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Capítulo 11

Desde que Miguel dio inicio a su plan, comenzó entrenando a Luna solo por las mañanas, permitiéndole luego ver a Hobie. Sabía que apresurarse en mantenerla cerca únicamente de él podría despertar las sospechas de Hobie, quien podría comentar sus dudas a la joven, algo que Miguel quería evitar. Sin embargo, al notar que el tiempo dedicado únicamente al entrenamiento no estaba dando resultados, decidió poner en marcha la siguiente fase de su plan

— ¿Me llamaste, jefe~? — comentó la azabache con su voz juguetona al entrar en la oficina de Miguel

— Es Mig... — el de cabellos marrones comenzó, pero se detuvo a mitad de la palabra, resignándose al saber que ella seguiría llamándolo así — Sabes, olvídalo, sigue llamándome jefe si quieres

— Pero no te enojes, no lo hago para molestarte. Es que te respeto, después de todo eres el jefe, ¿no? Tú comandas aquí, eres quien se encarga de absolutamente todo — respondió Luna con su tono juguetón habitual y una sonrisa en el rostro

— Por tu tono y actitud, suena más como una burla. Además, en todo caso sería "líder", que es muy diferente a ser un jefe. Pero eso no importa, te llamé para cosas más importantes que discutir sobre trivialidades

— ¿Ah, sí? Bueno, ¿qué es? — preguntó la azabache con curiosidad. Justo cuando Miguel iba a hablar, la puerta de su oficina se abrió y entró Hobie junto a Gwen

— Hey, mapache, ¿a ti también te llamaron? No te habrás metido en problemas sin mí, ¿no? — dijo Hobie acercándose a Luna y revolviendo su cabello

— No, ¿cómo crees? Además, nunca haría algo así sin ti — respondió la azabache, tomando la mano de Hobie con cuidado. Luego se dio cuenta de que Gwen también estaba allí, lo que la hizo preguntarse qué estaban haciendo juntos —. ¿Y tú? Veo que viniste con Gwen

— Ah, sí. Nos encontramos en la cafetería y, como supuse que estarías en tu entrenamiento, pasamos un rato juntos — explicó Hobie

— Y luego Miguel nos llamó, así que tratamos de venir lo más rápido posible — añadió Gwen

— Así es, y ya que todos están aquí, será más fácil anunciar algunos cambios sobre las misiones — dijo Miguel, acercándose a los tres jóvenes, sin poder evitar sentir una satisfacción interna al ver cómo todo iba según su plan

— Pero Miguel, desde lo de Miles ya no me permites ir a misiones — comentó Gwen, confundida, haciendo que Miguel apretara la mandíbula. La última misión de Gwen había desencadenado el problema con Miles, pero dejó eso de lado y asintió

— Lo sé, pero esa es la cuestión — respondió, antes de fijar su mirada en Luna —. Este último mes he visto mejoras en ti, D'Angelo, y como Jess aún está ocupada cuidando de su bebé y Ben sigue manejando sus... dramas, he decidido ascenderte. Felicidades — dijo Miguel con una leve sonrisa.

— ¿Huh? — respondió Luna, confundida — ¿Estás seguro? ¿Yo? Pero... la última prueba que hicimos no salió tan bien — le recordó la azabache —. Además, Gwen es mejor que yo, ¿por qué no la llevas a misiones en lugar de a mí?

— Lo he considerado, y como mencioné, Jess y Ben no están disponibles, y Gwen tendrá otras responsabilidades en este momento. Además, confío en que el entrenamiento de todo este mes te ha preparado para estar a la altura de las expectativas.

Al escuchar esas palabras, Gwen miró a Miguel con sorpresa y una pizca de preocupación, pero permaneció en silencio. Hobie, sin embargo, no pudo contenerse.

— Espera, espera, ¿estás diciendo que Luna ahora será tu compañera de misiones? — preguntó Hobie, cruzando los brazos y mirando a Miguel con incredulidad. Sabía que Luna no se sentía preparada para las exigencias de Miguel.