Capítulo 4

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Para Hobie, no había nada mejor que dormir junto a Luna en su universo. Nadie le brindaba la misma calidez que ella, y siempre agradecía cuando se quedaba. Eran tan cercanos que siempre quería estar con ella, ya sea en misiones, en el cuartel o en su tiempo libre.

Aunque disfrutaba de ese momento único, tenerla durmiendo toda la noche sobre su brazo estaba empezando a entumecerlo.

— Luna — llamó Hobie a la joven, apartando un mechón que cubría su rostro delicado — es hora de levantarse

El intento de Hobie por despertarla con suavidad resultó ineficaz. En su lugar, Luna emitió un pequeño ronquido, indicando que estaba sumida en un sueño profundo. Sin poder resistirse, Hobie se inclinó y le dio un beso suave en la frente.

— Supongo que puedo permitirme perder mi brazo por un tiempo mientras te veo dormir — susurró, reajustándose en la cama para poder seguir acompañándola hasta que decidiera despertar

Hobie suspiró suavemente, consciente de que no podía quedarse en esa posición durante mucho más tiempo. Decidió probar un enfoque más práctico y comenzó a acariciar suavemente el hombro de Luna, esperando despertarla lentamente

— Luna, es hora de levantarse — murmuró suavemente, tratando de no interrumpir su sueño pacífico

Luna se removió un poco, frunciendo ligeramente el ceño mientras continuaba durmiendo. Hobie sonrió ante su adorable gesto y siguió acariciando suavemente su brazo, tratando de despertarla sin sobresaltarla

— Vamos, dormilona, el sol ya está en lo alto — agregó con una risa apacible

Finalmente, Luna abrió los ojos lentamente, parpadeando un par de veces antes de enfocarse en la figura de Hobie a su lado. Una sonrisa adormilada se extendió por su rostro mientras se estiraba y bostezaba. 

— Buenos días, Hobie — susurró Luna con voz somnolienta mientras frotaba sus ojos — ¿Qué hora es?

Hobie le devolvió la sonrisa y respondió — Es tarde, pero no creo que a Miguel le importe si vamos tarde al Spider Society. ¿Tuviste un buen sueño?

Luna asintió y respondió aún con su voz somnolienta —  Sí, creo que sí. Gracias por despertarme — respondió mientras estiraba sus brazos. Sin embargo, notó que aún estaba apoyada en el brazo de Hobie y se movió para liberarlo — Lo siento si me quedé dormida sobre tu brazo

Hobie negó con la cabeza, su sonrisa permaneció intacta — No te preocupes, valió la pena — dijo, levantándose de la cama y ofreciéndole la mano para ayudarla a levantarse. "¿Qué te parece un buen desayuno para empezar el día? — sugirió con amabilidad, esperando poder hacer el día especial para ella.

Luna aceptó la mano de Hobie y se puso de pie con su ayuda

— Un desayuno suena perfecto — respondió con una sonrisa, estirándose por completo y despertando toda su energía matutina. — Necesito algo de té para comenzar con todo — bromeó, recordando su gusto por el té de frutos rojos desde que empezó a convivir más en el universo de Hobie

Hobie rió suavemente mientras la acompañaba hacia la cocina. — Definitivamente, no puedo discutir contigo en eso — dijo, dirigiéndose hacia la tetera y añadiendo un poco del té favorito de Luna. — El té y un buen desayuno son el combo perfecto para iniciar el día, ¿no crees?

Mientras preparaban el desayuno juntos, Luna no pudo evitar sentirse agradecida por tener a alguien como Hobie a su lado, alguien que siempre estaba allí para cuidarla y hacer que se sintiera especial.

— Sin duda lo es y más con los deliciosos pancakes que haces o ¿harás algo nuevo hoy? — preguntó Luna con curiosidad, observando cómo Hobie se movía con gracia y habilidad alrededor de la cocina, encantada de verlo preparar la comida con tanta destreza y cariño

Hobie le dedicó una sonrisa radiante mientras batía la mezcla para los pancakes. — Hmm, quizás hoy podríamos probar algo diferente. ¿Qué te parece si añadimos un toque de chocolate a la mezcla? — sugirió, buscando la aprobación de Luna

Los ojos de Luna se iluminaron de emoción. — ¡Eso suena genial! El chocolate siempre le da un sabor especial a todos los postres — respondió entusiasmada. Se acercó a él y le ayudó a buscar el chocolate que habían comprado recientemente para echarlo sobre la mezcla.

