Genma y Ebisu

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Cuando Ebisu tenía cinco años él sabía dos cosas con certeza, la primera es que sus ojos no soportaban la luz del sol directa, y la segunda es que quería ser un ninja.

Su clan era pequeño y no tenia renombre dentro del mundo Ninja, la mayoría se dedicaban a la politica de una u otra forma, así que tenían muchas conexiones en el gobierno, lo que en una sociedad donde tu estatus se marcaba por la leyenda en la que tu nombre se convertía eran, en otras palabras, insignificantes.

Ebisu sabía también que todos los miembros de su clan que habían logrado ser Ninjas estaban en la división de rastreo o en inteligencia con los Yamanaka, por lo que probablemente él terminaría igual.

Sin embargo no dejó que esto lo desanimara, y, en vez de perder el tiempo intentando especializarse en técnicas para las que no era compatible, leyó todo lo que pudo sobre técnicas sensoriales y control de chakra.

Sabia que iba a ser difícil, pero estaba decidido a mostrarles a todos, incluidos sus padres, que podía ser más que un burócrata amargado atado detrás de un escritorio firmando autorizaciones, y esto en el mejor de los casos.

Su horario era muy estricto, tenía tutores privados y entrenamientos básicos para asegurarse un lugar en la academia, porque aunque sus padres no estaban de acuerdo con el camino que había tomado no dejarían que fracasara y pusiera en ridiculo a su clan.

Esto significaba que todos sus días estaban cronometrados hasta ser aceptado en la academia, lo que incluía sus salidas al parque a unas calles de su casa al que generalmente iba solo, intentaba integrarse con los demás niños pero al final siempre terminaba leyendo en algún lugar escondido o banca libre.

Fue así que lo conoció.

Era un niño con una expresión aburrida y rasgos delicados, eso fue lo primero que Ebisu notó cuando vio de cerca a Genma aquel día.

Ebisu había terminado sentado en una banca leyendo sobre técnicas de rastreo cuando un grupo de cuatro niños se pararon frente a él tapando la luz, el levantó la vista molesto y los miro lo más amenazante que pudo desde detrás de sus lentes.

-Porque siempre estás leyendo? Es raro.- había dicho uno de los niños, a Ebisu no le sorprendería que no supiera leer con su forma bestial de "jugar"

-Es aún más raro que use esos lentes, son muy tontos - comento otro de los niños como si Ebisu no estuviera ahí.

Todos rieron maliciosamente.

- Se cree mejor que nosotros por leer un estupido libro en el parque en vez de actuar como alguien normal.

Ebisu apretó el libro con fuerza y miró al piso con ira, sin embargo se obligó a calmarse, no podría ganar una pelea contra ellos.

-Oh, qué pasa? Herimos tus sentimientos?- se burló el más alto agachándose un poco para verlo a los ojos.

Ebisu tensó la mandíbula tan fuerte que sintió que sus dientes se romperían.

-Creo que lo hicimos enojar.- se rio otro, Ebisu no se molesto en mover sus ojos del piso para verlo.

-Y que hará? Leernos hasta que nos mate de aburrimiento- de repente una mano le dio un manotazo al libro haciendo que cayera a unos metros hacia el costado, el libro se abrió por el golpe y las paginas chocaron contra el piso doblándose desordenadamente y ensuciándose con arena.

Ebisu sintió las lágrimas de ira e impotencia mientras las risas estallaban a su alrededor, hasta que un silbido corto el aire y un senbo se clavó en la arena a unos centímetros del pie de uno de los chicos.

Equipo ChouzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora