Luna asintió, esforzándose por ocultar su nerviosismo. Ambos se lanzaron al vacío desde el edificio, descendiendo con agilidad hacia la zona industrial.
Mientras se acercaban al lugar indicado, Miguel le dio algunas instrucciones rápidas.
— Recuerda, D'Angelo, mantén los ojos abiertos y confía en tu sentido arácnido. Lo más importante es identificar la anomalía y contenerla antes de que cause más problemas o, peor aún, rompa el canon — advirtió Miguel, su tono firme pero lleno de confianza. — Observa y actúa con cuidado
— Entendido — respondió Luna, asintiendo con determinación mientras seguía de cerca al experimentado arácnido
A medida que aterrizaban en un callejón oscuro cercano a la zona industrial, Miguel se movió con la precisión de un depredador, utilizando cada sombra y estructura para cubrirse. Luna, concentrada, imitaba sus movimientos con cuidado, notando cómo Miguel parecía más un felino cazando que un hombre.
— Lyla, ¿alguna señal de la anomalía? — preguntó Miguel en voz baja mientras se agachaba detrás de unas cajas de almacenamiento oxidadas
— El rastro es muy débil y parece interferir con el sistema. Miguel, deberías tener cuida... — fue lo último que Lyla alcanzó a decir antes de que el gizmo de Miguel se apagara repentinamente, al igual que el de Luna
— Carajo — maldijo Miguel entre dientes, su expresión endureciéndose
— ¿Qué haremos ahora? — susurró Luna, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. — Sin el gizmo, no podemos pedir refuerzos ni enviar la anomalía al cuartel
— Concéntrate, D'Angelo — ordenó Miguel con voz firme pero calmada. — Esto es parte del trabajo. Tienes que aprender a manejar situaciones críticas sin depender de la tecnología. Encontraremos una solución. Por ahora, lo primordial es localizar a la anomalía y contenerla. No te desesperes
Luna asintió, siguiendo a Miguel mientras trataba de mantener el ritmo y estar alerta a cualquier señal en la oscuridad de la noche. Apenas la luz de la luna los iluminaba, y el silencio era tan profundo que cada movimiento parecía resonar en el aire. De repente, Luna sintió una punzada en su sentido arácnido, una sensación inconfundible.
— ¡Miguel, cuidado! — exclamó la azabache mientras se lanzaba hacia Miguel, derribándolo al suelo justo a tiempo
— ¿Qué carajos haces, D'Angelo? — preguntó Miguel con irritación, pensando que la joven arácnida estaba jugando y no tomándose en serio la situación
De repente, un destello de luz y una distorsión en el aire revelaron la presencia de la anomalía: una figura cambiante y distorsionada, que se movía como un conjunto de destellos eléctricos.
— Aaaw, pero ¿qué tenemos aquí? ¿Una pareja de arañitas peleando juntos? — se burló la anomalía, haciendo que la sangre de Miguel hirviera. Se levantó del suelo con furia en los ojos
— Te vas a tragar esas palabras — amenazó Miguel antes de lanzarse contra la anomalía sin dudarlo, impulsado por la frustración de que su plan había cambiado y por la provocación del enemigo
Luna observaba la batalla desde su posición, sintiendo la intensidad del enfrentamiento. Quería ayudar a Miguel, pero no sabía cómo intervenir o qué hacer para ser realmente útil. Miguel no le había enseñado a trabajar en equipo, y esa carencia se hacía evidente en ese momento crítico.
Aun así, Luna respiró hondo y, llena de determinación y con la poca confianza que le quedaba, se adentró en la pelea. Al principio, parecía que todo iba bien; Luna usaba sus habilidades al máximo, esquivando los ataques eléctricos gracias a su sentido arácnido. Sin embargo, la falta de coordinación entre ambos héroes se convirtió en su mayor debilidad. La anomalía aprovechó esta desventaja y, tras un feroz intercambio, logró encerrar a ambos en un oscuro almacén.
