Capitulo 11

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Semana 24...

—Lou, ¿estás seguro de qué estás bien?— preguntó el rubio —¿Quieres que llame a Harry?

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—Lou, ¿estás seguro de qué estás bien?— preguntó el rubio —¿Quieres que llame a Harry?

—Solo necesito sentarme un poco— dijo intentando sonar tranquilo. Vió el pasto despejado y se sentó sin más.

Hace unos pocos minutos había comenzado la hora de almuerzo, pero mientras caminaban hacia la cancha para sentarse y hablar, Louis comenzó a quejarse de que sentía su cuerpo muy pesado y su pancita extraña.

Niall se sentó frente al ojiazul y lo miró con cierta preocupación.

—Nini, no te preocupes. Estamos bien, solo a cachorrito no le agrada que esté mucho tiempo de pie y comienza a moverse de más— sonrió abriendo el bolsito en donde llevaba su almuerzo —Ahora, cuéntame que pasó el otro día con los mellizos.

—¡Son divinos! En serio, son preciosos por dentro y por fuera.

—Pero, ¿fue una cita romántica de a tres?— preguntó curioso. El rubio asintió —Wow.

—Es que, mira. Primero me fueron a buscar y…

Estuvieron sacando temas tras tema hasta que tocaron nuevamente timbre para iniciar los últimos dos bloques del día.

—Tienes que actualizarme de cualquier cosa que pase entre ustedes— pidió Louis ya de pie acomodando su mochila.

—Lo prometo— sonrió entrelazando su brazo con el del ojiazul.

Caminaron en dirección a la sala de Louis, que afortunadamente quedaba en el primer piso, y ahí se encontraron con el rizado.

—Sano y Salvo— dijo Niall al soltar al omega.

El alfa asomó una sonrisa y le dió un pequeño beso a su ojiazul antes de que este entrara para agarrar puesto.

—Hey— habló el rubio antes de que el alfa entrara al salon —No le digas a Lou, pero mantenle el ojo encima.

—¿Por qué? ¿Pasó algo?— preguntó con preocupación.

—Más o menos. Lou se ha quejado varias veces de que su cuerpo le pesa y otras cosas.

—Está bien. Gracias, Niall.

Al entrar al salón notó de inmediato que su omega se había sentado casi en los últimos puestos.

—Dulce— sonrió abrazando por detrás a su omega antes de tomar asiento a su lado —¿Qué tal has estado?

—Bien, alfa. Todo al cien.

La clase transcurrió con normalidad hasta que comenzó a escuchar pequeñas quejas por parte de su omega.

—¿Pasa algo?— preguntó en voz baja dirigiendo su mirada hacia el menor.

Sus mejillas estaban rojizas y su piel brillaba levemente debido a la fina capa de sudor que lo cubría.

—Si, si— habló fingiendo una sonrisa luego de quitarse el suéter y dejar a vista de todos su vientre hinchado.

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