Mientras trabajaban juntos en la cocina, compartiendo risas y conversaciones, Luna no podía evitar sentirse agradecida por la hermosa amistad que tenía con Hobie. Era una de esas conexiones que siempre alegraban su corazón y le recordaban lo importante que era tener a alguien en quien confiar.

— No sabes lo bien que me hace sentir que disfrutes lo que cocino para ti — mencionó Hobie, deleitándose al ver cómo disfrutaba de los pancakes que había hecho

— ¿Cómo no hacerlo? Sí, son los mejores — respondió Luna con alegría, dando otro mordisco a su pancake y saboreando su delicioso sabor — si alguna vez te quedas en mi universo a dormir, te haré mi desayuno favorito que mi nonna siempre cocinaba para mí

— ¿Serán espaguetis o pizza? — preguntó en tono bromista

— ¡No! La comida italiana no es solo eso... bueno, en parte sí, pero mi nonna siempre me dice que cuando alguien piense eso de Italia les responda que es mucho más que eso — comenzó a explicar, provocando una risa en Hobie

— Tranquila Luna, sabes que solo te estoy tomando el pelo — dijo, esbozando una sonrisa y provocando que la joven frunciera ligeramente el ceño — oh vamos Luna, no pongas esa carita, porque si no, no te daré este pancake que queda — agregó, ofreciéndole el pancake, que ella rápidamente tomó y comenzó a comer 

Hobie siguió admirando su belleza hasta que una idea se le ocurrió — Sabes, Luna, últimamente has estado muy cansada. Deberíamos tomarnos el día y yo tengo el plan perfecto para hacerlo.

La azabache lo miró con intriga y emoción, ya que todos los planes que Hobie proponía eran muy entretenidos, especialmente cuando los hacían juntos.

— Yo también creo que necesito un buen descanso, así que si tienes algo en mente, podemos hacerlo juntos

— Chica traviesa, ¿no crees que Miguel se molestaría? — pregunto, pero no era un regaño, él solo estaba jugando con ella

La joven iba a responder, pero en ese momento, como si lo hubieran invocado, Miguel llamó a Luna a través de su gizmo, lo que la obligó a contestar la llamada y hacerle sus típicas bromas.

— Hola — contesto una voz suave tono de voz

— ¡¿Dónde estás?! Te estoy buscando desde hace rato en el cuar— y justo cuando iba a continuar diciendo 'cuartel' Luna le colgó diciendo "adiós" con el mismo tono suave 

— No, no creo que se moleste. Seguro que nos llamará si tiene algo importante que decirnos, ¿no crees? — preguntó Luna, tomando el jugo de naranja que tenía a su lado — Además, ¿qué podría hacer? ¿Venir hasta aquí a perseguirnos como hizo con Miles?

Hobie no pudo contener la risa al imaginar a Miguel dejando sus responsabilidades solo para perseguir a dos miembros de la sociedad que estaban bromeando con él. Lo que ninguno de los dos sabía era que la paciencia de Miguel se estaba poniendo a prueba, ya que él se esforzaba por acercarse más a Luna.

Mientras el día continuaba, Luna y Hobie seguían disfrutando de su desayuno, inmersos en una conversación animada y llena de risas. Al observar el lazo especial entre los dos, Hobie no pudo evitar sentir un afecto sincero por su la azabache. La confianza y compañerismo que compartían era verdaderamente reconfortante, y se sentía agradecido por tener a alguien como ella en su vida.

Mientras tanto, Miguel se encontraba en su oficina, reflexionando sobre su relación con Luna. A pesar de todos sus esfuerzos, aún no había logrado acercarse a ella de la manera que deseaba, se estaba impacientando de nuevo. Su mente se llenó de dudas y preguntas sobre cómo podía ganarse su confianza y su afecto. Se preguntaba si sus acciones eran las adecuadas y si podría hacer algo más para acercarse a ella de una manera significativa.

Luna, por su parte, seguía disfrutando del tiempo que pasaba con Hobie, apreciando su amistad y la forma en que siempre lograba alegrarle el día. Había encontrado un apoyo incondicional en él, alguien en quien podía confiar plenamente y ser ella misma sin reservas. Esa sensación de seguridad y comprensión era algo que valoraba enormemente y que le daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío que la vida pudiera presentarle.

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