— Oh, lo siento, arañitas, pero esta ciudad está llena de energía y pienso aprovecharla — se burló la anomalía antes de desaparecer, dejando a Miguel furioso mientras intentaba romper la puerta del almacén sin éxito
— ¡Maldita sea! — exclamó, deteniéndose para lanzar una mirada de puro enojo a Luna. — ¿Tienes idea de lo que acabas de hacer, D'Angelo?
— Miguel, yo... — Luna intentó explicar, pero la figura imponente de Miguel se acercaba a ella con una intensidad que la hizo retroceder
— No quiero escuchar ni una palabra más de ti. Ya has hecho suficiente — le advirtió con severidad, mientras sacaba sus garras en un intento desesperado por abrir la puerta del almacén. Sin embargo, todos sus esfuerzos resultaron inútiles
Luna se quedó inmóvil, sentada en silencio, sintiendo cómo la pequeña chispa de confianza que Miguel le había dado se extinguía rápidamente. Comenzó a cuestionarse si realmente era la elección correcta para este trabajo.
— ¡Carajo! — maldijo Miguel entre dientes al darse cuenta de que estaban atrapados sin salida aparente
— Lo siento... — murmuró Luna en un tono apenas audible
— Ni siquiera entiendo por qué esto salió tan mal. Trabajas en perfecta sincronía cuando haces equipo con ese anarquista — dijo Miguel, soltando un suspiro frustrado antes de apoyarse contra la pared del almacén
— Es diferente. Conozco cómo trabaja Hobie y sus movimientos. Solo necesito acostumbrarme a los tuyos — explicó Luna, con la esperanza de aliviar la tensión entre ambos. Pero Miguel solo chasqueó la lengua y desvió la mirada
— Pues hazlo rápido — le recomendó con frialdad, guardando silencio después. Estaba enfadado no solo por el fallo de su gizmo y la pérdida de la anomalía, sino también por el hecho de que su plan había fracasado estrepitosamente
El plan original de Miguel era que, al final del entrenamiento, los gizmos fallaran como parte de una excusa para quedarse con Luna en un hotel, donde "casualmente" tendrían que compartir cama. Según él, esa cercanía ayudaría a fortalecer su conexión. Sin embargo, las cosas habían tomado un giro inesperado, y ahora estaban atrapados en un almacén mientras una peligrosa anomalía amenazaba la ciudad y el canon.
Luna permaneció en silencio, algo inusual en ella. Normalmente, habría bromeado para aliviar la tensión, pero podía ver que Miguel estaba al borde de perder la paciencia. Su rostro reflejaba una furia contenida, y Luna sabía que cualquier comentario inapropiado podría desencadenar una explosión. Justo en ese momento, la puerta del almacén se abrió de golpe, revelando a Ryuzaki Ryusei, un miembro del Spider Society que había reemplazado a Ben debido a su mayor destreza y coordinación. Aunque su peculiar personalidad a menudo destacaba más que sus habilidades.
— ¡Por fin los encuentro! ¿Saben cuántos rayos tuve que esquivar? Esa anomalía está loca, casi termino como una araña frita — exclamó el albino con su característico dramatismo, arrancando un suspiro de resignación de Miguel. Aunque Ryusei podía ser exasperante, incluso Miguel admitía que era una mejor opción en combate
— Regresa a la sede, D'Angelo. Ya has hecho suficiente aquí — ordenó Miguel, su tono cortante, mientras se dirigía junto a Ryusei para enfrentar a la anomalía que seguía causando estragos en la ciudad
Luna obedeció sin decir una palabra y comenzó a volver a la sede. Sentía un nudo en el pecho, convencida de que todo había sido su culpa. Mientras sus pensamientos se arremolinaban, solo una persona vino a su mente: Hobie. Necesitaba su apoyo y consuelo más que nunca, así que sin dudarlo, se dirigió a buscarlo.
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Canon Event
Fanfiction"¿Todo esto, solo para mantener el canon?" Una joven de cabellera negra, con lágrimas en los ojos y el corazón hecho pedazos, lanza la pregunta al aire, buscando desesperadamente una respuesta. Para Miguel, el canon siempre ha sido sagrado. No impor...