09. GP de Arabia Saudita

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—Vamos, Carlos. Deja de mirar esas fotos. ¿No ves que me deprimen?

—Si Lando y tú no se hubieran comportado como tontos ese día nada de esto habría pasado.

Charles suspiró cuando Carlos pasó más fotografías de Sergio y Lewis corriendo en las hermosas playas de Baréin.

—Espera —Charles lo hizo detenerse cuando pasó a una fotografía en particular—. ¿Nadaron juntos en el mar?

—Sí —Carlos torció la boca.

—Esas fotografías no las subieron a su Instagram.

—No, estas las tomaron unos fans. Dicen que Lewis no traía traje de baño pero eso no le importó. Se metió con todo y shorts deportivos para acompañar a Sergio.

—Y sin camisa...

—En efecto.

—¿Crees que a Lewis también le guste Sergio? —había duda en la voz de Charles.

—No lo sé, aunque no sería raro.

Charles volvió a suspirar. Sin embargo, cuando vio a Carlos darle double tap a la pantalla varias veces, lo miró perplejo.

—¡Pero deja de darle like a todas sus fotos! ¿No ves que ahora Lewis también es nuestro rival?

—Pero Checo se ve increíble...

Charles se cruzó de brazos y desvío la mirada del móvil de Carlos para posarla en el garaje de Sergio, el cual no estaba muy lejos del suyo, sin darse cuenta de que otra mirada no muy lejana también apuntaba hacia la misma dirección.

Max tenía una mejor vista del garaje de Sergio, por lo que podía verlo merodear de aquí para allá mientras hablaba con sus mecánicos. Igual que la vez pasada, Sergio no hacia nada más que ignorarlo, pero en el fondo sabía que lo estaba haciendo a propósito ya que era obvio que se estaba esforzando por no alzar la mirada y mirar a su alrededor.

Para su mala suerte llegó Lewis y entretuvo a Sergio un buen rato, dónde no paraba de tocarle el brazo y decirle cosas al oído para que nadie más se enterara. Eso lo hacía rabiar, sobre todo cuando los veía sonreír ampliamente y hacer contacto visual para hacer más íntimo el mensaje. Max se estaba hartando de todo eso.

—Ya está todo listo, Max. Ya casi es hora de colocar los autos en la línea de salida.

Uno de los ingenieros lo interrumpió en su misión de espionaje. Como pudo asintió, al tiempo que esbozaba una sonrisa falsa.

—Bien.

—Por cierto, la vez pasada se quedó prendida una de las computadoras del garaje —eso capturó de inmediato la atención de Max—. Antes de transportar el equipo hacia aquí detectamos que había un fallo a la hora de encender y apagar el equipo por segunda ocasión, pues aunque parecía que estaba apagado, la máquina volvía a encenderse minutos más tarde, como si se hubiera reiniciado. Revisando el historial de sesiones, tu nombre era el último que aparecía en él —Max iba a decir algo, pero el ingeniero no lo dejó hablar—.  No te preocupes, ya quedó solucionado, pero de todas maneras cuando quieras consultar algo posterior a la carrera avísanos para que nosotros le demos una última revisión. Pudo ser peligroso; afortunadamente no pasó nada.

El ingeniero le dio una palmada en la espalda y se alejó para continuar con sus labores, sin darse cuenta de que Max tenía la mirada ida. Él no había tocado el equipo en la anterior carrera. De hecho, posterior a la premiación y al regaño de su padre, anduvo vagando por el circuito para aclarar su mente ya que no tenía ánimos para ir a celebrar, pero jamás volvió a encender las computadoras siquiera para revisar su desempeño de ese día en la pista.

King of the streets || Chestappen § Chewis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora