probarlo- entramos al local, y por dentro es tan sofisticado como por fuera, no hay gran cantidad de gente y Edu parece sentirse bastante en confianza porque avanza hasta el mostrador donde un hombre atiende las comandad, le dice algo y ambos se estrechan la mano, después vuelve a acercarse
-He pedido lo mejor de la carta- asiento levemente sonriendo, me siento un poco abrumada por la situación y por lo que estoy sintiendo respecto a ella, no suelo subirme a coches de desconocidos y menos dejarles quedarse a dormir a casa porque a pesar de todo Eduardo es un desconocido- ¿podemos tomarlo en el coche?- no entiendo bien el motivo pero decido asentir.
Cuando la comida está lista la cogemos y salimos del local caminado de vuelta al coche. Ninguno dice nada hasta que una voz femenina nos interrumpe.
-Eh Edu- una chica rubia y alta se acerca, va vestida con ropa deportiva por lo que asumo que había salido a correr, se quita uno de los auriculares u se acerca a Edu que se ha quedado sorprendido de verdad- ¿que haces por aquí?- se acerca y besa su mejilla de forma natural.
-Eh- Edu por fin reacciona haciéndome sentir fuera de lugar- hola no sabía que estarías aquí.
-Es raro que no lo supieses porque vivo a dos calles de aquí- asiente la rubia sin reparar en mi prensencia mientras yo deseo que la tierra me trague, esto ha sido mala idea desde el principio.-¿vas a desayunar? - dice señalando la bolsa que el leva en su mano- creía que no comías dulce - se la ve molesta, y algo en mi interior se revoluciona al pensar en porque si a accedido a comprar dulces conmigo.
-Es una ocasión especial- le contesta él haciendo que los latidos de mi corazón sean aún más fuertes. Ambos se quedan mirándose sin decir nada, no sé leer bien lo que dicen sus miradas pero tengo la necesidad de huir.
-Bueno...- comienzo a decir- yo creo que voy a irme ya- digo mirando a Edu que parece salir del trance en el que se encontraba.
-Si vamonos, ya nos veremos- mira por última vez a la rubia que se va sin decir nada, y yo no puedo dejar de pensar que coño acaba de pasar.
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Juego del destino - (Eduardo Camavinga)
FanfictionCiudad nueva, universidad nueva, amigos nuevos y ... obviamente chicos nuevos. Conoce la historia de Nika y Eduardo y su historia de amor... o no.