Diez

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Sin quererlo, su boca se abrió levemente y, de forma inconsciente, la tapó con su mano como reflejo, aun así sus ojos muy abiertos delataban su sorpresa.

«¿Por qué...? ¿Ahora qué hago? ¿Huyo? ¿Me enfermo? ¿Me hago el loco? ¿Actúo un desmayo? ¿Por qué lo que quiero evitar es lo que más atraigo?»

—Diría que no es raro que llegues tarde —dijo Yeji, siendo la primera en hablar desde que entraron. Hyunjin volteó a verla, aún, con el asombro notable en sus acciones—, pero no sé qué haces aquí, Hyunjin —dijo suave.

—Yo, yo, yo.... Yo vine acompañar a Han Jisung —logró decir entendiblemente, señalando al chico al lado suyo, quien estaba sonrojado, pero Hyunjin no tenía tiempo para pensar en eso.

—Bueno, vaya a sentarse en silencio, allá atrás —señaló el superior—. Si comienzan a molestar los sacaré a todos —advirtió.

Hyunjin asintió mecánicamente y caminó tieso, mirando al piso, hasta el pupitre al lado de Minho, donde se sentó sin alzar la cabeza.

«¿Y si digo que me siento mal y me voy? ¿Será mucho si le pido a Diosito que me llevé? ¿¡Por qué los presentimientos no son más concretos que solo una incomodidad en el cuerpo!?»

—Y... ¿Es que tú no tienes modales como, no sé, saludar?

Hyunjin volteó su cabeza hacia la izquierda, para ver a Minho, quien fue el que susurró hacia él.

El chico alto estiró los labios, rígido, en lo que se suponía que era una sonrisa amable, pero su incomodidad no le permitían fingir. Mientras, también movió su mano, tenso y leve de un lado a otro como saludo, y volvió la vista al frente nerviosamente.

Pues, en vez de mirar solo a Minho, vio más allá de él y sus ojos se encontraron con los de Christopher.

«Ay, Dios, Ay, Dios.»

Minho se encogió de hombros, indiferente, y, por primera vez desde que le mandaron a sentarse ahí atrás, miró al frente, prestando atención a lo que hacían los demás.

—Qué aburrido~ —susurró Minho después de treinta segundos, mirando a la nada, pensando en voz alta—. Ahora no solo tengo a la pareja que da diabetes al lado, sino que al otro está en rarito asocial... ¿La comida de Jeongin vale la pena?... ¿Lo suficiente para perder dos horas de mi increíble vida así?

—¡Hey! /¿Qué te pasa? —reclamaron en un susurro los tres junto a él al mismo tiempo, siendo Hyunjin y Seungmin quienes exclamaron y Chan quien preguntó con disgusto.

Al instante que Minho volteo a ver a Chan, este le dio un golpe en la frente. El golpe resonó en todo el salón. Chan estaba indignado de que alguien hablara tan a la ligera de los demás —y más, un menor que él, sobre él—.

Sejin volteó a mirarlos con el ceño fruncido, por inercia los voceros y los nuevos voltearon con él.

Jisung no pudo evitar reír ante la escena. Era de risa fácil.

Hyunjin tenía la mirada clavada en la tabla del pupitre, queriendo ser invisible. El chico junto a él tenía los ojos llorosos y una marca roja en la frente que se podía ver por su peinado de librito, aunque el cabello lo tenía a la altura de los ojos, mirando al chico rubio rizado, quien a su vez también lo miraba con el ceño fruncido y con las orejas rojas. Mientras el chico de la esquina miraba al superior con una pequeña sonrisa apenada que dejaba ver sus brackets mientras ponía ojos de cachorro para evitar el regaño, murmurando un pobre "disculpen".

—Cuéntame el chiste, Han —dijo el superior, volteando a verlo.

La risa murió tan rápido como nació.

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—Esto solo me pasa a mí y al chapulín colorado —murmuró Hyunjin cansado.

Se sentó en una de las mesas más cercana a la puerta, después que el superior los echara del salón, de la parte superior del instituto, la cual consistía en una cafetería, una pequeña cancha, algunas mesas y varias bancas, todo techado.

Buscó sus audífonos bufando y con el ceño fruncido, dispuesto a escuchar música mientras salía Jisung.

«Suertudo. Él sí se pudo quedar porque es nuevo. ¡Él se rio y todo! ¡Yo solo estaba existiendo! ¡Pero claro, es a mí al que echan!» Sus labios formaron un puchero inconscientemente mientras deshacía el nudo del cable de sus audífonos.

Ya con los audífonos puestos y con su teléfono en la mano, se dispuso a buscar una canción que lo llevara a su lugar feliz, que le diera calma. Pero no pudo encontrar esa canción porque el movimiento de alguien sentándose a su derecha lo crispó.

Vio por el rabillo del ojo a Chan, quien tenía el ceño fruncido. Al perfecto y siempre guapo, Christopher Bang, quien se vería bien incluso si asesinara a alguien.

«¡De tantos sitios para sentarse, te vas a sentar a mi lado! Te amo, Chan, pero no estoy para tanta presión psicológica. Aún no supero que bese a tu novio solo porque sí»

La mano libre de Hyunjin fue a parar a su propia pierna izquierda, apretándola para controlar sus emociones. Decidió no poner música, para escuchar de qué hablaban, pero sin quitarse los audífonos.

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3/3

kisses & imperfections  [h.hj & k.sm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora