cap 7

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--¡Buenos días joven Soyama! ¡Espero que te encuentres mejor!

--...--  la chica lo miro por como dos segundos y después dió un salto, encrespada como un gato, una expresión horrorizada y el rostro completamente sonrojado -- ¡¡Q-QUE DIABLOS TE PASA!! -- lo apunto con el dedo a una corta distancia de la cama -- ¡QUE HACES EN MI CAMILLA! ¡¡ Y PORQUE NO TRAES CAMISA!! -- eso último lo dijo desviando la mirada con un sonrojo aún más grande.

-- Ah esto! -- menciono el rubio sonriente, sentando en la camilla -- es que me vomitaste encima y no podía dormir con la ropa sucia.

Enserio eso pasó? Porque aún no se la tragaba la tierra, enserio esto no podría ponerse peor.

-- pero me alegra que hayas vuelto a la normalidad y tranquila, no pegue un ojo en toda la noche por si tenías otra pesadilla, tenías una respiración tranquila y un pulso calmado así que asumo que ese no fue el caso! -- menciono el con gran entusiasmo, con los ojos cerrados y una sonrisa luminosa, aunque toda la información le caía como agua fría a la contraria que poco a poco recordó su ridícula reacción a la tonta pesadilla -- si en algún momento te vuelves a sentir mal, no dudes en decírmelo! Prometo abrazarte hasta que te sientas mejor.

Okay ¿esto podría ponerse más incómodo?

Plan! La puerta se abrió de golpe.

-- ¡Kyoyuro adivina que pas-... -- el albino de ojos rojos, pilar del sonido al notar la escena (la muchacha con un gran sonrojo a poca distancia de la camilla y un rubio medio desnudo encima de esta) --¡Perdón por interrumpir! Después hablamos Kyoyuro -- y se retiro de allí tan rápido como llego.

-- Pero que pas-...

--¡Ahhh! Que molesto eres tan frustrante Kyoyuro! -- la de mechas rosadas se fue a pasos fuertes dejando a un aún más confundido rubio.

Tres niñas pequeñas con broches de mariposas, se encuentran asomadas por la ventana de la habitación tratando de no perderse ni un segundo.

--Ellos ... van a terminar juntos -- menciono una de ellas mientras las otras dos asentían.

-- niñas que hacen aquí?

Las tres se dieron la vuelta rápidamente, notaron al pelirrojo.

-- ¡Nada! Verdad Sumi?

-- Es cierto, verdad Naho?

-- Chi!

-- Porque estan mintiendo? -- el chico de aretes se sintió un poco triste al sentir el olor a nervios que acompaña la mentira.

-- B-bueno... solo... ¡íbamos a tender la ropa! -- respondió rápidamente la del cabello corto tomando entre las tres la cesta que estaba en el suelo llena de ropa blanca para después salir corriendo.

-- Que inteligente eres Kiyo... pero estás sábanas ya están secas, recién las destendimos para doblarlas.

-- Eso ya no importa!

...

-- GRR -- la pelirrosada se encuentra en el comedor de la finca, sentada en una de las mesas, apretando los palillos al punto de estar cerca de romperlos -- ese idiota como se atreve a acostarse a mi lado -- murmuró con un notable sonrojo llevándose los fideos a la boca -- y además estando semi desnudo! Cómo se atreve a acercar su lisiado, tuerto y esculpido cuerpo cerca de mi! Que acaso no tiene ni un gramo de pudor!

Ella sabía que no tenía moral para hablar sobre pudor, ya que desde que llegó a la finca lo único que usaba era un pantalón, como el del uniforme de cazadores que Dios sabrá de dónde lo saco y unas vendas para cubrir sus senos, aunque después de un regaño cortesía de la mariposa enana dueña de la finca, empezó a usar la camisa que les ponen a los enfermos encima de las vendas, solo que les arranco las mangas por que le estorbaban a la hora de entrenar. Pero a ella nunca le importo realmente su persona y creyó que los demás al menos tendrían dignidad.

Podrías quedarte así? regokuxakazafemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora