Observé con atención durante unos segundos el edificio viejo y derruido de lo que había sido alguna vez un famoso hotel. Las paredes grafiteadas, rotas y las rejas oxidadas esta noche no era más que una fachada distractora para lo que sucedía en estos instantes en el interior de sus muros.
Ante la incertidumbre, no pude evitar cuestionarme si Aestern seguiría todavía allí.
Avancé entre la penumbra de la noche y el frío cortante del aire, hasta llegar una puerta de servicio en un callejón húmedo y solitario. Giré la perilla. Estaba cerrado, por supuesto... así que la tomé con fuerza e hice presión abajo rompiendo manilla y cerrojo a la vez. Había analizado con anterioridad los alrededores, y el haber usado mi poder después de un tiempo me había generado un ligero dolor de cabeza que comenzaba a molestarme, y esperaba no que interfiriese más adelante.
Dejé salir el aire de mis pulmones y negué con la cabeza. No podía concentrarme plenamente por más que lo intentara. Continué caminando entre los pasillos hasta llegar al vestíbulo. El piso de mármol así como cualquier otra superficie se encontraban llenos de polvo y basura, mohosos y podridas algunos de los muebles del lugar. Los rincones estaban llenos telarañas de las cuales los pequeños insectos negros se habían adueñado con el paso del tiempo. La energía había dejado de llegar hacía un tiempo en este local, por lo cual el ascensor era inservible en este momento. Al comenzar a subir las escaleras, poco a poco las voces comenzaron a escucharse con mayor claridad.
Antes de subir todo el tramo de escaleras, divisé a unos cuantos hombres armados con vestiduras oscuras que le cubrían sus rostros. Saqué con cuidando el arma de mi muslera y me acerqué con sigilo hasta tenerlos en la mira. Mi puntería fue precisa al disparar. Ninguna bala desperdiciada. Los hombres cayeron al suelo y sus armas causaron un estruendo en el pasillo al impactar con fuerza contra el suelo. Subí el otro tramo de escaleras que llevaba al tercer y último piso, y revisé una última vez la información que Harlan me había enviado. [1]
Esa era toda la información que necesitaba para saber lo que en realidad pretendían hacerle a Aestern. Venderla. La furia se avivó en mi pecho y mis alas salieron de mi cuerpo ya solidificadas como cuchillas. Tres disparos más, tres vidas robadas, un pasillo libre. Llegué frente a la puerta y, sin preámbulos, le di una patada con fuerza rompiendo el cerrojo y abriéndola de par en par.
—¡Al suelo todos! —gritó alguien.
Las balas silbaban en mis oídos mientras las esquivaba. De las que no podía hacerlo me ocupaba de protegerme con mis alas, aquellas rebotaron y finalmente cayeron al piso. Agarré el cuello de un hombre y lo quebré de un movimiento, dejándolo caer inerte al piso. Disparé el resto de balas que me quedaban y recargué como pude volviendo a disparar. No reparé mucho mi alrededor más allá de enfocarme en los hombres armados, pero me encontraba en una suite un poco arreglada, pero aún con la pinta de abandono.
—¡¿Quien demonios es ese?! —la confusión mezclada con el miedo teñía su voz.
La suite pronto se llenó de sangre, y de repente mis ojos solo se enfocaron en la mujer que luchaba para zafarse del los grilletes aprisionada en una camilla de metal. Mi corazón se detuvo una milésima de segundo al ver a un hombre acercarse a ella a gran velocidad, portando en su mano un cuchillo. En un movimiento desesperado, arranqué una de mis plumas cortándome la mano en el acto y posterior la lancé en dirección a su cabeza. Dio en el blanco. El hombre cayó inerte.
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Imperio de furia y cenizas: Corte de sangre y viento | Libro #1
FantasyIzzith Aestern está lejos de tener una vida perfecta a sus veinticinco años, trabajando como mercenaria y pretendiendo ser normal cuando sale de su casa. Sin embargo, una llamada causa estragos en su vida y se ve obligada a aceptar el trabajo que le...