Capítulo 10

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Sunoo: —En mi auto. —Dijo como si fuese obvio y luego apuntó hacia el vehículo que tenía a un lado.

Un Chevrolet Tahoe Hybrid en color gris.

Eunki: —En tu auto... —Musité.

Eunki: —Claro, debí imaginarlo. —Reí, sintiéndome tonta.

Él me sonrió y luego abrió la puerta del copiloto.

Sunoo: —Sube. —Me indicó.

Me acerqué y me ayudó a subir, tomando mi mano para servir como un apoyo. Algo en mi estómago se movió y estoy segura de que no es la fierecilla; porque ahora permanece muy quieta.

Eunki: —Gracias. —Musité, ruborizada.

Sunoo: —De nada. —Me sonrió de nuevo, haciendo que el color se profundizara más.

Ya hasta inclusive pienso que lo hace a propósito.

Puse el estuche de la cámara sobre mis piernas.

Él subió a su asiento y encendió el motor de la camioneta para ponerla en marcha.

Eunki: —Bonito vehículo. —Dije.

Sunoo: —Gracias, pero me gusta más el de mi hermano. —Rio con franqueza.

Sunoo: —¡Oh! Ahora que recuerdo, dice que le encantaría salir para conocerte.

Eunki: —¿Qué?

Sunoo: —La idea de Bitna. —Aclaró.

Eunki: —Oh, claro, pues... en ese caso, genial. —Musité.

Sunoo: —Te va a agradar, es muy buena persona. —Me dijo, mientras maniobraba con el volante del auto para dar vuelta en una calle.

Eunki: —¿Tratas de hacer lo mismo que Bitna? —Inquirí, entrecerrando los ojos y mirándole.

Sunoo: —¿Qué? —La nota de confusión en su voz no me pareció falsa.

Eunki: —Buscarme pareja. —Dije.

Él rio y se quitó las gafas de sol, dándole paso libre a la vista de sus bellos ojos.

Sunoo: —¿Bitna hace eso?

Eunki: —Lo está haciendo, estoy segura. —Musité y luego me crucé de brazos, acomodándome en el asiento.

Él volvió a reír.

Sunoo: —Pues juro que no lo hago con esa intención. —Sonrió y se detuvo en una luz roja.

Eunki: —¿Y cómo puedo creerte? —Inquirí, enarcando una ceja.

Ríe de nuevo, divertido por mi juicio.

Sunoo: —¿No basta con que lo haya jurado? —Preguntó, escandalizado y divertido.

Eunki: —No tanto. —Negué con la cabeza.

Seguimos avanzando cuando la luz se puso en verde.

Sunoo: —Bueno, creí que a lo mejor ya tienes pareja. —Dijo.

Eunki: —¿Y qué te hizo pensar eso?

Sunoo: —Pues, eres muy linda. —Se encogió de hombros.

Sunoo: —No veo por qué no.

Me quedé helada y se me fue imposible formular algún pensamiento en ese instante. Yo le parezco linda a él.

El rubor corrió de nuevo por mis mejillas, pintándolas de rojo.

Eunki: —Gracias... —Musité.

Sunoo: —¿Ya me crees? —Sonrió.

Eunki: —Quizá.

El manual de lo prohibido › Kim Sunoo ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora