Jack entró apurado a su habitación, apoyando la mascara sobre una pila de libros en el escritorio antes de desplomarse sobre su silla. En un día normal, una incursión como la que acababan de realizar no sería nada para él, pero por alguna extraña razón se sentía exhausto, su mente daba vueltas y su respiración era pesada, como si algo le aplastara los pulmones.
Permaneció en casi total oscuridad durante unos minutos, iluminado solo por la tenue luz de luna que lograba filtrarse entre las cortinas, tiñendo la habitación de plata. Con la mirada fija en la mascara, como si esta fuera a hacer algo. No lo hizo.
Finalmente, se inclinó hacia adelante, apoyando sus brazos sobre las rodillas. Sus manos inquietas querían sostenerla, pero mantuvo sus dedos entrelazados con fuerza.
-¿Fuiste tú? -susurró Jack.
Un minuto de silencio pasó. Se mordió el labio inferior y suspiró por la nariz, inclinándose un poco más cerca aún.-¿Me estabas hablando? -volvió a susurrar, aguantando la respiración mientras otro minuto de silencio pasaba.
Exhaló una risa. "Gilbert tenía razón, necesito dormir más", pensó, aunque su aparente habilidad para funcionar con solo dos horas de sueño era algo con lo que frecuentaba alardear.
Sintiéndose como un loco, guardó la mascara en uno de los cajones de la mesa y se tumbó en la cama, sin tomarse la molestia de removerse todo el equipamiento que llevaba puesto. Estaba tan acostumbrado a vestirlo que muchas veces se sentía más cómodo con él que sin.
Una vez más, no fue despertado por los rayos del sol o el canto de los pájaros, sino por los constantes golpes firmes en su puerta.
-Adelante -dijo Jack frotándose los ojos.
La puerta se abrió de forma mucho más brusca que la vez anterior y esta vez solo se encontraba Gilbert, sin equipamiento, solo una musculosa gastada y unos pantalones sueltos. Devorando un tarro de lo que él llamaba "un surtido de carnes exóticas".
-El cliente está abajo queriendo hablar contigo, y no parece muy contento - dijo Gilbert con la boca llena-. Aunque no recuerdo haberlo visto contento nunca -dijo golpeando su mentón con una pierna de lo que suponía era pollo, haciendo como si intentara recordar.
-Haz que John y Larry lo escolten hasta aquí arriba -contestó Jack saltando de la cama y acomodando su equipamiento.
-¡¿Aquí?! -preguntó Gilbert sorprendido, escupiendo una ridícula cantidad de comida. Pero sin esperar respuesta, encogió los hombros y salió con paso descuidado.
Momentos después, un hombre delgado y alargado entró por la puerta, seguido por otros dos hombres que, en comparación, parecían bestias salvajes. Vestía un elegante traje negro, guantes negros y blancos, uno de cada color, y un maletín de cuero.
Con un simple gesto de Jack, los dos musculosos hombres salieron de la habitación, y con otro, invitó al cliente a sentarse.
De todos los clientes con los que había trabajado a lo largo de los años, este era sin lugar a dudas el individuo que más mal rollo le daba. Su porte era gentil, pero su peculiar comportamiento lo hacía verse casi... inhumano.
-Señor Goswald, ¿Qué lo trae por aquí? No hemos logrado localizar a su hombre todavía -dijo Jack reclinándose en su silla.
El hombre negó con la cabeza.
-No tengo interés en aquel hombre. Quiero la mascara -dijo el cliente inexpresivo.
Jack dio un salto en su asiento, mirando de reojo el cajón donde la había guardado antes.
-Déjeme explicar -dijo el hombre con serenidad-. Esa mascara pertenece al primer rey de estas tierras y porta un gran valor sentimental para mi maestro. Aquel hombre era solo una excusa. Me disculpo profusamente por no haber sido honesto.
ESTÁS LEYENDO
Providence [ESP]
FantasyLa historia sigue a Jack, el líder de una banda de experimentados cazarrecompensas. Durante una de sus misiones, él y su equipo se encuentran con una extraña mascara, acontecimiento que desencadenaría una serie de sucesos apocalípticos. Pero no todo...