El fuego de una fogata cubría la mirada semi dormida de Nana, bailando y crepitando sobre un fondo nocturno. Su cuerpo se sentía pesado, cálido, algo la estaba arropando, pero sus ojos se sentían muy perezosos como para fijarse en qué era, solo quería volver a dormir.
-Por fin te despiertas. -Dijo Jack. Su voz la hizo abrir los ojos de golpe. -Estaba comenzando a pensar que no lo harías.
Nana se incorporó, dejando caer la capa de Jack hasta su cintura. Su corazón se aceleró, no reconocía el lugar.
-¿Dónde estoy? -Preguntó, observando las múltiples armas y cuchillos que recorrían el cuerpo de Jack.
-No estamos lejos. -Respondió él, usando un palo para acomodar unas pocas brasas alrededor de una pequeña olla de metal. -Podemos volver en una hora... eso es si es que hay algo a lo que volver -dijo levantando la mirada hacia ella.
La disposición de Nana cambió por completo cuando la invadieron los recuerdos de aquella noche. Derrotada, se cubrió la cara con una mano.
-Eso pensé. -Suspiró Jack volviendo a atender el fuego. -¿Conoces a alguien que pueda hacerse cargo de ti?
Ella negó con la cabeza en silencio. Sus ojos cansados parecían querer volver a dormir, a lo que Jack se apuró a verter un poco del líquido que estaba cocinando en una petaca de metal vacía, ofreciéndosela. Casi que por inercia, la aceptó y se la llevó a los labios. Cuando el amargo y fuerte sabor golpeó su boca, sus sentidos se prendieron, devolviéndola a la realidad.
-¿Qué es esto? -Preguntó ella escupiendo para sacarse el gusto de la boca.
-Solo unas hierbas. -Respondió él con una leve pero traviesa sonrisa. -Con algo tenía que despertarte. -Dijo quitándole la petaca y bajando el contenido de un solo trago. -Te acostumbras... ¿cómo te llamas?
-Na... -Se interrumpió a sí misma y tras pensar unos segundos respondió. -Elizabeth.
-Bueno Elizabeth, yo soy Jack. -Dijo agarrando una antorcha que tenía a sus pies y prendiéndola en el fuego. -Iremos al norte... cuando nos crucemos con un poblado, encontraré a alguna familia que te recoja.
El rostro de Elizabeth se tornó pálido.
-No te preocupes, me aseguraré de que sean buenas personas. -Dijo Jack, dándole unas pataditas a la tierra para ahogar el fuego. -Te cuidarán bien... Vamos, es luna llena, la visibilidad es buena.
Durante el siguiente par de días, caminaron con mínimos descansos por el tranquilo bosque. Racionando de forma cuidadosa los pocos recursos que llevaban encima, con las decrecientes esperanzas de encontrar civilización pronto. Con todo, Jack estaba sorprendido, durante todas las horas de viaje Elizabeth no se había quejado ni una sola vez, de hecho, apenas hablaba. Si fuera Jacob, nunca habría escuchado el final de sus reclamos.
Para el final del tercer día, la comida se había acabado por completo, al menos la que llevaban encima, para suerte de ellos, aquel bosque era más como una pequeña selva, la cual, para la persona con los conocimientos adecuados, se encontraba repleta de comida, aunque esta no fuera exactamente apetecible.
-Saben mejor si los tuestas en el fuego primero. -Dijo Jack al ver a Elizabeth observar su brocheta de hongos con disimulado asco.
Después de juntar coraje por lo que le pareció a Jack una hora, y alentada por el hambre, ella logró bajar los hongos, usando el resto del agua que les quedaba en el proceso. Afortunadamente, habían pasado por un río hace no mucho.
-Iré a por más agua, deberías dormir un poco, no sabemos cuánto nos queda. -Dijo Jack levantándose después de haber devorado su tercera brocheta.
-¿Y tú? Desde que te conocí no te he visto dormir nada. -Respondió ella, rompiendo el silencio que había mantenido desde el primer día.
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Providence [ESP]
FantasyLa historia sigue a Jack, el líder de una banda de experimentados cazarrecompensas. Durante una de sus misiones, él y su equipo se encuentran con una extraña mascara, acontecimiento que desencadenaría una serie de sucesos apocalípticos. Pero no todo...