Capítulo 37

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Su lengua recorre mi cuello de forma lenta, erizando cada parte de mi piel, mis manos se enredan en su pelo recogido en una coleta que no tardo en deshacer. Jadeo levemente cuando sus manos se meten por debajo de mi camiseta, me acaricia haciéndo que la piel cálida de mi estómago se acostumbre a sus frías manos.

-Vamos- sin sacar sus manos de la camiseta me coge en brazos haciendo que rodee su cintura con mis piernas, mi centro roza el suyo y puedo notar su ereccion, él también lo nota porque un jadeo escapa de sus labios ante el leve roce, creo que nunca he sentido tantas ganas de algo así.

Llegamos a la habitación donde me tumba sobre la cama, se quita la camiseta bajo mi atenta mirada, no dudo en repasar cada centímetro de su cuerpo, sus marcados brazos y sus abdominales. Creo que nunca había visto a alguien así.

-¿Te gusta?- me dice lanzándo la camiseta a un lado, me levanto de la cama y me acerco a él, observa mis movimientos cuando me acerco a él, recorro sus pectorales con mis dedos poniéndole la piel de gallina.

-Me encanta- esta vez soy yo la que susurra en su oído provocándole una leve sonrisa.

-Lo que viene ahora te va a gustar mucho más- coge mi camiseta y tira de ella hacia arriba, dejándome solo con el sujetador en la parte de arriba, recorre la silueta de mis pechos aún escondidos y su lengua recorre su labio.

-¿Te gusta?- imitó sus palabras.

- Decir que me encantan se quedaría corto - y tras esas palabras se lanza a devorar mi boca mientras sus manos bajan los tirantes de mi sujetador liberando mis pechos, vuelve q dejarme en la cama mientras su mano juega con uno de mi pezones, lo pellizca y lo aprieta haciendo que mis piernas se aprieten contra su rodilla que ahora descansa entre mis piernas.

Su boca baja hastallegae a mi pecho, se recrea dibujando mi silueta con su lengua provocándome espasmos de placer hasta que su dientes mkerden uno de mis pechos, succiona minpezon y lo muerde mientras su mano va bajando hasta tocar brahiiatss por encima.

-Ah- suspiro cuando uno de sus dedos se cuela por debajo del elástico, noto como sus dedos se pasean entre mis pliegues mientras su boca no se separa de mis pechos, a penas puedo contenerme ya. -Edu..- el tono de súplica se hace inevitable él se separa de mi y comienza a dejar besos por mi vientre hasta tomarse con mi ropa interior, se entierra entre mis muslos apretando la parte más sensible de mi cuerpo haciéndome jadear.

Eduardo
Le quitó la última prenda dejándola totalmente desnuda ante mi, sus ojos me miran llenos de deseo suplicándome que no pare, acaricio su culo antes de enterrar mi lengua en sus pliegues, saboreo cada parte de su humedad mientras ella se deshace en gemidos, recorro cada parte de su inrtimidad agarrándola de la cintura para poder pegarla aún más a mi lengua. Cuando noto que esta cerca me aparto, quiero que se corta conmigo dentro, me levanto en busca de un preservativo y para mí sorpresa ella se arrodilla en la cama para aproximarse a mi longitud y sin previo aviso metérsela en la boca.

-Oh joder- sus ojos se dirigen hacia a mí mientras su boca no deja de provocarme, me lame de arriba abajo mientras mis ojos no pueden parar de recorrer su cuerpo desnudo en esa posición, acaricio su espalda, sus pechos, su cintura- deberías parar si no quieres que me corra sin haber hecho terminar- sonríe sacándome de su boca.

-Pues no sé a qué esperar para follarme de una vez - los latidos de mi corazón se aceleran al verla tan dispuesta.

Abro rápidamente el envoltorio y me lo coloco. Ella me espera aún arrodillada sobre la cama dejándome una perfecta perspectiva de todo su cuerpo.

Me tumbo cuando veo que no tiene intención de hacerlo ella, se coloca sobre mí y lleva mi pene hasta su abertura, se deja caer sobre él lentamente provocnwoen una oleada de placer al notar sus paredes abrirse ante mi, comiendo a mover su cadera sobre la mía, el pelo se le pega al cuello a causa del calor, sus pechos se mueven ante cada vaieven de nuestras caderas, sus gritos son cada vez más fuerte, acerco una de mis manos y acaricio su clitoris mientras ella no déjame de moverse, me mira sorprendida pero sigue bailando sobre mi poya que cada vez está más cerca de perder totalmente el control.

-Me encanta como lo haces, joder- empiezo a decir cogiéndola del culo- eres tan sexy.

Su torso cae contra el mío mientras nuestras caderas siguen unidas, lamo el lóbulo de su oreja susurrando algunas cosas sucias más hasta que las paredes de su vagina se contraen y un último gemido escapa de sus labios, me deshago dentro de ella cayendo a su lado.

-Creo que te quiero - suelto casi sin pensar, ella se gira y me mira sonriente apoyándose contra mi pecho.

La rodeo fuerte con mis brazos, no podría desear estar en un lugar mejor.

Juego del destino - (Eduardo Camavinga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora