19 - El sacrificio necesario para el cambio

8 1 0
                                    

Vistiendo su nuevo uniforme, pero con la máscara a un costado, Myra observaba con ojos distantes el cielo despejado, acostada sobre las verdes praderas de un lugar que desconocía. Con su mente absorta en el pasado mientras intentaba descifrar qué se supone que iba a hacer a partir de ahora. Una sombra repentina le cubrió el rostro, negándole la placentera calidez de aquel sol de madrugada.

-Es hora. - Dijo la voz de Edward enfrente a ella.

-¿No puede ser otro día? - Preguntó ella tapándose los ojos con el brazo. - Todavía estoy procesando todo.

-Has estado así por días. Niraya se molestará.

-¿Tú confías en él? - Preguntó mirándolo por debajo del brazo, aunque no viera más que su máscara y unos ojos cansados.

-Después de todo lo que nos mostró, ¿tú no?

Myra hizo una leve mueca y volteó sin responder, cerrando los ojos como si tuviera pensado tomar una siesta. Edward no protestó, se sentó a su lado y desplazó su máscara a un costado, igual que ella. Sacó un cigarrillo de uno de sus bolsillos, colocándolo en su boca y acercando su dedo índice a él, una pequeña llama salió de este y lo prendió. Sacudió la mano como quien intenta apagar una cerilla y le dio un fuerte toque al cigarro, expulsando el humo sobre sus cabezas.

-Yo tenía una hija, su nombre era Sarah. Ella era mi luz en lo que de otra forma sería una existencia miserable... Esta realidad le manchó el alma.

-Lo siento. - Dijo Myra sin abrir los ojos.

-Estoy seguro de que tu vida tampoco ha estado llena de felicidad... Nos han dado una segunda oportunidad para acabar con este ciclo, para evitar que lo que nos pasó a nosotros vuelva a pasar una y otra vez. Ese hombre no nos obligó a seguirlo, lo hacemos porque confiamos en su causa, aunque los métodos no son los que desearíamos.

Sin decir nada, Myra se incorporó, colocándose la máscara.

-Vamos.

A las afueras de uno de los muchos poblados del imperio, Edward y Myra observaban cómo las personas recorrían las calles, entrando y saliendo de los locales. Edward sacó otro de sus cigarrillos y lo encendió.

-Yo me encargo, tú cubre mis espaldas. - Dijo él inhalando profundamente antes de volver a colocarse la máscara y arrojar lo que quedó del cigarrillo hacia el pueblo. Mientras volaba, una llama se originó en él, consumiéndolo por completo y expandiéndose con ferocidad. Como si sopladas por el viento, las llamas se apuraron en dirección al pueblo, corriendo por las calles e incinerando todo a su paso, tiñendo el lugar de naranja.

Un nudo se creó en el estómago de Myra al escuchar los espeluznantes gritos y al ver a las personas corriendo desesperadas. "Puedo salvarlos, puedo apagar las llamas" pensaba apretando los puños en un intento de controlar sus emociones. Su respiración se volvió dificultosa y su Aura comenzaba a acelerarse por su cuenta, necesitaba hacer algo antes de que se volviera a salir de control. Miró a Edward de reojo, no estaba segura de cómo él reaccionaría si ella intervenía, pero como si leyera su mente, él habló primero:

-No te detendré, haz lo que veas necesario. - Dijo sin devolverle la mirada. - Pero recuerda, no cambiará nada si no estamos dispuestos a hacer sacrificios.

El Aura de Myra se calmó. Su mirada se obscureció aunque las danzas de las llamas se reflejaran en sus ojos. Los sonidos no tardaron en apagarse, siendo el rugido del fuego el único que prevalecía. Recién cuando una gota recorrió su mejilla es que pudo separar su mirada de aquella escena; los cielos se tornaron grises.


Providence [ESP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora