Su corazón latía aún pensando en todos los líos que ya había pasado con el moreno. No dejaba de morder su pulgar, pensando una y otra vez, torturandose en su dura autocrítica mental.
La lluvia golpeaba la ventana, el viento y el ruido de los autos ayudaban un poco a no dejar que su mente se perdiera y sufriera algun ataque de ansiedad u otra cosa que lo llevará a autolesionarse como ya había tomado lamentable costumbre.
Levantándose de su cama se dirigió al baño a tomar un par de pastillas calmantes o quizá un baño en el mejor de los casos.
Frente al espejo, miraba su rostro sonrojado. Lo pensaba una y otra vez nuevamente. Hasta que por fin unas palabras tan bajas, casi inexistentes salieron de sus labios.
-Lance... Desearía besarte. - Se dejaría llevar por su mente a partir de ahora.
Ambos ya habían tenido mucho contacto físico, pero ninguno llegaba a la intimidad. Y es que, ni siquiera había algo oficial en ellos. Con todos los líos que Walter le hacía pasar al agente, de alejarse y volver una y otra vez. Los rechazos y huidas que mantenían al espía como loco.
Tal parecía que Walter sólo quería darle un escarmiento como si de una pareja casada se tratará. Esto pasaba por los recuerdos del castaño que de alguna manera lo hicieron sonreir. Muy lejos de la realidad, ya que la tormenta que estaba pasando era verdadera.
Salía del baño, húmedo y con su larga bata, totalmente relajado. Se dejó caer en su suave cama, jugueteaba con sus largas piernas al aire.
Todos somos humanos con necesidades de toda clase. Algunos sólo son ambición, porque el humano nunca está contento con lo que tiene.
Pero esto no era el caso, la necesidad que tenía el oji azul se trataba de pura necesidad sexual y afectiva. Ya no era un niño y tampoco era tan inocente como lo hacía ver a cada día. Pues que más daba, como era mencionado, era una necesidad como cualquier otra, pura por más que la sociedad la tache de la peor manera.
No era nada que nos lleve al infierno, cualquiera quiere ser tocado, besado, tratado con delicadeza, amado y que se le lleve al cielo en un beso.
Su respiración comenzó a acelerar, su piel aún desnuda subía de temperatura, sus mejillas enrojecían. Los ojos de aquel enorme hombre pasaron el un hilo por su mente al igual que aquel recuerdo de su achocolatado cuerpo desnudo en el submarino.
Era hora, se dejaría llevar por su mente para alcanzar el tan anhelado éxtasis. Acomodó su cuerpo en sus almohadas suavecitas al igual que sus sábanas. Era una pequeña batalla interna, pero ya no había tiempo, era inútil engañarse. Pensaría en aquel hombre para satisfacerse, sería un secreto que sólo las paredes de su habitación sabrían.
Abriendo sus largas piernas, posó sus ansiosas manos en su vulva. -Ah...- Con las yemas de sus dedos masajeó su clítoris, comenzaba a salir la lubricación natural.
Tocaba sus pechos con su mano disponible mientras que la otra seguía en su movimiento circular. Metió un dedo en su cavidad mojada, deseaba ser llenado con algo, completado. Los gemidos no dejaban de salir, su mente comenzó a crear escenarios, pasaban recuerdos también. Algunos mayormente de las respiraciones del moreno y de las contables veces de su contacto físico.
Imaginaba que la mano que le daba placer no era suya sino de aquel hermoso hombre.
Aumento la velocidad de su tacto, dejando salir ruidos que al estar mojado sonaban igual que nalgadas que lo excitaban aún más. Volvía a su clítoris, volviendo a masajear nuevamente, en un desespero movió rápidamente sus dedos, haciendo que cerrase sus piernas de golpe por la sobre estimulación.
No era suficiente, deseaba algo más. Buscó en uno de sus cajones de su mesita de noche el artefacto que compró en línea. Un vibrador, no exageradamente largo ni ancho, el cual miró unos segundos aún con la respiración agitada.
-¿Debería... meterlo? - No estaba del todo seguro. Pues al final no quería que un pedazo de metal fuera el primero en hacerlo alcanzar el orgasmo.
Decidió hacerlo a un lado, y continuar con sus dedos. Pasado un tiempo, se logró el placer, pero no era suficiente.... ¿Habrá sido por el experimento que hizo?
- Ayúdame Lance, no sé que he hecho - terminaba el mensaje de voz que el castaño envío al moreno.
Hola nuevamente lector. Todos sabemos que ningún fanfic es bueno sin algo picante. Así que aquí les traigo una pequeña introducción a lo bueno. Debo advertir que no soy muy bueno escribiendo cosas picosonas pero espero les guste.