。・⁠*⁠.⁠☆ Capítulo 4 ☆.⁠*⁠・⁠。

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[Cuando yo les diga, pongan la canción]

Con un sonoro suspiro, agarré el vaso de whisky y me bebí el líquido de un trago. La botella descansaba a un lado de donde estaba el vaso en la pequeña mesita.

Escuché pasos, más no me volteé.

La tumbona a mi lado crujió con el peso de Mer y, sin decir nada, le ofrecí un trago de la botella. Ella la arrebató de mis manos y tomó un gran y largo trago. Soltó un jadeo y arrugó la cara ante el sabor. Sí, sabía asqueroso.

-Mi padre quiere que me case.

Giré rápidamente mi cabeza hacia ella.

-¿Qué?

Otro tragó. Asintió sin mirarme.

-Con un drakonov -y entonces me miró. Una sonrisa sin emoción apareció en sus labios y yo deseé golpear a su padre en el rostro-. Y es sorprendente, como hasta hace unos meses me dijo que ellos eran unos pretenciosos sin remedio y en quienes jamás se debía confiar.

Lo pensé un momento.

Conocía al padre de Mer muy bien. Después de la muerte de mis padres y mis pasadas por los orfanatos, cuando comencé la universidad, lo había conocido una vez que su hija me invitó a su casa. Había actuado con amabilidad y pronto se volvió como un segundo padre para mí, así que me costaba entender cómo de pronto quería que su hija se casara con un drakonov.

-¿Estás segura de que esto es idea de él? -le cuestioné después de un momento.

Frunció el ceño.

-¿A qué te refieres? -preguntó confusa.

-¿Estás segura de que tu madre no tiene nada que ver en el asunto? -formulé esta vez.

La señora Lilianne madre de Mer, era todo lo contrario a su marido. Controladora, fría, distante y un poco manipuladora.

Ella pareció pensarlo, pero terminó por negar con la cabeza.

-No, no lo creo.

-Yo solo digo que es raro que tu padre haya cambiado de opinión tan pronto -resalté. Acepté la botella de regreso y tomé un trago directamente del pico, tal como ella lo había hecho segundos antes. El vaso había quedado en el olvido.

Suspiró. Le devolví la botella pero negó, así que la coloqué en el piso a un lado de la tumbona. Empezaba a hacer frío, pero no me importó mucho y, en cambio, atraje mis piernas hacia mí y las abracé, del mismo modo en el que lo había hecho días antes en la bañera.

-¿De verdad crees que pueda ser mi madre? -masculló, pude distinguir un apice de tristeza escondida en su tono de voz.

Le dolía, y a mi más si llegaba a ser cierto que era idea de su madre.

No importaba qué cosas dijera o hiciera Lily, Mer la amaba con todo su corazón y, en el fondo, sabía que quería que su madre la amase del mismo modo.

-Creo que es posible -suavicé mi voz-. Si tenemos en cuenta como es ella... veo muy probable que Lily haya tenido algo que ver. Aunque sea mínimamente -convine.

Por un instante, percibí un dolor desgarrador en sus ojos que escondió rápidamente. Tuve el impulso de abrazarla, pero decidí darle un poco de espacio primero.

Conocía a Mer, y sabía que ella necesitaba un momento para pensar antes de que por fin pudiera abrirse a mi, y no quería que creyera que pensaba que era débil por sentirse mal por una situación como esta.

Una situación bastante jodida que le rompía el corazón.

-Yo... -se le quebró la voz de la angustia-, ¿qué hago?

Imperio de furia y cenizas: Corte de sangre y viento | Libro #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora